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Vivan los grandes reyes y reinas”.

NARRADOR OMNICENTE.
El día de la coronación en Cair Paravel había llegado y el evento estaba por empezar, y esa era la razón por la cual Adeena se encontraba dando vueltas por todo el castillo.

La chica llevaba (según ella) horas buscando a los hermanos para asegurarse que estuvieran listos a tiempo.

Después de un rato finalmente entró en una habitación en donde los encontró.

–¡Aquí estaban! Literalmente los he estado buscando por todos lados.

–¡Adeena que linda te ves!– dijo la menor al ver a su mejor amiga.

–Gracias, Lu. Tu también te ves linda, pero ya es hora de irnos, la ceremonia está por empezar.

Salieron de la habitación y comenzaron a caminar, pero antes de salir del pasillo Peter habló:

–Oye Adi ¿puedo hablar contigo?

–Dime.

–No, pero… me refiero a solas.

La chica miró al rubio con una ceja alzada –¿Qué hiciste?– le cuestionó.

Peter sonrió y dijo que no se trataba de él, sino de ella.

–Dímelo después de la coronación que ya vamos tarde.

Edmund solo miraba a su hermano con el ceño fruncido, mientras las chicas miraban la escena tratando de no soltar una carcajada.

–Tranquila– paso su brazo por los hombros de la chica –Hablemos ahora, solo vayamos detrás de los demás.

Ambos caminaron más lento hasta que quedaron a una distancia considerable del resto.

–Así que, Adita.

–No me digas “adita”.

–¿Por qué no? Eres una hadita y yo te digo Adi, es un juego de palabras.

Adeena rodó los ojos al mismo tiempo que sonreía.

–¿Eso era lo que me querías decir?

–No. Quería decirte que un mensajerito me contó que te encontró abrasadita y tomadita de la mano con mi hermano, con sus cabecitas juntitas– dijo a la vez que hacía mímica de un abrazo y manos entrelazadas.

–¿Y de casualidad el “mensajerito” se llama Lucy?

–¡Aaahh! ¡ENTONCES ES VERDAD!– chillo Peter emocionado.

–¡Shh! No grites. Y no, no me gusta Edmund, ese vez solo…

Su frase fue interrumpida cuando Peter dio un sonido de sorpresa.

–Yo nunca dije, ni pregunté si te gustaba– dijo con una sonrisa –Te acabas de delatar ¡ESTAS ENA…– su frase se vio interrumpida ya que la menor le tapó la boca.

–Ya Peter, pareces mi vecina chismosa del siete. Además, aunque eso fuera verdad, yo no le gustó a Edmund.

–¿Ah no?– dijo sarcástico –No ha dejado de voltear hacia acá y mirarme feo.

Adeena miró al frente y efectivamente vio a Emdund mirándolos con el ceño fruncido, pero al notar la mirada de la chica, esté giro su vista hacia el frente.

–¿Y no viste la manera en que te vio cuando entraste a la habitación? Hasta se le iluminaron los ojitos– dijo mientras daba un suspiro dramatico.

Una sonrisa se formó en la cara de la chica y sólo atinó a mirar sus pies, con la esperanza que Peter no lo notará.

Aunque obviamente sí lo noto.

Las Crónicas De Narnia: 𝔼𝕝 ℍ𝕒𝕕𝕒 𝔾𝕦𝕖𝕣𝕣𝕖𝕣𝕒 [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora