Vals

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Cierro mi libro y lo tiro a la cama con fuerza. Ya es lo suficientemente complicado leer Uvas de la ira mientras desodorante si es buena idea acudir al señor Wayne por ayuda sobre mi acosador, no necesito escuchar a Damian pelear contra el hombre invisible al otro lado de la pared, la cual era lo suficientemente delgada como para escuchar todo lo que pasaba en las habitaciones contiguas.

Mi mísera había iniciado en la mañana, cuando unos gritos salían del despacho del señor Wayne, después Damian salió hecho una furia y el señor Wayne le gritaba desde la distancia. Desde entonces, Damian no ha salido de su habitación.

Me levanto de mi cama y salgo de mi cuarto, me dirijo directamente a tocar la puerta de Damian. El la abre luego de unos minutos.

— ¿Que?

— ¿Podrías hacer silencio? Estoy intentando leer — el chico rueda los ojos y se dispone a cerrar la puerta nuevamente.

Me voy a mi cuarto y me acuesto en mi cama, un pétalo blanco llama mi atención, creí haberme desecho de ellos. Ayer, justo cuando me di cuenta de lo que hacía a esa rosa roja, me la lleve para el baño y empecé a despedazarla buscando algún rastreador o micrófono, pero no había nada. No pude dormir, aunque sea un poco.

Que esta persona pueda entrar a sus anchas significa que es realmente un profesional, y si puede burlar la seguridad de alguien como Batman, entonces es alguien potencialmente peligroso. ¿Debería decirle al señor Wayne? Una parte de mi me dice que no es necesario, qué hay cosas que debo resolver sola, pero, ¿Si no les digo, los pondría en peligro o los protegería? ¿Y no será el señor Wayne, de algún modo, parte de esto? Niego con mi cabeza ante la idea, el señor Wayne nunca me mentiría, o al menos eso creo. Suspiro frustrada. Tengo demasiadas preguntas, y prácticamente ninguna respuesta.

Entonces, el sonido de Damain tirando golpes al aire se hace presente nuevamente y yo ruedo los ojos con desesperación. Me levanto de la cama y me dirijo a su puerta, una vez más.

— ¿Que?

— ¿Que parte de hacer silencio no se entiende? Si quieres entrenar ve a la cueva y déjame leer en paz. ¿Que mierda tengo que hacer para que te calles?

El chico se queda callado, mientras se queda analizándome con su mirada.

— ¿Como sabias cómo entrar a la tienda?

— Adivine — me encojo de hombros.

El chico mantiene su mirada conectada con la mía por unos segundos que se sienten como interminables, y por alguna razón siento un pequeño rubor aparecer en mis mejillas cuando el desvía la mirada.

El chico frunce el ceño y se limita a entrar a la habitación, y al no haber cerrado la puerta, lo tomó como una señal para que lo acompañe. Entro despacio, consiente de realmente no me invitaron, pero aprovecho para captar cada detalle sabiendo que posiblemente, nunca vuelva a pisar esta parte de la mansión.

Mi primer pensamiento es que huele bien, huele a Damian. Es ordenado, limpio, y su habitación está construida y acomodada como un espejo de la mía. A diferencia de mi habitación, la de Damian no tiene nada en las paredes, y el edredón de la cama es un color neutro. El recuerdo de mi habitación de Blackday me golpea de repente, así que lo sepultó dentro de mi mente, donde pertenece.

Damián se aclara la garganta, lo vuelvo a verlo solo para encontrarme con un pedazo de madera en mi cara, a pocos centímetros de mi nariz.

— ¿Y eso? — levanto una ceja.

— Si tú ganas, dejaré de hacer ruido para que puedas volver a tu patética vida — me rio sonoramente y niego con mi cabeza — Si yo gano (como obviamente va a ocurrir) Me dirás como supiste realmente lo de la tienda.

Stronger | Damian WayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora