Le tocaba, debía decirle ¿Será que lo hacía? Cerro los ojos y llegó el recuerdo de cuando la conoció. Cuando estaba por irse de ese miserable planeta y al darse la vuelta, se encontró con esos ojos. Sin darse cuenta encontró algo que no buscaba pero necesitaba, algo que no sabía que era pero tenía mente propia, algo que no se dejaba silenciar y con su silencio hablaba todo, algo que le sacaba sonrisas sin decir ni una palabra, algo que tenía en frente y se llamaba Seijun, ella era su pedazo de todo en un corazón lleno de vacíos para llenar.
- Usted...... Usted me gusta, pero no como usted cree. Usted me gusta para entablar una comversacion toda una noche, usted me gusta para respirar sus suspiros y sostener sus anhelos, usted me gusta para sacar cosas que con nadie más puedo sacar, usted me gusta para muchas cosas más de las que pueda creer - confesaba Daishinkan con los ojos serenos y mirándola a los ojos con una mirada que también hablaba junto con aquellas palabras - usted cambio todo tan drásticamente que pase de intimidar con mi voz, a crear sus sonrisas con ella. Antes para mí el amor era una sensación netamente mortal, ahora opinó que no puedo despegarla a usted de mis pensamientos, allí usted se vuelve criminal, pues se atreve a robarme las sonrisas.
Seijun no sabía que decir, no se había equivocado, él si la amaba, y mucho más de lo que creyó que una persona pudiera querer. Lo tenía tan cerca, podía escuchar su voz diciéndole tan hermosas palabras a una distancia que hacia que su respiración rozara su rostro. Se quería morir de la emoción y la sorpresa, el corazón se le quería escapar del pecho, y la razón deliraba con iluciones, ese momento la enternecio bastante, no pensó tenerlo de esa manera nunca.
- Eso quiere decir que usted........ - ls frase de Seijun fue interrumpida Gracias a un acto de parte de Daishinkan que la silencio.
Daishinkan rompió con esa mínima distancia entre ambos, fue en un movimiento tan rápido que Seijun no lo notó, pero éste ya la tenía abrazada de la cintura y luego si se dió cuenta de cuado esté la besó. Sintió como si bajara un cosquilleo por su estómago y subiendo de nuevo para acelerar aún más su corazón, podía sentir el de Daishinkan también, el cuál latía a la velocidad de el de ella sincronizandose uno con el otro.
Beso que muy tiernamente fue evadiendo aquella timidez que los consumía y los callaba sin dejarlos decir lo que sentían el uno con el otro. Fue dulce, fue tierno, fue tal frágil que parecía se iba a romper, y por cuya razón lo trataban suavemente. Seijun ladeó la cabeza para acomodarse a los labios de Daishinkan y así luego subir sus manos a su cuello, Daishinkan subió una de sus manos también, posandola sobre su cabeza. .
- Si...... - despegó sus labios solo un poco para poder completar la frase que le interrumpió a Seijun.
De ese momento que Daishinkan le otorgó a Seijun y está lo correspondió con su amor, paso la tarde. Ambos sentados como aquella vez, en la verde hierba, mirando como el sol se volvía a esconder y daba paso a la luna. Seijun se sonrió recordando algo que le hizo ironía en ese momento. Tenía la cabeza posada en en hombro de Daishinkan y ambos no hablaron durante horas, pues el silencio hablaba tanto por ellos.
- Eso me recuerda a una vieja historia que me contó mi tía. Una leyenda de la tierra - dijo pensativa mientras aún mantenía su cabeza en el hombro de él - Se llama eclipse......
- ¿Como era? - pregunto él al tiempo que se dibujaba una pequeña sonrisa en su rostro. Recordó que Seijun una vez le contó una historia a Zen oh Sama, fue agradable de escuchar, pues tenía su sentimiento detrás.
Se dice que hace millones de años, solo existía el sol y la luna. El día en que se conocieron, se amaron profundamente, pero ocurrió algo, dios creo a la tierra, y les dió un papel a ambos. El sol iluminará la tierra por los días, dando calor y vida a la fértil tierra. La luna alumbraría la noche, daría frío cuando hubiera calor, movería los mares con su brillo y sería musa y dichosa de presenciar a los enamorados. Ellos fueron separados, la luna lloro un llanto tan amargo que el sol no soportaba verla así. Le pidió a dios que por favor ayudará a la luna, pues ella no era tan fuerte como él y no aguantaría estar en soledad. Así dios creo las estrellas, para hacerle compañía a la luna, pero estás rara vez lograban hacerla reír, pues esa tarea solo la lograba el sol. Al sol se le alababa por ser grande y poderoso, el rey de el firmamento, y a la luna se le dió el apodo de la musa, aquella pequeña y solitaria que presenciaba a los enamorados por las noches, sufriendo por no tener a su amor. Pero hasta dios se apiadó de ese amor imposible, y les dió una oportunidad cada tanto tiempo. Era el eclipse, en esa oportunidad el sol se acostaba sobre la luna, mostrándose así uno al otro el amor que se tenían. Se les enseño a la humanidad a no ver ese acto, pues el resplandor de su éxtasis era tan grande que podía cegar a quien los presenciará, y así ambos esperan esa rara ocasión para amarse mutuamente uno al otro. A eso se le llamo eclipse............
