De esa noche en la cual, ambos disfrutaron de su amor y explorando la piel del otro, pasaron varios días. Daishinkan estaba realmente ocupado, y Seijun mantenía su cabeza ocupada con cualquier cosa que la entretenía de no pensar en la distancia y lo mucho que lo extrañaba. Ella era muy paciente en cuanto al trabajo de Gran Sacerdote que ocupaba él, sabía que su labor era la más importante sobre la existencia del multiverso, y que en ella solo debía caber la paciencia para poder aguardar esos días de distancia entre ambos.
Estaba afuera de su casa, acostada boca arriba mirando nubes blancas como la plata, pasar en el cielo. El brazo izquierdo lo usaba de almohada, mientras que el otro lo tenía sobre su abdomen. El viento era agradable, le movía los cabellos con su suave brisa hacia atrás, el sol estaba resplandeciente, lo que la obligó a estás a la sombra de un árbol, aquel en el cuál Daishinkan le confesó todo lo que sentía por ella. El recuerdo de la última vez en qué se vieron, vino a su mente, dibujando una sonrisa en su rostro. Recordaba lo que había pasado esa noche, se ruborizó ante tales recuerdos, pues fue algo que verdaderamente era tímido en ambos, pero que resultó bien al final, ella despertó esa mañana, abrazada al pecho de él, quien le sirvió de almohada, pues él no durmió pues esa raza angelical no duerme; se quedó toda la noche solo guardando el sueño de la mujer que esa noche se había vuelto suya, y creyó era lo más razonable, no dejarla sola durante el resto de esa noche.
Tenía los ojos cerrados, solo sintiendo como esa agradable brisa le acariciaba el rostro delicadamente, de pronto sintió como si alguien estubiera parado a su lado, abrió los ojos para luego escuchar lo que este le dijo.
- Vaya, veo que me piensan frecuentemente por aquí - dijo con una sonrisa tierna, mientras se inclinaban solo un poco para verle a la cara a Seijun.
Seijun se levantó rápido y un poco ruborizada ante el hecho de lo que pensaba de él en ese momento y también el hecho de que la atrapó con él en la mente en ese instante. Luego de estar de pie, inmediatamente se fue a sus brazos para abrazarlo y saludarlo con un beso en la mejilla, Daishinkan correspondió al abrazo, pero hubo algo que notó, que lo hizo palidecer un poco. No sabía que decir, sus labios quedaron pegados ante ese hecho que acababa de descubrir y era trágico.
Seijun se dió cuenta de que algo pasaba con él, mientras aún estaba abrazada a él, pregunto que le pasaba, y este se mantuvo en silencio durante largo rato, solo abrazado a ella, buscando palabras para explicar lo que lo afligía en ese momento.
- Debo decirte algo, pero tú decidirás lo que suceda - Dijo en un tono demaciado serio, que le indico a Seijun que era serio el asunto que el le quería platicar - Seijun...... - Le llamo la atención, pues ella no respondió a la frase que él le dijo, así que sospecho que no la escuchaba, cuando en cambio estaba asustandose ante el tono que inquirió Daishinkan.
- Seijun se separó un poco de él, para poder verlo a la cara y atreverse en preguntar - ¿Que es de lo que me quieres hablar? - pregunto temerosa de las infinitas opciones de respuesta. Quien sabe que podía ser de lo que él quería hablar, pero no sé imaginaba lo que él le informo a continuación.
- Dime algo........ ¿No te has dado cuenta verdad? - pregunto hacia algo a lo que Seijun no sabía lo que se refería. Ella lo miro confundida y a la vez un tanto sería, pues el tono con que Daishinkan le hablaba la ponía en ese estado.
Daishinkan le dijo lo que tenía que informarle y Seijun solo se quedó pensando en su hombro. Él le había dicho algo impactante y que no cualquiera se tomaría bien, en cambio Seijun se mantenía lo mejor que pudo estar cualquier persona a la cual se le dijera tal asunto. En silencio, solo pensando y meditando, hasta que pudo hablar luego de que Daishinkan le dijera una última cosa respecto a ese asunto.
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Débil Corazón
FanfictionUna chica humilde pero de puro corazón, en un planeta lleno de vicios y lujuria. Donde menos sé lo esperaba allí la encontró Daishinkan, un pequeño trato lo llevará a descubrir que los mortales no son como el pensaba. Amor, él no comprendía el signi...