Reunión

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Zach, evidentemente, se sentía más que incomodado. Gabriel se había encargado de llamar a los otros cuatro chicos, y ahora todos se encontraban en el salón, frente a él, esperando explicaciones.

Zach conocía de sobra a los gemelos, pero Will, el pelirrojo y el rubio le eran por completo desconocidos. Dios, ¿cómo iba a explicar que quería... hacer cosas con ellos sin siquiera saber su nombre?

—Explícate —le dijo Gabriel, y entonces todos guardaron silencio.

Zach se aclaró la garganta e intentó parecer lo menos intimidado posible. Joder, como para no estarlo... Los cinco chicos eran... Bueno, dejémoslo en que a Zach le encantaban.

—Bueno, he estado hablando con Gab, y me ha pedido que os cuente a vosotros lo que le he contado a él. En resumen, lo descubrí jugando con Will a... lo que sea que jugáis. Y le pedí que me lo explicara. Y le he pedido que me dejara venir a hablar con vosotros por si me dejaríais... entrar al juego, aunque solo sea por una ronda.

Tragó saliva, aliviado de haberse quitado esa parte, y observó las reacciones. Gab no lo miraba a los ojos, Nick había entreabierto la boca y Will permanecía serio, como si nada. Los otros dos chicos, parecían divertidos. El rubio sonrió, y el pelirrojo directamente se rio. Este último fue el primero en hablar.

—Lo siento, tío. Pero el club de las mamadas gratis está cerrado para ti. Gracias por venir.

Zach no supo qué decir. ¿Cómo podía insistir? ¿Cómo podía convencerlos? ¿O acaso no tenía siquiera esa posibilidad?

—Zach —dijo Nick—. Estoy un poco... sorprendido. Pero creo que no es buena idea.

—¿Por qué no?

—Pues porque... No sé, Zach. Es raro.

—¿Raro? ¿Qué es raro exactamente?

—Gab y yo te conocemos desde pequeños.

—¿Y no estáis jugando vosotros siendo gemelos?

El pelirrojo volvió a reírse.

—Golpe bajo del crío.

Nick no volvió a responder, lo que hizo que Zach se preguntara hasta qué punto los dos habían hecho cosas juntos. Joder, eso sí que era raro...

—A ver —habló el rubio, que le sonreía como con ternura. A Zach, era el chico que menos incómodo le hacía sentir—. ¿Qué te hace querer jugar con nosotros?

Zach se permitió sonreír.

—Joder, ¿tengo que explicarlo? Estáis todos... Bueno, ¿de verdad tengo que decirlo?

—Que te la ponemos más dura que el acero, es eso, ¿no? —Intervino el pelirrojo.

—Jake —lo reprendió Gab—, no seas capullo.

Los dos se fulminaron con la mirada mutuamente.

—No es solo eso, en realidad —dijo Zach. Se cuestionó hasta qué punto sincerarse. En realidad, ya no había mucha mayor humillación que ir a suplicarle a cinco chicos que le permitieran tener sexo con ellos, así que se sinceró del todo—. Soy virgen, ¿vale? Y acabo de darme cuenta de que muy probablemente me gusten los chicos. Y ahora tengo ganas de salir de dudas.

—Si estás aquí suplicando que cinco chicos te dejen mamársela, sí, eres mínimamente bisexual: duda resuelta, campeón —volvió a hablar Jake.

—Entonces, lo que quieres es que te ayudemos a salir de dudas, ¿no? —Quiso saber el rubio.

Zach sonrió.

—Entre otras cosas.

Will se encogió de hombros.

—A mí no me importaría ayudarle.

Jake lo miró extrañado.

—Espera, ¿os lo planteáis en serio? —Miró a Zach de arriba abajo—. Además, ¿este crío que edad tiene? ¿Es siquiera mayor de edad?

—Tengo dieciocho, capullo.

Jake sonrió.

—Ey ey, cuidado, campeón. No te recomiendo que me insultes si justo después vas a querer que te destroce por dentro.

—Me las puedo apañar con el resto. Además, tú tienes cara de ser el típico que ni sabe por qué agujero meterla.

Hubo un silencio solo penetrado por las risas del rubio y Gab.

—Golpe bajo, Jake —se la devolvió Gabriel.

—Si tantas ganas tienes, déjame que te lo enseñe.

—¿Ahora sí quieres aceptar? Eres horrible, Jake —dijo Will.

—¿Qué se supone que vamos a jugar con él? —Quiso saber Nick.

—A nada. ¿Quiere follar? Pues eso haremos. Uno a uno.

—Rotundamente no —intervino Gabriel.

—¿Por?

—Dios, Jake, es virgen —intervino el rubio.

—¿Quieres al virgen para ti solito, Matt?

—Lo que no quiero es que su primera vez sea un jodido trauma por tus gilipolleces. Podemos hacer otras cosas. Algo que le vaya a doler menos, joder.

—¿Cómo qué?

—¿Por qué no elije él? —Intervino Will. Le sonrió—. ¿Tú qué quieres hacer?

Zach se quedó en blanco. Joder, había tantas cosas... Era imposible decidirse, ¿no?

—No lo sé. Yo... O sea, ¿puedo pedir lo que quiera?

—Claro, esto es ahora la puta carta de Santa Claus —dijo Jake.

—Pide, y ya veremos si te lo concedemos.

—¿Podemos...? ¿Podéis enseñarme a hacer buenas mamadas? Con ejemplos prácticos, claro.

Todos sonrieron, menos Jake.

—Vale —dijo Matt, el rubio—. Estoy dispuesto a colaborar con eso.

—Y... —se sonrojó—. En realidad sí estoy interesado en probar... el sexo anal, ¿sabes?

—¿Activo o pasivo? —Quiso saber Will.

—Pues... No sé —soltó una risa nerviosa.

—Vale, también podemos ayudarte con eso —dijo Matt.

—Solo uno de nosotros, sin cebarse —dijo Gabriel. Zach agradeció que lo protegiera de esa forma—. Nick y yo descartados por motivos de tamaño, evidentemente. Y Jake también descartado, todos sabemos cómo es.

—Y una mierda —dijo Jake.

—Que decida él —dijo Will.

—Al azar, entre nosotros tres —dijo Jake—. No vamos a dejarle elegir todo, no tiene gracia.

—¿De repente le tienes ganas al niño? —Quiso saber Matt.

Jake puso su mirada en Zach, y el chico sintió la corriente eléctrica de sus ojos recorrerle.

—Lo haremos al azar —dijo sin dejar de mirarlo—. El que le toque se lo queda. Sin hacerle daño.

El resto de chicos estuvieron de acuerdo, de forma que hicieron el sorteo entre Jake, Matt y Will con ayuda de un dado. Zach no tenía claro quién quería que le tocase, igual que tampoco supo cómo reaccionar cuando el número que salió fue uno de los que correspondía con Jake.

Su mirada de malicia lo incomodó, y a la misma vez lo excitó.

—Vamos a prepararte —dijo Matt—. Te prometemos que nadie va a hacerte ningún daño que tú no quieras que te hagan.

Juego de Chicos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora