Miraba esa proyección con ternura. Adoraba ver esas escena. Dos de las personas que más amaba en el mundo, dos amores diferentes, pero igual de inmensos. El romántico y el de padre. Ver a la mujer que amaba y a su hijo felices de nuevo, le dibujaba una sonrisa candida.
Quería estar allí también, con ellos, acompañándolos como siempre, pero no podía. Si podía doblegar y burlar el castigo de no ver a Seijun, porque estaba compuesto por palabras que lo contradecían y le quitaban poder en otras situaciones. Sin embargo, no podía hacer lo mismo con Vesper. El castigo era no verlo, no tenía más palabras que esas, no poseía material para burlar a su conveniencia.
Seijun estuviera en presencia de su hijo, él no podía hacer acto de aparición, o todo se iría al carajo.
Debía actuar lo más pronto posible en beneficio a la felicidad de todos, y lo tenía pensado para muy poco tiempo a ejecutar.
-Pronto serás mía de verdad -sonrió abiertamente, desapareció su báculo y se llevó las manos tras la espalda para perderse por uno de esos enormes pasillos de columnas flotantes.
Whis miraba desde su lugar a esa mortal que había conmovido los sentimientos de su padre. ¿Que tenía de especial? A simple vista parecía una muchacha cualquiera. Era débil, bastaba solo tenerla cerca y sin pedir demostración, igual se sabía que era frágil como un cristal a merced de la presión. Tenía rasgos un tanto comunes en su especie, el cabello oscuro como la inmensidad del universo. Lo único que diría, podía resaltar de ella, sería lo pálido de su piel. Parecía un copo de nieve, se confundiría en una nevada, hasta sonrió pensando que lo único que la diferenciaría del paisaje, sería ese cabello que la haría resaltar como gota de tinta en una hoja de papel blanca que espera ser portador de un poema.
La escena de una madre cualquiera, atendiendo a su hijo, dándole afecto. Eso veía Whis, y por más que analizaba, no lograba ver lo que atraía la atención de su padre.
Hasta donde sabía, más bien, suponía de todo, Seijun había logrado hasta atraerlo de una forma física, o sea sexual. Pero... Un ángel no tenía ese deseo por el cuerpo como los mortales, ¿Entonces cómo? Ellos no se exitaban con la idea de un cuerpo, entonces... Era otra cosa lo que lo llevó a tener también ese deseo por ella. ¿Que era?
Whis se quedó analítico por largo rato en el que su mirada miraba esa imagen madre e hijo, a la vez no los miraba, no prestaba atención, si no que solo analizaba.
Sería el interior el que movería sentimientos y deseos en un ángel, ya que el físico no tenía influencia en ello. Entonces estuvo analizando una idea errónea de Seijun. No era el color de cabello, no era el tono de su piel, no era su poder, no era nada de eso. ¡Era su corazón! No sé imaginaba qué guardaría ella en él para que Daishinkan se fijase de esa manera tan aferrada a ella, tanto para darle a cargo dos de las cosas más inmensas de la existencia, un ángel bebé y lo que seguía en los planes de su padre.
-Te extrañé muchísimo -le decía Seijun a su bebé, mientras acariciaba su mejilla con delicadeza, haciendo que este cerrara los ojos, para disfrutar de esa caricia delicada que le estaba promocionando su madre.
-Es como un sueño... -murmuró Whis para si mismo, contemplado una idea respecto al asunto.
-Lo es, ángel. Solo la presencia de su padre, para mí, es como un sueño -le dijo apartando a Whis de sus pensamientos, ganado su total atención- Yo nunca me sentí bendecida por la vida, incluso por Dios -sonrió ladina- Debí admitir que cuando se apareció en mi casa, y me dijo que era un ángel, creí que me jugaban la broma más pesada del mundo. ¿Un ángel?, ¿Buscando a esta desdichada? Creo que hasta me burlé de él acusando de que era un criminal, un secuestrador. Solo me miró e hizo algo para que yo le creyera... Le creí, le creí porque nunca ví a nadie hacer eso, menos que lo haría por mí -se sentó sobre el sofá, delante de dónde estaba sentado Whis- Su padre, aunque no es el tipo de ángel que creí, lo fué para mí. Me salvó en más de una ocasión, cuando yo a cambio solo le entregaba mis llantos, mis pesares y mis desgracias, además de latidos de un débil corazón. A veces lo sentía mi cuidador, era... No, es quien siempre está cuando necesito algo. Si, a veces me cuestiono ¿Que ve en mí? Nunca consigo respuesta. Yo solo soy una simple mortal que no tiene nada de especial para un ser como él.
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Débil Corazón
FanfictionUna chica humilde pero de puro corazón, en un planeta lleno de vicios y lujuria. Donde menos sé lo esperaba allí la encontró Daishinkan, un pequeño trato lo llevará a descubrir que los mortales no son como el pensaba. Amor, él no comprendía el signi...