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El castor nos guió por el bosque hasta llegar a una hermosa presa.

–Ah, perfecto. Mi esposa está préparando té, nos vendrá bien algo caliente–.

–Que linda presa– comenté.

–Aún no está terminada, me faltan detalles. Será un buen negocio cuando esté lista–.

Seguimos caminando y ya estando cerca de la entrada escuchamos la voz de una mujer.

–¿Castor? ¿Eres tú? Estaba angustiada, si me entero que estuviste con tu amigo el tejon...– la pequeña criatura se sorprendió al mirarnos –Oh... No es lo que imagine ¡jamás creí que viviría para ver este día!–

Ella se acercó a nosotros con una sonrisa y empezó a cepillar su pelaje rápidamente.

–Mira mi pelo, no me diste ni diez minutos para arreglarme– reclamo ella.

–Nunca hubieras estado lista aún que tuvieras un mes– dijo el castor haciendonos reír.

–Por favor pasen, necesitan algo de compañía civilizada–

Todos entramos a la presa y la señora Castor fue directo a la cocina para prepararnos algo de comer.

–¿Podemos hacer algo para ayudar al señor Tumnnus?– preguntó Peter.

–Debe de estar en el castillo de la bruja, y ya saben lo que dicen: pocos han cruzado sus puertas... Y vuelto a salir–.

–Debe de existir una manera de poder ayudarlo– dije.

–Algo de comer– dijo la señora Castor colocando un plato con sardinas frente a nosotras –Pero hay esperanza– miró a su esposo –¿Hay esperanza, verdad?–

El escupió el agua y dijo –Oh sí, hay más que esperanza– se inclino en la mesa y susurró –Aslan está en camino–.

Todos nos miramos confundidos, ya que no sabíamos de quien hablaba, ni el como nos podía ayudar.

–¿Quién es Aslan?– preguntó finalmente Edmund.

–“¿Quien es Aslan?”– repito el castor en una carcajada –Ay que simpático eres– siguió riendo hasta que su esposa le dio un suave golpe en el hombro, el nos vio confundido –¿De verdad no saben quién es?–.

–Bueno, no hemos estado mucho tiempo aquí– explicó Peter.

–Pues sólo es el rey de todo el bosque. El gran jefe. El verdadero rey de narnia–

–Ha estado ausente muchos años–

–Pero a vuelto. Y los está esperando en la mesa de piedra– dijo entusiasmado.

–¿Nos está esperando? – pregunto Lucy.

Definitivamente esto tiene que ser uno de mis sueños raros.

–No puedo creerlo– miró a su esposa –Ellos jamás oyeron sobre la profecía–.

–Bueno, diles–.

–Escuchen: el regreso de Aslan, Tumnnus arrestado, lo de la policía. ¡Todo está pasando por ustedes!–

–¿Nos culpan por esto?– preguntó Susan.

–No los culpamos, todo lo contrario– dijo alegre la señora Castor.

–Hay una profesia– siguió el castor –"Cuando el hijo de Adán en carne y hueso en el trono de Cair Paravel este sentado, los malos tiempos se habrán ido"–.

–Oiga señor, pero eso no rima–.

–No. Ya sé que no rima y tampoco me dejaste terminar– objetó el Castor –Además hay otra profesia. “Cuando la hija de Eva extienda en alto sus alas, el pueblo y la realeza estarán a salvo.” Y ya sé que eso tampoco rima demasiado, pero eso no es importante–.

Las Crónicas De Narnia: 𝔼𝕝 ℍ𝕒𝕕𝕒 𝔾𝕦𝕖𝕣𝕣𝕖𝕣𝕒 [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora