Probarlo.

11.2K 683 91
                                    

Los besos del gemelo no eran tan tiernos como los de Will, como si en el fondo estuvieran siendo guiados con esa mezcla de celos que había existido entre ellos dos como motor.

Sin embargo, Jake tenía que reconocer que le gustaba. Siempre le había gustado lo brusco, lo duro. Incluso lo violento. Aquella vez quería probar algo diferente con Will, pero que Jake aportase la adrenalina que siempre le había gustado sentir hacía de aquella experiencia un mix perfecto para el pelirrojo.

Sintió la mano de Will desabrochar el cinturón de su pantalón para después inmiscuirse en el interior de su ropa interior, y Jake mordisqueó levemente los labios de Gabriel en respuesta mientras imitaba a Will con la ropa del gemelo.

Metió su mano en la ropa interior de Gabriel mientras este ayudaba a que sus pantalones cayesen al suelo. Jake se sorprendió de lo dura que se encontraba ya la entrepierna del chico. La recorrió con sus dedos. El recuerdo de cuando tuvo el miembro de su hermano, Nick, entre sus labios se le vino a la cabeza.

Como si Gabriel pudiera leerle la mente, paró sus besos para hablar.

—Cuando se la comiste a mi hermano, ¿con cuánta pudiste aguantar?

Jake se sintió las mejillas arder. No supo si de excitación o algo de vergüenza.

—No me acuerdo bien. Puede que la mitad, o algo menos.

Gabriel sonrió y miró hacia Will.

—Will podría enseñarte.

Jake sonrió de forma irónica.

—Mira, capullo, antes me meto un dildo del tamaño de un brazo por el culo que dejar que me atragantes con esa mierda que te cuelga entre las piernas.

Gabriel frunció el ceño.

—¿La quieres por el culo, entonces?

Jake solo le hizo una mueca para después empujarlo fuertemente, de forma que Gabriel acabó dejándose caer en la cama.

—Vale, fuera de bromas. ¿Qué se supone que queréis hacer?

Jake sintió sus inseguridades amenazar a sus deseos en su interior. Sin embargo, la balanza quedó desequilibrada por la confianza que le aportó sentir la mano de Will tomar la suya.

—Quiero... Quiero probar a sentir a Will dentro —consiguió decir con convicción.

La mano de Will le apretó con fuerza a la vez que se sentaba en la cama junto a Gabriel y frente a él. Terminó de desvestir al pelirrojo y, enseguida, comenzó a chupársela.

Dios... Jake había pensado que sería imposible olvidarse nunca de lo bueno que era Will en el sexo oral. Y era cierto, no podía olvidarse. Pero, sin embargo, también era cierto que era imposible recordar con exactitud cómo de bueno era. El pelirrojo casi lo prefería así. De esa forma, siempre se sorprendía cuando sus labios comenzaban a hacer aquellas maravillas sobre él.

No era solo la facilidad que tenía el chico para hacer desaparecer la polla de Jake en su garganta. Era... Era absolutamente todo. La suavidad de sus labios acariciando el tronco de su miembro, el ritmo con el que trabajaba, la expresión de disfrute en el rostro del chico.

Jake solo podía desear quedarse a vivir para siempre en ese momento.

Sus bolas no eran lo único que estaban segregando líquido en ese instante. Incluso su boca parecía hacerse agua del gusto. Entre jadeos, Jake tiró de Gabriel para que se levantase de la cama, y lo besase.

No estaba acostumbrado a besar a nadie mientras recibía ese tipo de placeres, y la verdad es que deseó poder hacerlo más a menudo. Era la oportunidad perfecta para descargar sobre alguien la adrenalina que su cuerpo estaba recibiendo.

Will decidió hacer una pausa, lo que enseguida los otros dos chicos supieron interpretar.

—Te toca —dijo Jake, sorprendido de las ganas que tenía de probar cómo lo hacía el otro chico.

—Ya, claro —se acercó a susurrarle al oído—. Si no vas a dejar que te la meta, entonces vas a tener que aprender a chupármela sin arcadas.

Jake no se quejó. Sabía que no le dejarían hacerlo. Y, además... Bueno, estaba tan excitado que cualquier acto entre ellos se le hacía interesante.

—Como se te ocurra ahogarme...

—¿Qué? Termina la frase, Jake. ¿Qué vas a hacer si se me ocurre ahogarte?

—Que no pienso parar de follarte hasta que te tiemblen las piernas lo suficiente como para no poder bajar las escaleras.

Gabriel rio, y hasta a Jake se le escapó una ligera sonrisa. Después se sentó en la cama, y comenzó a hacer su labor.

Había esperado que el sabor del gemelo fuese idéntico al de su hermano Nick, pero Jake creyó notar una ligera diferencia. Algo en el miembro de Gabriel lo hacía sentir en su lengua una sensación que, para su sorpresa, no se le hizo desagradable. Se preguntó si sería así con todos los chicos. O, al menos, con los de la casa. Si cada uno sería distinto por su sabor. Jake se encontró con ganas de probarlos todos.

Consiguió llegar hasta la mitad del miembro. No podría llegar a más, era imposible. Así que simplemente se intentó recrear en él. Palpar su sabor, recorrerlo con su lengua. Como si le hubieran asignado la tarea de lamerlo hasta conseguir que se volviese insípeda.

A juzgar por las caricias en el pelo que le entregaba el gemelo, parecía estar disfrutándolo.

Pasaron así un par de minutos, hasta que fue el mismo Gabriel el que le mandó parar.

Los tres chicos se miraron, y fue Will quien habló.

—¿Estás listo para intentarlo?

Jake sabía a lo que se refería. Se paró a observar la entrepierna de Will, más pequeña que la de Gabriel, pero para nada poco intimidante. Jake se mordió el labio.

—No lo sé.

—Pararemos si lo necesitas.

—¿Y qué va a hacer él de mientras? —Dijo mirando a Gabriel.

—Podríamos probar algo. Tengo una amiga que hizo una vez un trío con dos chicos bisexuales. Uno de ellos la penetró, mientras el otro penetraba al chico que la penetraba a ella —Gab entrecerró ligeramente los ojos, como queriendo transmitir a los demás la idea que tenía en su cabeza—. El caso es que mi amiga me dijo que, al hacerlo, el vínculo entre los tres era tan grande que incluso pudo sentir no solo a un chico, sino a los dos. Era como si... Pudiera sentir a ambos a la vez estando en su posición. Dijo haber tenido el mayor orgasmo de su vida.

Jake hizo una mueca.

—Tu amiga tendría que haberse fumado un porro enorme antes de eso.

Gab negó con la cabeza.

—Vamos a intentarlo. Tú te tumbas en la cama boca abajo. Will sobre ti, y yo sobre él. El objetivo, Jake. Es que llegues a sentirme mientras lo hacemos.

Will no dijo palabra en el intercambio de ideas, lo que ya de por sí era más que una señal de que estaba de acuerdo.

Cogió el bote de lubricante y todo lo que dijo fue:

—Túmbate, Jake. Esto tenemos que probarlo.

---------------------------------------------------------------------

Tenía pensado que esta parte de la historia incluyese TODO el acto entre ellos tres, pero visto que mi ritmo de escritura no es el deseado no quería dejaros más tiempo sin actualizaciones. Sé que es cruel por mi parte dejaros siempre con la miel en los labios, pero a cambio prometo que me esforzaré al máximo en hacer cada capítulo lo mejor posible.

Espero que disfrutéis de la actualización. Nos leemos pronto. Os quiero y nunca podré agradecer vuestra infinita paciencia.

Juego de Chicos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora