La alarma de su móvil despertó a Will a la mañana siguiente.
Abrió los ojos y enseguida volvió a entrecerrarlos por la luz que entraba a través de la ventana de la habitación del motel. Apagó con esfuerzos la alarma y se desperezó en la cama.
Miro hacia el otro lado y vio a Jake aún dormido a su lado.
No podía creer nada de lo que había pasado la noche anterior. ¿De veras habían...? Sí, claro que habían hecho lo que habían hecho. Incluso cuando parecía sacado de sus imaginaciones, Will solo tenía que ver al otro chico vestido solo con los bóxers de Will para saber que nada de eso había sido imaginario.
Se paró a analizar la expresión de Jake al dormir mientras reflexionaba sobre la noche anterior. Cuando estaba despierto, Jake siempre aparentar ser el más duro e inflexible del grupo. Sin embargo, ahora que lo veía dormir, no le parecía más que un niño pequeño. Quizá eso era todo lo que Jake era: un niño pequeño enrabietado que intentaba demostrar ser mayor de lo que era.
Y, si Jake era un niño enfadado porque quería un nuevo juguete, Will había aceptado a ser ese juguete. Después de todas esas semanas sintiéndose mal por la actitud que Jake tenía con él, y ahora aceptaba a hacer todo lo que le pidiera sin siquiera escuchar una disculpa por su parte.
Will se sintió arrepentido, pero ordenó a su cabeza a dejar de pensar antes de que se sintiera peor consigo mismo. Hizo un amago de levantarse de la cama, y entonces Jake lo agarró de la muñeca.
Will incluso se sobresaltó. Se giró para mirar al chico, que lo agarraba aún con los ojos cerrados.
—¿Dónde vas?
—Tengo que ir a clases, Jake.
Hubo un silencio. Will creyó que iba a pedirle que no fuera a clases, a ordenárselo. ¿Era eso a lo que había aceptado Will la noche anterior? ¿Qué era exactamente en lo que se había convertido ahora? ¿Y todo a cambio de...? ¿A cambio de qué? ¿De sentirse aceptado por Jake? ¿Era eso lo único que Will buscaba?
Para alivio de Will, Jake soltó su muñeca, de nuevo sin abrir los ojos, y Will se levantó para empezar a vestirse.
Jake se volteó en la cama, y entonces Will pudo darse cuenta de la erección que guardaba entre las piernas. ¿Cuánto tiempo llevaría así? Recordó lo cerca que habían dormido aquella noche. No hubo un solo segundo en el que no notase su contacto, su respiración, su presencia. Will apartó la mirada de la entrepierna de Jake antes de que este abriese los ojos.
—¿Cómo les va a los chicos? —Preguntó Jake desde la cama, que no parecía avergonzarse en absoluto de su erección.
—No has hablado últimamente con ellos, ¿verdad?
—No. Solo contigo.
A Will le pareció captar algo extraño en la forma en la que dijo esa última frase.
—Las cosas se han puesto feas. Hubo un problema entre los gemelos y Matt. Ahora todo es una mierda.
—¿No habéis seguido con el juego?
—No podemos seguir sin ti, lo sabes. Jugamos todos o ninguno. Y, además, Nick no quiere seguir jugando. Está realmente enfadado.
Jake puso cara de indiferencia.
—Deberías volver a casa, Jake —siguió hablando Will—. ¿Cuánto tiempo piensas seguir aquí, sin ir a clases, sin hablar con nadie? Creo que... Creo que si volvieras podrías ayudar a solucionar las cosas.
Jake tensó su rostro.
—Yo nunca soluciono las cosas.
—Matt te echa de menos, lo quieras ver o no. La semana que viene es su cumpleaños y todo el clima en casa es una mierda y él sabe perfectamente que es por su culpa. Si no vienes e intentamos arreglar las cosas...
—Ya te lo he dicho. Yo no arreglo las cosas. ¿Te crees que voy a aparecer y hacer que todo vuelva a ser lo que era por arte de magia cuando ni siquiera soy capaz de salir de este cuarto?
—Y seguirás sin ser capaz de salir si no nos cuentas por qué estás aquí dentro.
—Mi madre probablemente acabe yendo a la cárcel. Mi otra madre la ha denunciado por maltrato psicológico. ¿Y sabes qué es lo peor? Que no me he dado cuenta, Will. En toda mi vida nunca me di cuenta de lo que pasaba entre mis propias madres, y ahora lo único que me ayuda a perdonarme aunque sea momentáneamente el haber sido tan imbécil es estar bebiendo, fumando o follando contigo. Esto es lo que soy, ¿vale? Así que deja de tratarme como si fuera un salvador porque no voy a serlo.
Will se quedó en silencio, sin saber qué decir ni cómo animarlo. Él no sabía nada sobre Jake. ¿Qué podía decir a su favor? Si decía algo como "eres más que eso" realmente estaría mintiendo.
—Jake, lo siento. Pero es evidente que no puedes culparte por...
—Yo no soy un salvador —lo cortó Jake—, y tú no eres mi psicólogo. Ya te lo dije anoche.
Will comenzó a sentir un nudo en la garganta.
—Pero pensé que podría ser tu amigo.
Jake soltó una risa.
—Eres mi juguete y nunca dejarás de serlo. Eso fue lo que aceptaste ayer, ¿vas a poder cumplirlo o no?
Will le dio la espalda antes de que viera cómo sus ojos comenzaban a brillar. Salió del apartamento sin responder a la pregunta.
Esa misma noche, Will volvió al motel. No entró a la habitación, ni siquiera avisó a Jake de que había ido. Todo lo que hizo fue introducir por debajo de la puerta la nota que pasó esa tarde escribiendo, con la esperanza de poder resolver escribiendo lo que no había sido capaz de hacer hablando.
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¿Will y Jake acabarán llevándose bien o están destinados a tener una relación tan distante y cercana al mismo tiempo?
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Juego de Chicos (+18)
RomanceLo único que Nick, Gabriel, Will, Jake y Matt tienen en común es que convivirán en su nueva casa de estudiantes durante todo un curso. Eso, y que los cinco han aceptado entrar en el juego que Matt les ha propuesto. Las normas son sencillas: -Nadie p...