Dejemne pintarles un cuadro. Una niñs de quince años esta en la habitacion de la par, su cadaver junto al de su hermano. La habitación principal, sumida en silencio. Un silencio sepulcral, lleno de inconformidad. Nadie podía creer que la chica había muerto. Todos parecían divididos entre la conmoción y tristeza, pero todos tenían el amargo sabor de la pérdida en el paladar.
Bruce Wayne le da una mirada más a la habitación, sin decir palabra alguna. Rachel Roth estaba sentada en un sillón junto al resto de su equipo, y mira fijamente a un punto fijo mientras luchaba para mantener las lagrimas lejos de sus mejillas. Jon miraba a Damian, ciertamente preocupado por la reacción del chico, quien apenas escucho la noticia, se puso completamente serio y tenso. Gar había perdido ese brillo de travesura que caracteriza sus ojos, y en lugar de Jaime, se encontraba sentado Bart Allen, conocido como Kid Flash. Jaime no se había acercado a su grupo, por el poco tiempo que había compartido con Anna, se convirtió en parte vital del equipo, ahora ya no estaba.
El dolor era evidente, no todos conocían a la chica, pero todos sabían un poco de su historia. Creada en un laboratorio junto a su hermano, dada a un par de agentes en una misión con seis años de duración y devuelta a la tutela del señor Luthor, separada de los brazos de su hermano, traicionada, y ahora, vilmente asesinada en sus intentos de salvarlos. Estaba muerta, y Batman no le permitió a nadie acercarse a su cuerpo, aunque un chico de ojos hazel lucho por verla, tocarla, porque Vincent no podría jamas crees que Anna estuviese muerta.
Tim aun esperaba que fuese una broma, que su amiga apareciera en el centro de la sala y se burlara de sus caras largas, justo como siempre hacía, pero sabia que no pasaría.
En la mente de su hermano, de Jason, batallaban dos sentimientos, una ira estremecedora y un dolor como solo había sentido al perder a Roy, pero ella lo trajo devuelta, y eso siempre se lo agradecería. Recordó la primera vez que la vio, una niña pálida y flacucha, sarcastica y picara pero reservada, en su traje negro de Blackday, y recordó lo mucho que vio partes de si en ella. Se notaba su determinación y terquedad a metros de distancia, pero eso era justo lo que la hacía tan buena en todo lo que hacía. Si algo agradecía Jason Todd, era que por su casco no nadie podría ver sus lagrimas.
Dick estaba mas callado de lo normal, lo hacia siempre que perdían al alguien en batalla, lo hizo cuando perdieron a Wally, y a Conner aquella vez, pero ya no podía, no podía ser fuerte, no podía sonreír y dar un discurso inspirador, no cuando había planeado invitarla a Blüdhaven una vez que esto terminara, tal vez, incluso, firmar unos papeles de adopción.
Pero Annabelle Lee se convirtió en un efímero recuerdo más, de la insípida vida de los quienes lo arriesgan todo para darle una vida normal a personas que ni siquiera conocen. Proteger a las personas, Anna lo entendía, y pago el precio.
Damian Wayne se levanta, de pronto, ganando la atención de cada una de las demás personas en el lugar, pero sin ponerles atención a las miradas, sale de la habitación.
Nightwing y Rachel intercambian miradas.
— Yo iré — declara la chica, dandole una mirada comprensiva. Gracias a Anna, su habilidad para percibir sentimientos ajenos había aumentado en gran cantidad, ella solo esperaba que no tardase demasiado en disminuir, sentir todo eso, por encima de sus propios sentimientos era demasiado abrumador.
Salió de la habitación y recorrió el mismo camino que Damian había recordó, lo sabia porque el chico había dejado el rastro de sentimientos detrás de él, o como él prefería llamarlos, reacciones químicas completamente innecesarias.
Lo encontró apoyado en la baranda con nada más que el espacio de fondo, se sentía trastornado debajo de sus facciones rígidas. Rachel odio que si no fuera por sus poderes no lo habría notado, pero Anna sí, siempre lo notaba, porque eran dos lados de la misma moneda. Pero no podía odiarla, Anna era su mejor amiga, su única amiga, sin importar que, desde el día que puso un pie en la Torre T, supo que la seguiría a donde fuera sin chistar. Tal vez si se hubiese opuesto a ir a Kasnia, tal vez seguiría con vida, se dijo a sí misma con amargura.
Sin esperar mas, se acerco a la baranda e imito la postura de Damian. Brazos en la baranda y peso sobre ellos. El chico no dice nada, así que ella toma la palabra.
— Ella era mi amiga también — dice Rachel. Se sorprende al sentir como algo se quiebra dentro de ella, como si no hubiese asimilado el era hasta que salió de su boca.
Damian negó con su cabeza. Hablaban de ella como una memoria, algo que ya no esta. Entendía el concepto de la muerte, todo lo que conllevaba, pero él la había visto hace tan solo dos horas, había escuchado su voz, segura y melodiosa, había apretado los labios como siempre hacia por maña cuando algo la preocupa, sus mejillas estaban levemente tintadas de un rosado suave, y sus hermosos ojos miel brillaban con determinación. La había sentido, su calor, la había besado, y ya no estaba, eso simplemente no podía comprenderlo.
— Creo que deberías tener esto — vuelve a hablar la pelimorada. Busca algo entre sus bolsillos y una vez que lo tiene, se lo muestra a Damian — Se le cayó cuando estábamos en Kasnia, iba a dejármelo, pero creo que te pertenece ahora.
Damian agarra el relicario con una sola mano, y el recuerdo de cada vez que lo vio asomado en el cuello de Anna lo golpea. Cierra su mano alrededor del relicario y la aprieta con fuerza hasta que se la clava en la piel, pero luego abre su mano una vez más, por mas que doliera no podía atreverse a dañarlo, no cuando era lo ultimo que le quedaba de ella.
— Gracias — le atina a decir. Su voz suena tosca y casi como si no lo sintiera, pero Rachel sabe que esta intentando asimilarlo todo, así que solo asiente con su cabeza, y ambos guardan silencio.
Aveces el silencio es mejor, se dice Rachel a si misma, y es verdad, aveces el silencio es todo lo que dos almas rotas necesitan para sanar.
Después de un rato, cada uno se vio obligado a volver a sus ciudades, después de todo, el deber de un héroe nunca termina.
Jason se había desaparecido, Tim llego a ayudar a un Alfred muy dolido, casi derrumbándose, Dick volvió a Blüdhaven y cerro con llave la habitación que estaba destinada a Anna, el solo pensar en ello le daba demasiado dolor.
Damian simplemente salió cada día a patrullar no volvía hasta el amanecer, necesitaba descargarse y la ciudad tenia más de un saco de boxeo humano disponible. Se había vuelto mañoso, cada noche, sin falta, iba al edificio frente al almacén 24/7 como si la esperará, y siempre se iba después de un rato, cuando el cielo empezaba a aclararse.
Bruce Wayne se encontraba en la oficina todo el tiempo, intentando ponerse al día con su trabajo. Todos se habían encariñado con la niña más de lo que tenia previsto, incluso el, de cierta forma. No se habia encariñado de ella en si, o me mal entiendan, sino de su efecto en los demas, mas importante, su efecto sobre su hijo menor, Damian. Ella no le temía, si apenas lo respetaba, era algo refrescante, siempre, sea Bruce Wayne o Batman todos hacían lo que el decía, incluso Jason tenía un leve sentido de autoridad de vez en cuando, pero ella no. Lo supo el primer día que la vio salir de la mansión a escondidas.
Anna era como un huracán, fuerte y tenaz, podía con todo a su paso, el problema era recoger las piezas rotas cuando ella ya no estaba. Pero si algo es seguro, es que los huracanes son necesarios, desintoxican, cambian, limpian, y cualquiera que sobreviva a ellos se hace mas fuerte.
Si, ciertamentente ahora todos ellos son mas fuertes. Y como dijo el maestro, Stephen King.
Se acabo lo que se daba.
Nota de la autora:
Gracias por acompañarme en este viaje
Att: bibi061116
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Stronger | Damian Wayne
FanfictionDos vidas. Un destino. Una ardua búsqueda por redención y un amor tan genuino que pasó desapercibido por todos. "Una vida larga no significa nada si no eres feliz, pero más importante, si no cumples tu destino. Solo serías un desperdicio de oxigeno...