- La humanidad crea historias curiosas - comento con una pensativo.
- Me recuerda a usted y a mí - dijo a casi susurros ella.
- No veo similitud - comentó él, mirando a Seijun quien se apartó de su hombro.
- Seijun se sonrió un poco divertida a ese comentario que para ella sonó algo inocente - Tu eres mi sol, eres tan fuerte como un sol Daishinkan........
- Daishinkan ladeó la cabeza reflexionando un poco sobre esa frase "tu eres mi sol" sonrió mirando hacia la luna que adornaba la noche y dijo sin dejar de mirar a esa luna - Entonces tu eres mi mártir luna - luego volteó a verla de nuevo.
- ¿Será que esto es igual de imposible? - pregunto Seijun al aire, pues la pregunta no estaba específicamente dirigida hacia Daishinkan.
- Los eclipses existen de verdad - respondió él, creyendo que se refería a la historia.
- No es eso. Me refiero a esto - dijo haciendo énfasis en "Ésto" al tiempo que con sus manos hacia una especie de seña para referirse a ellos dos.
- Depende de que sea ésto..... Por lo que he visto lo es un poco, pero como lo contó usted en la historia, ambos tenían la oportunidad de amarse - le contesto mientras la tomaba del mentón para mirarla a los ojos.
Querían tener las respuestas ambos, pero habían cosas que con solo el tiempo sabrían, pero talvez era menos de lo que creen. Hay cosas que nadie puede detener ni intervenir, como lo es el destino.
- Usted tiene muchas ventajas, Seijun - dijo mientras soltaba su mentón y se recostaba sobre la hierba, usando su brazo como almohada.
- ¿Cuáles? - Dijo ella posando su mentón sobre sus manos en el pecho de Daishinkan, mirándolo curiosa hacia lo que pudiera responder.
- Usted tiene suerte de tener corta vida, en cambio yo estoy condenado a la eternidad - dijo en un tono meditativo mientras miraba hacia el cielo.
- ¿A qué se refiere? - dijo cautivando la mirada de Daishinkan hacía ella.
- Usted morirá amándome, mientras yo viviré recordando y aferrado a su recuerdo. Eso es un eterno sufrimiento - dijo para luego volver a alzar su mirada hacia él cielo.
Seijun se quedó pensando un poco, ella lo había condena a un sufrimiento eterno ¿Como un amor puede hacer tanto daño? Él era más débil de lo que aparentaba, pero solo con ella. No se imaginaba que sería de él, cuando ella falte a la existencia, pero a eso no se le podía hacer nada, ambos se enamoraron sin querer y eso marcaría la existencia del otro durante toda la eternidad. Algún día ella solo sería un viejo pero hermoso recuerdo en la vida de él, pero no iba a estar siempre, era imposible lo de ambos. Si, ellos eran un fuerte sol, y una dolida luna, que siempre sufrían por el otro y para siempre.
- Seijun suspiro ante todo lo que pasaba por su mente en ese momento - No es culpa de ninguno, pero a la vez es culpa de todos los que se interpusieron - murmuró para si misma, pero Daishinkan la escucho.
- Puede ser, como también puede ser otras cosas. Pero dejemos ese tema de lado - dijo mientras subía su mano para entrelazar sus dedos con el cabello oscuro de Seijun - usted me vasta para la eternidad.
- Seijun sonrió ante esa frase y se atrevió a pedirle algo - ¿Daishinkan le puedo pedir un favor? - pregunto en un tono tímido he inocente.
- Claro, dígame...........
Seijun le pidió algo que hacia prometido hace unos días atrás y quería cumplir, pues no solo era eso, sino otras promesas que dejó a lo largo de su trayecto a través de ese juego infernal que fue su vida.
Continuara................
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Débil Corazón
FanfictionUna chica humilde pero de puro corazón, en un planeta lleno de vicios y lujuria. Donde menos sé lo esperaba allí la encontró Daishinkan, un pequeño trato lo llevará a descubrir que los mortales no son como el pensaba. Amor, él no comprendía el signi...