XIII⚔️

313 25 0
                                    

Despertamos más temprano que los demás, pero decidimos darnos un tiempo extra para estar en la cama. Estábamos abrazados, tenía mi pierna encima de la cadera de Ed, y mi novio tenía su mejilla justo sobre mi corazón.

–Tenía mucho que no estábamos así.

–¿Y que eran esas noches cuando te ibas a meter a mi cuarto?– reí.

–Eso era diferente,– Edmund también rio –iba para ver como estabas, además que siempre estaba asustado de que tu abuelo viniera a revisar la habitación.

–Mi abuelo es tranquilo, pero admito que te hubiera colgado si te encontraba metido en mi cuarto a altas horas de la noche.

El chico bufo –El profesor me odia.

–No te odia, y no te lo tomes personal,– moví mi mano para acariciarle la espalda –mi papá tampoco era mucho de su agrado.

–No me odia, pero tamoco le caigo bien,– se acurrucó más contra mí –que consuelo.

Seguimos charlando durante un rato, con algunos besos de por medio, hasta que finalmente decidimos que ya era hora. Nos cambiamos y fuimos al balcón, queríamos tener privacidad, así que preferimos salir por aire.

Cuando pisamos tierra caminamos sin rumbo durante un buen rato, hasta que decidimos cuál era el lugar correcto para hacerlo.

Subimos por la pequeña colina que daba con la corriente del río, decidimos que sería ahí.

Nos unimos en un abrazo, hoy daríamos un paso importante para seguir adelante con nuestra relación.

–¿Listo?– pregunté, con mi mano dando leves caricias a su cabello.

–Sí,– se separó, y me miró directo a los ojos –¿y tú?

–También.

Nos sentamos frente a frente, y tomé aire para empezar a hablar, era el momento de encarar todo lo sucedido.

–Yo...– suspiré –No sé por dónde empezar.

–No hay prisa, corazón.– envolvió su mano con la mía –Tomate tu tiempo.

Las lágrimas se acumulaban en mis ojos con tan sólo pensar, no sería una plática fácil.

–Cuando se fueron, cuando te fuiste... Me sentí aterrorizada, me invadió una tormenta al creer que alguien le había hecho algo. Todos los buscamos como locos por meses, pero ahora todo recaía sobre mi– tragué duro para tratar de bajar el nudo en garganta –Había asuntos en el reino y yo tenía que hacerme cargo, el miedo de no poder hacerlo bien me hizo sentirme pequeña, no quería decepcionar a nadie.

>>Por eso que forme la orden, el trabajo en equipo nos permitió mantener un buen equilibrio.

>>Pero pasó el tiempo, y en mis pequeños ratos libres yo sola continuaba con la búsqueda, pero era como tratar de atrapar humo, todo era inútil. Y después de mucho tiempo tuve que descartar la idea de algún asalto o secuestro, no había nada que indicará eso, ni siquiera por parte de los calormenos.

>>Ahí me di cuenta, los únicos que podían desaparecer sin dejar rastro, eran ustedes mismos. Habían abandonado el reino, no sabía la razón, no sabía si lo hicieron a voluntad, no sabía si era algún plan de Aslan, pero él tampoco se había vuelto a aparecer, por mas que rogaba, no tenía ninguna respuesta.

Tuve que detenerme para inhalar, pero el aire se sentía pesado, los escalofríos me comenzaron a invadir, y el interior de mis antebrazos comenzó a cosquillear.

Mi cuerpo tembló al pensar en que todo iba a ocurrir otra vez. Corrección, no pensaba, mi mente daba por hecho de que todo estaba a punto de pasar otra vez.

Las Crónicas De Narnia: 𝔼𝕝 ℍ𝕒𝕕𝕒 𝔾𝕦𝕖𝕣𝕣𝕖𝕣𝕒 [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora