Se sentía raro, el entrar a una casa totalmente vasia se sentía de lo más extraño. Caminaba lentamente por los pasillos de esa casa donde ella vivía, la mirada la tenía perdida, parecía un alma en pena, vagando por las penumbras de sus tristes sentimientos, y espantando toda clase de buen sentimiento que aún le quedaba.
Se aproximó hacia un sofá en la sala de esa casa, y se sentó allí con la cabeza colgando hacia atrás, apenas y apoyándola del respaldar de este. Miraba hacia arriba, viendo el techo la atacó el momento que se había permitido crear hace instantes. Soltó un suspiro y cerro los ojos, para luego abrazar sus piernas y posar allí su rostro a medio lado.
Atrevida ¿Que había hecho? Beso al rey de los angeles así nada más, nadie había tenido ese atrevimiento nunca. Se encontró así mismo queriendo salir de ese pensamiento, pero se dió cuenta de que era imposible, se llevó las puntas de sus dedos hacia su boca, tocando apenas sus labios. Tenía los ojos cerrados, y así lo atacó aquel momento, le gusto y mucho lo que esa mortal hizo, podría decirse que era como si una llama dentro de sí, se hubiera apaciguado, pero ¿De que? Él no tenía los mismos deseos mortales, había algo en él que pedía algo de ella, pero ese deseo, aún estaba sin detalles, no sabía que era.
- No puedo..... No puedo sentir ésto - se dijo así mismo en voz baja, aquella frase resonó en esos pasillos, haciendo un pequeño eco entre esa inmensidad y volviendo a él para escucharla de nuevo.
Abrió los ojos al ser envuelto en aquel eco de su contradictoria frase. Encontrándose con un par de preguntas para si mismo ¿Por qué no? Y ¿Por qué ella hizo eso? La primera la dejo de lado por el momento, para enfrentarse a la segunda. Si ella hizo eso, significaba que había algo en ella también ¿Ella sentía algo por él? Podría ser, no estaba seguro, pero ¿Como? Él no podía haber movido algo en un mortal, era imposible, él solo cautivaba miedo y pavor. ¿Por qué le importaba su sentir también? ¿Acaso su ser esperaba algo de él con ella? ¡Eran demaciadas incógnitas! Y para ninguna tenía una buena respuesta. Sé aparto de esas preguntas que salieron de una sola, para enfrentarse con la primera ¿Por qué no? Muy buena pregunta para si mismo, se puso a pensar y a analizar, encontrándose con una gran sorpresa, ¡No habían motivos!
Pero aún así, sentía eso se le pasaría pronto, dándose la ilusión propia de que podía dejarlo pasar, lo que él no sabía era que solo alimentaba ese deseo aún más y en conjunto con sus ganas de verla, observarla y buscar el saber que está bien, hacían que aquel sentimiento creciera dentro de si.
Seijun estaba algo enojada, él lo tomo como si nada fuera lo que ella hizo para él. Le obsequio su primer beso y dijo que no era nada..... Algo en ella se destrozaba de solo pensar en esa frase. Él no reaccionó, no dijo nada, se sentía como una completa estúpida, él no podía sentir lo mismo que ella sentía por él. Era un ángel, no podía entablar una relación con una simple mortal que no es ni de la realeza ni siquiera de un buen linaje ni característica que la hiciera especial entre tantas mujeres.
- No soy digna de ser correspondida por el Gran Sacerdote - se dijo así misma en un tono triste.
Aún tenía la cabeza sobre sus rodillas, la levantó para luego esconderla entre ese espacio que había entre ambas piernas y allí la escondió. Así permaneció durante toda la tarde, se levantó cuando el son decidió darle paso a la luna, para formar la noche, para ir a intentar dormir. Se sentía cansada, pero no tenía deseos de querer dormir, los ojos se cerraba contra su voluntad, y ella hacia un gran esfuerzo para luchar contra eso, al fin el cansancio ganó la ardua batalla y Seijun sucumbió ante los sueños. Para su sorpresa, en esos sueños también se encontró con Daishinkan, lo veía allí como siempre parado delante de ella, solo que dándole la espalda y con las manos tras está, quiso hacercarse a él, pero era uno de aquellos sueños en los cuales no te puedes mover de lugar por más que intentes.
La mañana se hizo notar con sus rayos cálidos a través de la ventana, y tocándole el rostro, anunciando que se levantara. Abrió los ojos para darse cuenta de que estaban llenos de lágrimas, había llorando dormida. No le dió la más mínima importancia, en cambio se levantó y dirigió hacía afuera de la casa.
