XIV ⚔️

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–¿Y qué fueron esas alas que vi por la ventana esta mañana?– me preguntó Peter, riendo con burla –Awww, hoy los dos también se vistieron del mismo color.

–Ahg, cállate o te corto la lengua.

–¿Cortar lenguas?– escuché la voz de Aslan detrás mío.

Me giré despacio, y le sonreí inocente, el león solo rio como respuesta.

–Necesito un momento a solas con el rey Peter.

Asentí, y me dirigí al castillo, había salido para tomar aire fresco cuando me tope con Pet, y no tardó en bombardearme con preguntas de todo tipo para molestarme.

Mientras regresaba, escuché varios pares de alas moviendose por el cielo.

–Hola Adeena– me saludó Matthew, una de las haditas que había escapado conmigo, detrás de él venían todos los demás.

Me crucé de brazos mientras los veía aletear.

–Aún sigo sin comprender cómo aprendieron a volar en menos de un día.

–¿Celosa?– preguntó Laura en tono juguetón.

Sonreí –Tal vez un poco.

Me invitaron a dar una vuelta con ellos, y accedí. Volamos por todo el reino, e incluso fuimos más allá de las nubes, estaba feliz, no había podido volar desde que aparecimos en la playa, y volver a hacerlo era reconfortante.

Traté de disfrutar lo más que pude, el viento en mi cara, la vista, la sensación de libertad, todo lo que no podría volver a hacer.

Sabía que era la última vez que visitaría este lugar tan hermoso, mi abuelo me había contado que mi madre e Ilkay no habían regresado más de dos veces a sus mundos, así que di por sentado que también pasaría lo mismo conmigo. Solo esperaba que mi estadía fuera tan duradera como la última vez.

Llegamos al castillo, y nos fuimos a la conferencia que estaba por comenzar.

–¿Llegué tarde?– pregunté cuando llegué con los Pevensie menores.

–Casi,– me respondió Lucy –por suerte Caspian tuvo que ir a buscar a Susan y Peter.

–¿Qué tal la vuelta?– preguntó Edmund, pasando su mano por mi cintura.

–Bien,– suspiré, podría mover mis alas el resto de mi vida y nunca me aburriría –jamás me cansaré de volar.

Caspian, Peter y Susan finalmente llegaron. El nuevo rey se colocó en el centro la explanada y comenzó a hablar al pueblo.

–Narnia pertenece a los narnianos tanto como a los humanos, los telmarinos que quieran quedarse y vivir en paz serán bienvenidos, pero para los que lo deseen, Aslan puede regresarlos a su lugar de origen.

–Hace muchas generaciones que dejamos Telmar.– dijo un hombre.

–No nos referimos a Telmar– aclaró Aslan –Sus ancestros fueron bandoleros del mar, piratas que cayeron en una isla, ahí descubrieron una cueva, una grieta que los trajo desde su mundo, puedo regresarlos ahí, es un buen lugar para un nuevo inicio.

–Yo iré,– habló un ex soldado telmarino –yo aceptaré la oferta.

–Y nosotros– se unieron una mujer con un bebé, y otro hombre.

Los tres caminaron hasta las escaleras, deteniéndose delante de Aslan.

–Por haber hablado primero, su futuro en ese mundo será bueno.– el gran león exhaló, haciendo que su aliento cubriera a los voluntarios.

Las Crónicas De Narnia: 𝔼𝕝 ℍ𝕒𝕕𝕒 𝔾𝕦𝕖𝕣𝕣𝕖𝕣𝕒 [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora