Trepó por la baranda y entró a mi habitación por la ventana. Había extrañado la adrenalina de salir a escondidas mezclada con el frío de Gotham City.
Había salido una vez más para cobrar un favor a As, necesitaba un dispositivo capaz de hackear la súper-computadora y él tenía uno extra. Una vez que lo amenace con llamar a la policía, accedió gustosamente a prestarme la llave maya.
Cierro la ventana, y antes de mover las cortinas, le doy un último vistazo al cielo estrellado de la media noche. Mis ojos llorosos por el choque del viento atraviesan el paisaje y detallan cada detalle seriamente. Tengo el presentimiento de que todo cambiara a partir de hoy.
Antes de abrir la puerta me detengo, dudosa. Mal momento para tener un cambio de corazón, me regaño. Todos están dormidos, me animo, es ahora o nunca. Dejo un suspiro en el aire, cierro mis ojos con fuerza y sacudo me cabeza, empujando mi duda a un rincón de mi cabeza.
Me quito mis zapatos, dejando que mis medias de peluche hagan contacto con el suelo, y abro la puerta con cuidado de no hacer sonar las bisagras. Salgo al pasillo dando pasos largos y livianos, rezando por no despertar a nadie. Bajo las escaleras evitando puntos donde sé que la madera rechina, salto de lado a lado de manera cómica hasta que llego a la primer planta.
Sonrió con suficiencia, mirando las escaleras por ultima vez antes se seguir por mi camino. Doy vuelta sobre mi propio eje y planeo el resto de mi camino, el cual es considerablemente mas sencillo.
Mi mente se llena de alerta al reconocer el sonido de un vaso de vidrio impactando algo que retumba entre la penumbra. Muerdo mi labio inferior mientras me detengo y escucho atentamente mientras le ruego a los cielos haberme equivocado de sonido. El estruendo de metal contra vidrio se repite de manera debil y delicada, justo como cubiertos chocando contra un plato. Maldigo mentalmente cuando lo entiendo, el sonido viene de la cocina.
Debato que tan buena idea seria ir. Tal vez pueda escabullirme a la cueva, pero me arriesgo a que me descubran, sino es que lo han hecho ya y la persona en la cocina espera mi llegada, en ese caso, no llegar llamaría la atención, cosa que no quiero.
Decido acercarme a la cocina sigilosamente. Me acerco a la puerta entreabierta que deja ver la luz que emana la cocina. El olor de simple leche caliente se cola en mis fosas nasales, haciéndome sentir más alerta. Ninguno de ellos, ni siquiera Alfred, calentaría leche sin ponerle una pizca de cúrcuma. Me asomo entre la abertura de la puerta, vislumbro una mujer dandome la espalda involuntariamente. Una larga cabellera color chocolate se extiende por su espalda, tiene una blusa negra ceñida a su cuerpo y piel bronceada.
Frunzo el ceño. No conozco a nadie con una descripcion como aquella, pero aún así me da un extraño sentido de familiaridad, como si la hubiese visto antes. La cabellera se mueve y gira sobre su propio eje, dándome la cara.
Siento como mi alma abandona mi cuerpo al ver su rostro. Sus rasgos afilados, cejas pobladas y ojos verdes. Es ella. Es Talia Al'Ghul.
¿Que está haciendo aquí? ¿Viene a matar a los Wayne? ¿Que hizo el señor Wayne para entrar al radar de la Liga de Asesinos? Se me revuelve el estómago de solo pensar que hace aquí. Si viene a asesinarlo... no se que haré. Mi mente viaja al día que me dieron la noticia de mi hermano. Ella lo mato. Era un niño y ella no dudó.
La ira me invade.
Abro la puerta de golpe y me deslizo a travez del mesón. Lanzó una patada con todas mis fuerzas y esta impacta en su cara. Me bajo de la mesa y la agarro de sus hombros para luego empujarla contra el marco de la otra puerta y estampar su cara contra ella, lo que provoca que Talia gruña. Su gruñido es opacado por un quejido de dolor al impactar la en el otro lado de la puerta. Hay un plato roto en el suelo y soy consciente del ruido que estoy haciendo, pero ciertamente no me importa.

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Stronger | Damian Wayne
FanfictionDos vidas. Un destino. Una ardua búsqueda por redención y un amor tan genuino que pasó desapercibido por todos. "-¿De verdad crees que estoy aquí porque alguien me obligó?- Damian pregunta, su tono severo. -No, pero... -Pero nada, Lee. -Da un paso...