Presionó el botón y se sentó en la verde hierba para esperar a Daishinkan. Daishinkan no se hizo esperar y a los 2 minutos apareció delante de ella.
- ¿Necesita algo? - Pregunto sereno y calmado.
- Si, tome - le acerco el botón a él, para entregárselo.
- ¿Por qué me lo regresa? - pregunto confundido por tal acto.
- No lo necesito..... - dijo mirando el botón, para luego mirarlo a él- no lo necesito a usted.
Aquellas palabras fueron como una navaja con un buen filo atravesando la carne con gran ánimo de lastimar, así las sintió Daishinkan, claro no lo hizo notar, no quería que se supiera lo que él sentía.
- Usted siempre está en peligro, le aseguro lo necesita - dijo Daishinkan tratando de hacercarse un poco a ella.
- Se que siempre estoy en peligro, pero no quiero tener que volver a verlo a usted - dijo cortante y distante, tratando de evitar la mirada de él, quien buscaba la suya con gran esmeró.
- Diga la verdad...... ¿Que le pasa? ¿Le he hecho algo? - pregunto acercándose aún más. Seijun a cada paso que este daba, ella también lo daba hacia atrás.
- Seijun se armó de valor y suspiro mientras cerraba los ojos y los volvía a abrir - La verdad es que usted me iluciona, me enamora y me hace sentir muchas cosas por usted, pero se que usted no y eso además de su presencia, solo me hacen más daño de lo que ya me han hecho. No quiero aferrarme a algo que no existe, a su compañía y a su amabilidad, pues usted solo es movido por lastima hacia mí.
Daishinkan no supo que decir hacia aquel pequeño discurso que Seijun le dedicó, el camino tras de Seijun se había terminado, dejándola contra la pared de su casa y Daishinkan en frente de ella a punto de acorralarla por completo.
- Yo no soy movido por lastima hacia usted. Me mueve algo que usted no entendería - dijo deteniéndose a solo menos de medio metro en frente de ella.
- No me importa, solo tome. Es mejor así - dijo extendiendo el botón hacia él, mientras mantenía los ojos cerrados. Daishinkan lo tomo entre sus manos y lo miro.
- Entiendo..... Disculpas - dijo en un tono muy delicado que a la vez era sereno.
Seijun abrió los ojos, para llevarse la sorpresa de que él ya no estaba allí. Se llevó la mano a la cabeza y luego se la llevó a la boca, no podía creer lo que le dijo, había apartado de ella la única compañía que le quedaba en este mundo. Ahora sí, ahora sí podía declararse en la completa soledad, todo el que se acercaba a ella terminaba mal, ahora Daishinkan era uno más de sus víctimas, mejor dicho, víctima de ese mal que parecía embrujo. Quiso entrar de nuevo a su casa, pero al entrar se encontró con Zafar sentado de piernas cruzadas sobre el sofá.
- ¡Valla! - exclamó cuan Seijun se dió cuenta de su presencia - ¿Se fue tu amado acaso? - Seijun no respondió nada a eso, en cambio solo lo miro con una mirada atacante - pobre.... Te quedaste sola - dijo luego de una risa aterradora - Pero descuida, yo seré tu compañía.
- Ti jamás serás compañía mía, no eres más que una soledad más vacía que tus deseos lujuriosos - dijo parándose delante de él con la mirada retadora que le adornaba los ojos.
- Tengo que decirte algo..... - dijo levantándose para luego pararse delante de ella - Ahora eras mía y no hay nadie que me impida que lo seas - susurro al oido de Seijun quien se mantenía quieta - ¿No piensas gritar, patalear, arañar o no se, algo para huir?
- ¿Sabes que Zafar? me cansé de ésto, has lo que quieras. Ya no hay nada por qué luchar contra tí - dijo aceptando su destino, verdaderamente se había dejado vencer por todo lo que le había pasado.
- Solo haces esto más fácil para mí - dijo para luego soltar una tosca carcajada.
De ese planeta se la llevó hacia el suyo, aquel en donde Seijun nació y creció. Ella no pudo resistencia a Zafar, solo dejo que fuera lo que debía ser. Si el destino quería que ella fuera de Zafar y no de Daishinkan, así debía ser. No decía ni una sola palabra, en cambio el vacío se apoderó de su mirada, mientas que en la de Zafar lucía uns de gloria y deseo, un deseo que anhelaba cumplir y saciar.
Continuara.....................
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Débil Corazón
FanfictionUna chica humilde pero de puro corazón, en un planeta lleno de vicios y lujuria. Donde menos sé lo esperaba allí la encontró Daishinkan, un pequeño trato lo llevará a descubrir que los mortales no son como el pensaba. Amor, él no comprendía el signi...