Discusión

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El sonido de la puerta principal de la casa al cerrarse fue lo que hizo que Will saliera de su cama durante esa noche.

Llevaba más de una hora intentando dormir, pero el sueño se le hacía imposible de alcanzar. Había pasado ya más de cuarenta minutos con el móvil en la cama cuando la puerta sonó. Enseguida se levantó. ¿Quién habría salido o entrado en la casa a esas horas? Eran casi las tres de la mañana...

Will se vistió con unas bermudas y bajó al salón de la casa, donde la luz estaba encendida. Allí encontró a Jake, quien parecía acabar de llegar de la calle. Se quitó la riñonera que llevaba puesta y fue a la cocina. No había visto a Will acercarse.

Will estuvo tentando de marcharse de vuelta a su habitación. Jake y él seguían estando tan distantes como siempre. Jake apenas le dirigía la palabra si era necesario, como para pedirle que le pasase algo durante las comidas en la mesa, o para hacerle alguna que otra pregunta necesaria.

Will estaba harto de que fuera así. Se estaba acostumbrando a dejar de pensar en Jake de una manera sexual, pero eso no quería decir que estuviese cómodo sin apenas hablar con alguien con quien convivía.

Jake volvió de la cocina con un vaso, y entonces vio a Will parado en el pasillo. Se paró un segundo y después le desvió la mirada y siguió como si nada. Siempre era igual. Will estaba harto de sentirse un fantasma para él.

—¿Dé dónde vienes?

Jake no lo miró al responder.

—¿Qué te importa?

Will se acercó.

—Son las tres de la mañana, Jake.

—¿Y?

Sacó de una bolsa una botella de alcohol. Era whisky. ¿Acababa de comprarlo?

—¿Has comprado eso?

Jake se sirvió un vaso y se lo bebió prácticamente todo de una. Will se sintió intimidado.

—¿Qué coño te pasa? —Le preguntó Will.

Era la primera vez que veía a Jake beber desde hacía más de dos semanas. ¿Qué motivo iba a tener para hacerlo ahora?

—¿Y a ti qué más te da? Vuélvete a tu puta habitación, Will. Deja de darme el coñazo por una vez.

De nuevo, Will estuvo tentado de marcharse. Pero no lo hizo.

—¿Por qué siempre tienes que hablarme a mí así? ¿Por qué te llevas bien con todos menos conmigo?

Jake se paró a mirarlo, en silencio. Después se sirvió un segundo vaso.

—No voy a tener esa conversación contigo. Y menos ahora.

A Will lo enfureció que se eludiera de hablarlo.

—Empiezo a pensar que el único motivo por el que no te caigo bien es porque... —Se preparó para decir lo que llevaba temiendo esas dos semanas—. Porque soy negro. O porque soy gay. O por las dos cosas. Pero sea lo que sea quiero que tengas los cojones de explicarme por qué no soportas decirme más de dos frases seguidas.

Jake esbozó una risa irónica que después borró para tomar una expresión completamente seria.

—Will, no te soporto no porque seas negro o maricón. No te soporto porque es evidente que te gusto.

Will tragó saliva.

—¿Qué dices?

—Niégamelo. Niégame que no te pasaste toda la primera semana que pasamos en la casa mirándome. Di que si te hubiera dado la oportunidad no lo hubieras intentado.

—Eres gilipollas, Jake.

Lo que decía Jake, ¿era cierto? ¿Habría intentado algo Will con él si hubiera tenido el mínimo indicio de que podría haber funcionado? Will ni siquiera se sentía seguro. Las cosas habían sido diferentes entonces, cuando apenas se conocían. Ya no eran lo mismo. Por supuesto que no. Will jamás intentaría nada con él después de esas palabras.

—Y con el puto juego... —Siguió hablando Jake—. Tendría que haberme negado a jugar. Lo hubiese hecho de haber sabido que te ibas a aprovechar de mí en cuanto tuvieras oportunidad.

—Yo no me aproveché de ti.

—Cuando estábamos en el baño y te amenacé, fue mala idea. Seguro que eso te dio más morbo, ¿a que sí?

De un segundo a otro, Will enterró su puño en el rostro de Jake. Ni siquiera se paró a pensarlo. Lo hizo, sin más.

Jake se llevó una mano al rostro y, cuando la apartó, Will comprobó que le sangraba la nariz. Aun así, no se arrepintió de golpearlo.

Jake lo miró a los ojos. A Will le pareció que sus pupilas estaban brillosas. ¿Iba a llorar? Will se preparó para que el pelirrojo le devolviera el golpe. Pero no lo hizo.

Estuvo a punto de decir algo cuando otra persona habló de espaldas a Will.

—¿Se puede saber a qué coño viene tanto ruido? —Era la voz de Matt.

Will ni siquiera se giró para mirar al otro chico. Jake tampoco le apartó a Will la mirada.

—¿Jake? ¿Estás sangrando?

Jake no respondió a Matt. Tampoco lo miró. Cogió la botella de alcohol con la que había entrado en la casa y se marchó de nuevo en plena madrugada.

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¿Os está gustando la historia? Solo diré que el siguiente capítulo será el más intenso que hayáis leído hasta el momento...

Juego de Chicos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora