Caí al agua y sentí como todo mi cuerpo se entumecia, tenía calambres y un gran dolor en mis manos y piernas.
El hielo del lago se había roto completamente, así que con dificultad nade hacía la orilla.
Para mí sorpresa a el dolor y los calambres disminuyeron (no totalmente, pero si considerablemente), además que podía escuchar como los demás me llamaban y corrían a auxiliarme.
Pero lo más extraño fue que sentí algo enorme y pesado en mi espalda, pero no era mi abrigo ya que este se me cayó casi al instante que caí al agua, más bien se sentía como si fuera alguna parte de mi cuerpo.
Finalmente mi mano alcanzó la orilla y sentí como los demás me jalaban para poder sacarme y por fin salí a la superficie.
Mire hacía donde estaba el resto, ya que no decían ni una palabra. Todos me miraban con los ojos bien abiertos y con una expresión mezclada entre sorpresa, preocupación y... ¿temor?
–¿Qué pasa?–.
–Adeena... Tranquila– me dijo Susan con cautela –Solo... –
–¡¿Qué?!– pregunté ya angustiada, al momento de hacerlo sentí movimiento en mi espalda y un ligero aire en mis pies.
Gire la vista y ví plumas color café detrás de mí. Me quité rápidamente, pero eso se movía a la par que yo. Mire hacía mi otro hombro y estaba lo mismo.
Estire mi cuello con cuidado y con temor mire mi espalda, percatandome que esas enormes cosas estaban pegadas a mi espalda.
En ese momento caí en cuenta: eran alas.
¡TENÍA UNAS MALDITAS ALAS PEGADAS A LA ESPALDA!
(N/A: son como las alas de Maléfica niña).
–¡¿Qué me paso?!– pregunté asustada y horrorizada.
El castor estaba viendo el lago con detenimiento y dijo –Creo que caíste en uno de los lagos encantados–.
–La magia del lago te convirtió en una especie de hada oscura– habló ahora la señora Castor.
–¡¿Una qué?!– en verdad estaba desconcertada.
–¿El lago la convirtió en eso?– preguntó Peter con el tono más tranquilo que pudo dar.
–El lago puede hacer muchas cosas: convertir una piedra en abeja, a un centauro en un conejo, o a mí en un caballo. Nadie sabe cómo actuará la magia– dijo el Castor.
Lucy me veía con sorpresa, curiosidad y algo de alegría, pero Susan y Peter me miraban con preocupación.
–Solo... Vayamos al río, luego me preocupo por esto– dije y todos volvimos a correr.
Yo chocaba con los arboles, las alas eran enormes y no calculaba bien el espacio, pero finalmente llegamos al río que estaba casi descongelado.
–Hay que cruzar ya–.
–¿No pueden armar una presa?– preguntó Lucy.
–No soy tan veloz, querida–
–Vamonos– Peter nos tomó a mi y a Lucy de la mano.

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Las Crónicas De Narnia: 𝔼𝕝 ℍ𝕒𝕕𝕒 𝔾𝕦𝕖𝕣𝕣𝕖𝕣𝕒 [Edmund Pevensie]
FanfictionAdeena Sanz es enviada a casa de su abuelo debido a los recientes bombardeos en Londres, ella sólo esperaba una larga y común temporada en aquella vivienda, sin esperarse que la llegada de 4 hermanos cambiaría su vida para siempre. Edmud x Adeena. ...