Romper

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Las reglas del siguiente juego fueron establecidas la siguiente vez que los chicos se reunieron.

Con la ayuda de una ruleta, elegirían de forma aleatoria a uno de los integrantes del grupo. Entonces, dicho integrante se colocaría en el centro de un círculo formado por el resto de chicos, de rodillas, y usaría su boca con todos ellos, uno a uno, por un tiempo determinado.

Jake no se sentía en absoluto capaz de cumplir con la prueba, pero se presentó igualmente. ¿Qué era lo que esperaba, que milagrosamente no le tocase nunca ser el chico del centro? Todos iban a acabar estando en el centro, ya lo habían hablado, así que era absurdo que tuviese esa esperanza...

Los cinco chicos habían salido de fiesta antes de la prueba, como ya acostumbraban a hacer, y Jake había intentado beber todo cuanto había podido. Y, aun así, sabía que no había sido en absoluto suficiente. De lo nervioso que estaba parecía que el alcohol le hubiera hecho apenas la mitad de efecto que le hubiese hecho en una noche cualquiera.

Cuando llegaron al salón de la casa, donde realizarían la prueba, todos ellos quedaron solo vestidos por sus bóxers. Algún que otro chico comenzaba a marcar más de la cuenta en la silueta de su prenda de ropa, demostrando que empezaban a tener ganas de jugar. Gabriel, por ejemplo, parecía no avergonzarse siquiera de mostrar la erección que amenazaba con reventar sus bóxers. Joder, ¿algún día se acostumbraría el resto al tamaño de las pollas de los gemelos? Probablemente no...

Matt, que parecía ser en realidad el más borracho del grupo, colocó la pequeña ruleta que habían traído en el suelo del salón, y los chicos se colocaron alrededor de ella dejando un hueco para Matt.

—Lanzaré la ruleta, quien señale cuando se pare, deberá colocarse en el centro y empezar a chupar de los otros cuatro.

A Jake le enrabietaba y al mismo tiempo le gustaba la sonrisa de Matt. Le jodía lo divertido que parecía siempre de provocar el caos y la perversión en el resto de chicos. Pero, al mismo tiempo, el pelirrojo llevaba tiempo imaginando cómo sería ver esa sonrisa desaparecer. En los sueños más profundos, donde se permitía fantasear con absolutamente cualquier cosa, por prohibida que fuese, Jake tenía mil y una formas de borrarle la sonrisa.

Matt hizo girar la ruleta y se colocó en su sitio. Jake contuvo la respiración, mientras escuchaba a los otros chicos reír. ¿Por qué de repente se sentía él tan mal jugando a eso? Ya había jugado a pruebas antes. ¿Era por el incremento de la intensidad del juego? No, Jake no creía sentirse abrumado por eso. Era simplemente que...

La ruleta se detuvo. Y lo señalaba a él, a Jake.

Matt fue el primero en romper a reír. Jake lo miró a los ojos. Esa vez, tuvo ganas de borrarle la sonrisa pero de un buen golpe en la mandíbula.

—Al centro, Jake —le dijo Matt.

Jake respiró profundamente. No podía quejarse. En realidad, ya había incumplido parte del juego: Matt no había llegado a chuparle la polla como tendría que haber hecho. Jake se había negado la última noche que lo intentaron, y desde entonces... No había surgido el momento. Matt accedió a mentir por él, y le contó al resto que Jake cumplió con su parte del trato, cuando no era cierto. ¿Cómo iba a quejarse ahora?

Muy a su pesar, y escuchando las risas del resto, Jake se colocó en el centro. El círculo que formaban los otros chicos, los que eran sus amigos, se le hizo de repente intimidante.

¿Qué le pasaba? El poco alcohol que había bebido solo estaba sirviendo para empeorarlo todo, para hacerle la situación más incómoda de lo que había pensado nunca que sería.

—De rodillas, pelirrojo —bromeó Gabriel.

Jake, notando su corazón acelerado, se puso de rodillas.

Juego de Chicos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora