El inicio del fin

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~1500 horas a 1600 horas.

Mi pierna se mueve arriba y abajo, dando saltitos nerviosos. Espero por una respuesta que posiblemente no llegara. Miro la cara de los chicos y el señor Wayne, y por primera vez no puedo imaginar lo que piensan.

Les conté todo. Les conté sobre mi hermano y su muerte, sobre mis sueños, el acosador... Damián me ayudó en algunas partes cuando no podía encontrar las palabras, pero también se sorprendió cuando hablé de los sueños. Mi mente estaba dividida en dos: una parte se sentía aliviada por decir la verdad, la otra estaba nerviosa por su reacción.

— Déjame ver si entendí ... — habla Jason — ¿Crees que Roy está vivo, cautivo en algún lugar de... Kasnia? — pregunta y su tono de voz me asusta. Se escucha enojado, muy, muy enojado.

Asiento con mi cabeza levemente. El chico me mira seriamente, entonces una sonrisa cínica se forma en sus labios.

— ¿Es broma? Dime que es un broma — se levanta del sillón y camina. Miro a Damián, buscando que me diga que hacer, pero el chico está muy ocupado poniéndole atención a su hermano — Roy esta muerto — escupe Jason. Vislumbro un rayo de dolor e ira en su voz que hace que me estremezca — Yo estaba ahí, en la explosión. No hay forma de que pudiese sobrevivir eso... Roy está muerto, Anna. — noto que no usa mi apodo, simplemente me llama Anna, como cuando está molesto.

— Jay... — me levanto y me acerco a él — Se que es un tema sensible, lo mucho que duele perder a alguien, pero tal vez haya esperanza. — pongo mi mano en su hombro, dudosa. Nunca lo había visto así, no se muy bien como actuar ¿Debería abrazarlo? ¿Actuar como si nada? ¿Restarle importancia?

Jason me da una respuesta a las preguntas en mi cabeza cuando quita mi mano de su hombro de un golpe. Miro a Jay a los ojos, donde había cariño y alegría solo se encuentra un azul frío, gélido. Los chicos se levantan al instante, aún así, es el señor Wayne el que se interpone entre Jason y yo. Mi mano me arde, y sin siquiera verla, se que está roja, así que la escondo detrás de mi.

— Aléjate de mi, Annabelle — farfulla Jason — Si no fueras tan estúpida y orgullosa para creer que podías arreglarlo todo sola, Roy seguiría con vida.

Lo miro, estupefacta. Se que está en lo correcto, si hubiese pedido ayuda en lugar de ignorar la situación, Roy y Jason no hubiesen entrado al búnker ese día, no hubiesen caído en la trampa. Roy no estaría en peligro, eso si realmente esta con vida y Jason no hubiese quedado herido.

Miro a los demás, y por sus expresiones, puedo ver que ninguno esta en desacuerdo con las palabras de Jason. Eso duele mucho más que mi mano.

— Yo... — empiezo a hablar, pero pronto me doy cuenta de que no tengo nada que decir, estoy sin palabras — Debo ir a... si — corro a la puerta y salgo, dejándola cerrarse detrás de mi. No debí dejar que Damian me convenciera, esto fue una mala idea.

— ¡Huye, como siempre! — grita la voz de Jason a travez de la puerta — ¡Cobarde!

— ¡Jason! — regaña el señor Wayne con voz autoritaria — Es suficiente.

Una lagrima solitaria se desliza por mi mejilla. Cierro mis ojos e intento la técnica que me había enseñado mi padre desde que era pequeña. Respiro profundo, inhalo y exhalo. Agarro todos mis pensamientos negativos y emocionales y los hecho a un lado, luego los encierro detrás un muro mental. Tal vez no sea lo mas sano, pero ahora necesito mantenerme a raya.

Doy mi primer paso lejos de la puerta, y un mareo se apodera de mi. El sentimiento de caida libre se repite en todo mi cuerpo mientras que todo se vuelve blanco. De pronto, me encuentro en mi habitación de la mansión, pero me veo como si estuviera fuera de mi cuerpo.

Stronger | Damian WayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora