—Tengo una idea —había dicho Matt—. Una última idea.
Jake, que permanecía sentado en el sofá, preguntó con curiosidad:
—¿De qué se trata?
—Levántate —le ordenó Matt.
Jake, algo extrañado, le hizo caso. Se levantó y se posicionó frente a él.
—¿Y ahora qué?
Matt se acercó a él. Le agarró la camiseta y comenzó a subírsela. Él, aturdido, se ayudó y dejó que Matt le quitase la prenda.
Jake sonrió, algo confundido.
Matt le examinó el torso, como ya había hecho otras veces. Lo acarició con su pulgar. Subiendo por el vientre hasta llegar al cuello, y luego dibujando el contorno de sus pectorales.
—Ahora, te complacemos. Es tu día de suerte, Jake. Vas a poder hacer lo que quieras — Matt volvió a bajar la mano y atacó esa vez el cinturón del vaquero que Jake tenía puesto—. Hacernos lo que quieras —Desabrochó el cinturón junto al botón del pantalón, y después tocó por encima de la tela de la ropa interior el miembro de Jake—. Nos esforzaremos por darte tanto placer como podamos. Disfruta de tu premio.
Jake notó su sonrisa aumentar acompañado por una oleada de calor ante la promesa de Matt. Enseguida sus labios fueron cubiertos por un beso de Matt. El beso fue lento, suave, igual que las caricias que el rubio estaba ejerciendo con su pulgar sobre el glande del pelirrojo.
Jake sintió su cuerpo crecer irremediablemente en esa zona mientras devolvía el beso. Jake, sin entender del todo el juego que Matt parecía estar improvisando, separó sus labios de los del otro chico.
—¿Dónde está la trampa?
—Mientras sea tu turno, podrás experimentar tanto placer como imagines. Pero, sin embargo, tendrás que luchar por no dejar que dicho placer te domine.
Sus caricias se habían convertido en algo más. Había comenzado a masturbarlo por encima de la ropa interior.
—No sé si te entiendo —dijo Jake.
—Quien pierda de nosotros pasará a invertir las reglas del juego. Ya no podrá hacer con el resto lo que quiera. En su lugar, haremos nosotros lo que queramos con él.
Matt intentó librarse del resto de prendas que le quedaban a Jake. Él, agradecido por la fricción que estaba ejerciendo en su miembro, se dejó. Incluso guio la mano de Matt para que enseguida siguiera masturbándolo, ahora sin prendas de por medio.
—¿Y qué hay que hacer para no perder? —Quiso saber Jake.
A Matt se le puso exactamente esa horrible sonrisa diabólica que solo podía indicar que acababa de tener una buena idea.
—No correrse, por supuesto.
Como si de repente el contacto con Matt le quemase, Jake intentó separarse. Matt, que parecía haber previsto el movimiento, lo retuvo agarrando su cintura.
Jake enseguida llevó su mirada a su entrepierna, que Matt seguía masajeando.
—Baja el puto ritmo, Matt.
—¿Por qué? —Preguntó el otro sin disminuir el ritmo de la muñeca.
—Te he dicho que lo bajes.
—Esa es parte de la trampa, Jake. Puedes pedirnos lo que quieras, siempre que sea algo en relación a otorgarte placer, nunca a disminuirlo. Puedes aguantarlo, confío en ti.
—Matt, joder.
Y entonces, Matt no solo bajó el ritmo, sino que lo soltó. Jake, agradecido, soltó un suspiro y retrocedió. Incluso volvió a subirse la prenda de la ropa interior, lo que hizo reír a Matt.
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Juego de Chicos (+18)
RomanceLo único que Nick, Gabriel, Will, Jake y Matt tienen en común es que convivirán en su nueva casa de estudiantes durante todo un curso. Eso, y que los cinco han aceptado entrar en el juego que Matt les ha propuesto. Las normas son sencillas: -Nadie p...