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Si alguien le preguntase a la castaña que es lo que más amaba en el mundo, la de mejillas abultaditas podría responder que era cualquier objeto con tonalidad "rosa". El rosado era uno de los colores que más le gusta porque pensaba que era sumamente encantador y tierno. Además, era el color perfecto para lograr resaltar su alrededor, cualquier objeto lucía bien en rosa. Sin mencionar que casi todo su hogar estaba decorado con accesorios en diferentes tonalidades del color, haciéndola sentir bonita y femenina.
– Unas panquecas a la orden Dalgom. – le sonrió a su pequeño perrito quien estaba recostado en su colchoneta.
Jisoo tenía a Dalgom como el único recuerdo que mantenía consigo de lo que fue hace mucho tiempo su familia. Un pensamiento doloroso, aun en el presente le seguía afectado. Sin embargo, Jisoo quería pensar que su madre, padre y su hermano mayor la cuidaban desde las alturas. Además, su pequeño perrito travieso resultaba ser la perfecta compañía de la castaña de bonitos ojos.
Enrollando su delgada cintura con un mandil de corazones, se dio prisa de preparar el desayuno y un poco del lonche que llevaría a su trabajo. El primer día quería esforzarse para hacer un bonito decorado que la animaría a comer todo de sus toppers.
– Hoy llegan nuevos alumnos al prescolar. – le comentó al perrito quien la veía recostado en el otro extremo de la sala.
– Estoy muy nerviosa, ya quiero saber quienes aprenderán conmigo este curso – dando saltitos, la castaña caminó hacia el perrito que descansaba en su cojín en forma de flor. Entregandole un poco de agua y croquetas en sus recipientes
Sin perder más tiempo, la castaña siguió preparando las herramientas de trabajo como materiales, juegos didácticos y decoraciones para personalizar su salón de clases.
Kim Jisoo era una de las mejores profesoras en el prescolar, la mayoría de sus alumnos la querían como si de tratara de su hermana mayor, pues la omega no solo era dulce y gentil. Sino que su carácter cálido era fácilmente atrayente para los cachorros que muchas veces eran desconfiados con los extraños, con Miss Kim siempre solían adorarla desde el primer día, porque el encanto e inocencia de la piel pálida era algo que solo los infantes podían percibir.
– Vamos Dalgom, tengo que dejarte con la señora Honny. – apresuró a su perrito mientras el pequeño animalito salía de la casa sujeto con su correa. La mayor parte del día, la castaña permanecía en su trabajo por lo que era necesario que alguien ajeno lo cuidase mientras ella estaba fuera.
Después de dejar al cuidado ajeno a su mascota, la bonita chica había tomado el autobús para llegar a su trabajo. Justo a tiempo para abrir las instalaciones y preparar el material para las clases y empezar con dinámicas de adaptación para los niños. El día estaría totalmente agitado y quizás esa era la razón principal por la que sentía a su omega más ansiosa de lo habitual, el día en sí era perfecto, todo apuntaba a ser un buen inicio de semana.
