"Ponte de rodillas"

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Will leyó varias veces el nombre del contacto que le estaba llamando al móvil antes de creerse que fuera verdad.

Era Jake. Jake le estaba llamando al móvil. ¿Qué podría haber pasado para que quisiera hablar con él cuando la última vez que se habían visto Will el había dado un puñetazo?

Confundido e incluso algo nervioso, Will respondió a la llamada, hablando lo suficientemente bajito en la noche para que ningún otro chico lo oyera.

—¿Sí?

—¿Will? —La voz de Jake sonó entristecida.

—¿Ha pasado algo? —¿Y si Jake se había metido en algún problema y necesitaba su ayuda? Pero eso tampoco tenía sentido, Jake tenía muchos más amigos a los que llamar.

—Necesito que vengas —fue todo lo que dijo después.

—¿Qué? —Preguntó Will.

Hubo un silencio.

—Necesito que vengas —repitió Jake.

—¿ir dónde?

—Te pasaré la dirección.

Esa vez, quien guardó silencio fue Will.

—¿Vendrás? —Volvió a hablar Jake.

Will, tras pensárselo por unos segundos, respondió:

—Sí.

Y Jake le mandó la dirección del motel donde estaba.

Al llegar a la habitación del motel, Jake lo dejó entrar sin apenas saludarlo y se creó un incómodo silencio que el chico pelirrojo tardó en romper.

—Ya sabes para qué te he llamado, ¿no?

Will lo miró en silencio y tragó saliva.

—¿La última vez que hablamos me trataste como a una mierda y ahora te crees que vas a arreglarlo sin siquiera disculparte?

—La última vez que hablamos me partiste la cara —le reprochó Jake.

—Más a mi favor —rodó los ojos—. Ni siquiera tendría que haber venido.

Will caminó hacia la puerta. Antes de que pudiera alejarse, Jake lo agarró del brazo y lo detuvo.

—Y, aun así, has venido —al oírlo decir eso, Will se giró de vuelta hacia él—. Necesito una distracción, solo eso, Will. Necesito quitarme los pensamientos de la cabeza aunque solo sea por un puto segundo, y el alcohol ya no me estaba funcionando. Ya no es suficiente. Necesito más. Te necesito a ti.

Will se detuvo a pensar en lo que Jake estaba diciendo. ¿Acaso se estaba refiriendo a...? ¿Era posible que lo que Jake quisiera de él fuese...?

—Pensaba que no te gustaban los chicos.

Jake lo miró a los ojos absolutamente serio.

—No me gustan los chicos, Will.

—¿Entonces para qué me has llamado?

—Porque hay algo que sí que me gusta. Es algo que siempre he querido pero nunca he conseguido de nadie.

—¿Qué es? —Susurró Will, quien parecía algo intimidado.

—Dominar.

Will esbozó una sonrisa burlona, como si no lo tomase en serio.

—¿Dominar?

—No me conoces, Will. No tienes ni idea de las cosas que pienso —Jake soltó el brazo que sujetaba del otro chico y llevó su mano hasta su nuca, donde apretó con fuerza—, de las cosas que imagino, que deseo. Cosas que harían salir corriendo de esta habitación a cualquier chica a la que se las contase. Y, sin embargo, tú... Si te las contase a ti, Will, si te contase la de cosas que me moriría por obligarte a hacer, ¿te irías?

Will inhaló la cantidad de aire suficiente para llenar sus pulmones, lo que hizo sonreír a Jake.

—Probablemente.

—Mentira —le respondió Jake—. Lo que te dije el otro día era cierto. Te odio porque sé que te gusto. No puedes ocultarlo, Will. Eres incapaz de disimularlo, incluso ahora mismo.

Jake se arriesgó a llevar la mano que tenía libre hasta la entrepierna del otro chico, y entonces sonrió de nuevo al palpar la erección de Will en sus pantalones.

Al saber que no le quedaba forma de disimular su excitación, Will trató de librarse del agarre de Jake, pero este lo sujetó con fuerza.

—Aunque, en realidad, no te odio por saber que te gusto. Eso incluso me agrada. Te odio porque llevaba demasiado tiempo buscando una chica que aceptase a jugar bajo mis condiciones, sabiendo que probablemente jamás la encontraría. Y entonces apareciste tú, y supe que estarías dispuesto —Jake masajeó levemente la polla de Will por encima de sus pantalones, haciéndola palpitar con solo el roce—. Pero eras un chico, y ni estando muerto me hubiese lanzado a tener nada con un chico. Para mí era imposible. Hasta que Matt propuso el Juego de Chicos, y me he dado cuenta de que nada tiene por qué ser imposible. Si solo quiero alguien a quien poder usar a mi antojo, ¿qué más da que seas tú, Will? —Jake sonrió—. A lo mejor Nick tenía razón: una boca es una boca.

Will respiró entrecortadamente, con su mirada clavada en los labios curvados de Jake.

—¿Y si te equivocas? ¿Y si no me gusta hacerlo a tu manera?

—No te asustes, empezaremos por algo facilito. Lo haremos al estilo del juego de Matt: paso a paso, ¿no? A partir de ahora, tú y yo vamos a jugar a nuestro propio juego. Sin nadie que se entere.

Will le aguantó la mirada, pero esa vez no dijo nada.

—Dilo, Will —le incitó Jake—. Si de verdad no es esto lo que quieres, dilo ahora —Jake pasó la mano que tenía sobre la nuca a su cuello. Hizo girarlo levemente mientras acercaba sus labios al oído de Will—. Di que no harás todo lo que yo te ordene. Di que no quieres ser mi puto juguete. Porque, si no dices nada, te prometo que pienso usarte hasta romperte en mil pedazos.

Will volvió a girar su cuello. Lo miró a los ojos. No dijo nada.

Jake se lamió los labios.

—Ponte de rodillas.

Y Will obedeció.

Juego de Chicos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora