Gabriel miró de vuelta a su hermano en cuanto se quedaron a solas en el dormitorio de Matt.
Nick le apartó la mirada. Parecía avergonzado. Nick no era un chico vergonzoso. ¿Por qué actuaba tan inseguro en situaciones como esa?
—Yo... —Empezó a decir Gabriel—. De verdad que no pensaba que nos fuera a forzar a besarnos ni a...
Nick negó con la cabeza y carraspeó.
—No pasa nada. Ninguno de los dos sabía que iba a pasar. Además, tampoco nos ha obligado, ¿no? O sea... Nos ha presionado pero... Olvídalo.
Nick tomó su ropa interior y se dispuso a ponérselos.
—¿Te vas? —Preguntó Gabriel.
—¿Qué esperas que haga?
Gabriel se mordió los labios. Matt podía haberse corrido en la boca de su hermano, pero ninguno de ellos dos había descargado su excitación aún.
—No sé tú, pero yo necesito correrme.
Se tumbó en la cama de Matt y se llevó ambas manos a la entrepierna.
Nick lo miró hacerlo. Le sonrió.
—Sí, pero creo que la ducha es mucho mejor sitio para hacerlo que la cama de Matt.
—Que le den a Matt, no se va a enterar.
Nick se lamió los labios, se recostó en la cama junto a su hermano y, sin decir nada, comenzó a pajearse. Gabriel hizo lo mismo.
Creía que ninguno de los dos diría nada. Así era siempre que hacían eso estando en la misma habitación. Los dos se centraban en ellos, guardaban más distancia de la que guardaban ahora, y no decían nada hasta que habían terminado para después fingir que nunca había ocurrido.
Esa vez, sin embargo, Nick habló.
—¿Te ha gustado? —Giró su cuello para mirar a Gabriel.
Gabriel hizo lo mismo y contempló a su hermano. Le pareció que estaban demasiado cerca. Pero, después de lo que había pasado, no podía quejarse por ello.
—Sí, bueno, en general sí. ¿Y a ti?
—No me refiero a eso —dijo sin que ninguno de los dos disminuyera el ritmo con el que se masturbaban—. Me refiero a... A mí.
Gabriel supo a lo que se refería. Los besos, las caricias. Gabriel llevaba sintiendo atracción por chicos y siendo consciente de ello desde prácticamente toda su vida. Y, sin embargo, nunca había sentido siquiera curiosidad por su hermano. ¿Cómo iba a sentirla? Era su hermano...
Y, sin embargo, cuando se habían besado hacía unos segundos. Había sido...
—Ha sido raro. Demasiado raro.
Nick sonrió.
—Ya. Ha sido raro —repitió.
—¿Y a ti? ¿Te ha gustado a ti?
Nick frunció el ceño.
—No.
Gabriel no supo si creerlo.
Dios. ¿En qué estaba pensando? ¿Por qué iba a creer que a Nick hubiera podido gustarle lo más mínimo el contacto con su hermano? ¿Acaso... le había gustado a él el contacto con Nick?
—A mi tampoco —se apresuró a decir antes de que Nick imaginara algo que no era.
—Somos hermanos —dijo Nick.
—Lo sé.
—No puede volver a pasar.
—No podemos volver a besarnos.
—Ni a tocarnos.
—Pero el juego...
—Solo durante el juego.
—Y sin besos —dijo Gabriel.
Nick asintió.
—Sin nada de besos. Sin que nos guste.
—Eso es fácil —rio Gabriel—. Si no nos ha gustado hoy, ¿por qué iba a gustarnos en futuras veces?
Nick soltó un gemido instantes antes de empezar a eyacular sobre su propio cuerpo. Gabriel se dedicó a observar su cuerpo contraerse y su rostro tensarse en excitación. Nunca antes había observado a su hermano desde tan cerca y con tanta determinación en un momento como ese.
Nick, antes incluso de terminar el orgasmo, abrió los ojos y miró a Gabriel. Gabriel debería haberse sentido avergonzado de estar mirándolo en un momento tan íntimo como ese, pero no lo estuvo.
Pocos segundos después, fue él quien alcanzó el orgasmo y Nick quien se dedicó a mirarlo. Gabriel no le apartó la mirada a su hermano ni un solo segundo mientras se liberaba del deseo que había estado acumulando durante todo ese rato.
Se sintió enormemente mal consigo mismo cuando se le ocurrieron formas mucho más gratificantes de haber descargado su deseo con su hermano en esa habitación.
Entonces cerró los ojos y comenzó a volver a la realidad después de que su excitación decayera tras el orgasmo.
Dios... ¿Qué acababa de pasar?
Abrió los ojos, pero su hermano se había marchado de la habitación sin que Gabriel se diera cuenta.
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Juego de Chicos (+18)
RomanceLo único que Nick, Gabriel, Will, Jake y Matt tienen en común es que convivirán en su nueva casa de estudiantes durante todo un curso. Eso, y que los cinco han aceptado entrar en el juego que Matt les ha propuesto. Las normas son sencillas: -Nadie p...