Capítulo 31

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Maybe if the stars align, maybe if our world's collide
Maybe on the dark side we can be together, be together
Maybe in a million miles, on the highway through the skies
Someday soon we'll be together

He was a dreamer at heart
Chasing the stars, chasing the stars
Rain spread to the sun
I miss you so much, I miss you so much


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Pasó una semana llena de estrés para todos. Ben estaba ocupado aprendiendo todo lo necesario para convertirse en Supremo Gobernador y aprendiendo sobre el ritual de su coronación, por lo que Rey y Kaydel estaban tras él todo el tiempo. Por su parte, Leia estaba muy ocupada con las constantes presiones de que su hijo se comprometiera y con varios senadores detrás de ella para intentar lograr que aceptara a una de sus hijas.

Rey por fin tuvo sus dos días de descanso, así que uno de esos días lo usó para dormir, intentando recuperar algunas horas de sueño, y el otro para entrenar. En la mañana, pidió que su desayuno fuera llevado a su habitación y una vez que terminó, meditó por una hora. Se puso la ropa con la llegó a aquel lugar, tomó su sable amarillo y después bajó al área de entrenamiento.

Necesitaba entrenar y sacar de algún modo sus emociones. Se sentía estresada, insegura, sentía ansiedad y celos, todo aquello no debía predominar, pues tenía que encontrar un equilibrio. Ben se casaría con alguien más, justo como en su otra vida, y esta vez no lo permitiría. Greer había dicho que se esperaba se casara con alguien que perteneciera a la realeza o algo parecido, y ella pertenecía a ello. Era una Palpatine, era nieta de un Emperador, eso debía servir de algo. Lograría que Ben se enamorara de ella y por fin podrían volver a estar juntos.

Destruía droides con agilidad. Y duró así por una hora hasta que sintió a alguien observándola. Apagó su sable y con la fuerza tomó una toalla para limpiar el sudor que resbalaba por su rostro y cuello. Volteó a ver a la persona que la miraba y se dio cuenta que era Ben, causando que se sobresaltara.

—¿Eres una Jedi?—preguntó bastante sorprendido.

—No lo sé. No completamente.

—No entrenaste con mi tío, eso es seguro, te recordaría...—la analizó.

—Tuve dos maestros, pero ya no están—respondió ella, mirando al suelo.

—Lo lamento.

—¿También vienes a entrenar?—Rey cambió el tema.

Ben asintió.

—Necesito desestresarme. Quisiera desaparecer aunque sean unos minutos. Quisiera huir de aquí y ser piloto—suspiró mirando hacia el techo.

—No suena mala idea.

Ben rio y negó con la cabeza.

—Pero no puedo. Mañana tenemos un evento en el senado y debemos estar allí. Más senadores quieren conocerme y quieren que conozca a sus hijas—rodó los ojos—. ¡Kriff! Esto es tan estúpido.

—Lo sé, pero no será tan malo, estaré para sacarte de allí si es necesario—intentó hacerlo sentir mejor.

—Sé que lo harás. Gracias—le sonrió.

—Sólo hago mi trabajo.

—Sí, pero me ayudas más de lo que deberías y apenas llevas una semana a mi lado.

—Hago lo que creo correcto.

—Y te lo agradezco. ¿Quieres entrenar conmigo? Me haría bien alguien con quien tener un duelo de sables.

En otra vida te encontraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora