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–¡Adeen despierta! ¡Despierta!– era Lucy que gritaba bastante emocionada y sacudía mi hombro para despertarme –¡Es real! ¡Narnia es real!–.

Me sente y busqué mis pantuflas, pero me faltaba una.

–Aquí esta– dijo Edmund (que por cierto no sabía qué estaba en la habitación) y me dio lo que buscaba.

–Gracias– dije somnilenta –¿Sabes qué tiene Lucy?–

El negó con la cabeza. Me levanté de la cama y Edmund me tomó de la muñeca para ir a la habitación de Peter.

–¿De qué estás hablando, Lu?– preguntó Peter con voz ronca.

–¡Narnia! Está en el ropero, yo se los dije– respondió la menor bastante emocionada.

–Fue un sueño solamente– interfirio Susan.

–No, es real. Volví a ver al señor Tumnnus y está vez Edmund también entró–

Todos lo miramos esperando una respuesta. Yo me separe un poco de él, ya que seguía tomando mi muñeca.

–¿Conociste al fauno?– preguntó Peter, en respuesta Edmund negó con la cabeza.

–Bueno... En realidad él no entró conmigo– dijo Lucy parándose de la cama –Él... ¿Qué hacías ahí, Ed?– preguntó confundida.

–Yo sólo... Fingía contigo. Discúlpame, Peter, se que no debí alentarla– habló mientras una sonrisa malévola se formaba en su cara –Pero así son las niñas pequeñas, ellas nunca saben cuando dejar de fingir–

¿Por qué es tan mala persona? Tenía ganas de arrancarle la cabeza.

Lucy comenzó a llorar y salió corriendo de la habitación, Susan y Peter salieron tras ella (claro que Peter le dio un empujón a Edmund antes de salir de la habitación).

–¿Cuál es tu problema?– pregunté realmente enojada –¿A quién crees que impresionas? Solo quedas como un gran tonto, quieres fingir ser un adulto cuando realmente solo eres una mala persona. Y si crees que los adultos actúan así, entonces deberías ir a un hospital a que te revisen el cérebro– no le dí tiempo de contestarme y salí del cuarto para ver como estaba Lucy.

Tal vez fui muy grosera, pero realmente me enoja la manera en que trata a Lu.

Me encontré con Lucy abrazando a mi abuelo y a la señora Macredy diciendo que nos mandaría a dormir al establo.

–Lleve a esta pequeña por una taza de chocolate– dijo mi abuelo a la señora Macredy.

Ella se llevó a Lucy a la cocina, mientras mi abuelo se quedó y nos llevó a nosotros 3 a su oficina.

Me senté en una de las sillas y me recargué en el escritorio, todavía tenía bastante sueño.

–Alteraron la estabilidad de mi ama de llaves–.

–No volverá a suceder– dijo Peter rápidamente.

–Es nuestra hermana, profesor– habló Susan.

–Estaba llorando– mencionó mi abuelo mientras preparaba su pipa.

–Sí, estaba molesta– dijo Peter un poco apenado.

Mi abuelo solo asintió con la cabeza.

–Dice que descubrió un bosque en el ropero de arriba– explicó Susan.

Mi abuelo levantó la cabeza y nos vio sorprendido –¿Qué dijiste?– preguntó intrigado.

–En el ropero de arriba– hablé yo está vez –En el que Ilkay siempre me asustaba diciendo que había fantasmas–.

Las Crónicas De Narnia: 𝔼𝕝 ℍ𝕒𝕕𝕒 𝔾𝕦𝕖𝕣𝕣𝕖𝕣𝕒 [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora