Rey despertó luego de haber dormido solamente unas pocas horas. Comenzaba a amanecer y esperaba poder llegar a tiempo a despedir al amor de su vida. Se levantó de la cama y vio la sangre de su pie en la sábana y además su camisón también se había manchado, tomó el vestido blanco que sus damas habían dejado la noche anterior y se lo puso rápidamente, peinó su cabello en unas pequeñas trenzas que acomodó en forma de diadema, dejando lo que quedaba suelto y se dispuso a salir. Los guardias no se opusieron y luego de dar la vuelta en una esquina, comenzó a correr por los pasillos hasta que se topó con Rose y Armitage.
- ¿Y Ben? - preguntó esperanzada.
- Salió hace un par de minutos, creímos que ya se habían despedido - contestó Rose, haciendo una mueca.
- No - susurró - No... - Dio la media vuelta y corrió rumbo a las almenas del castillo, el lugar más alto donde podría ver al menos desde lejos a su amado.
Llegó un poco agitada por todas las escaleras que tuvo que subir, se acercó al borde y vio a lo lejos a Ben cabalgando a trueno, mientras el carruaje donde iban sus pertenencias y el otro donde se suponía debía ir él, avanzaban delante de él. Gritó su nombre lo más fuerte que pudo y luego de tres veces, Ben al fin volteó.
Su cabello se movía debido a la brisa que había aquella mañana, algunos mechones se posaban en rostro y luego volvían a moverse, Ben seguía montando su nuevo caballo, sólo que con precaución ya que miraba hacia atrás para admirar una última vez a su querida Rey.
- Adiós amor mío, en otra vida te encontraré, lo prometo - susurró Ben mientras volteaba su cabeza de nuevo hacia el frente.
Rey cerró los ojos y lágrimas comenzaron a salir, no se inmutó en limpiarlas y se quedó mirando a Ben hasta que entró al camino que daba hacia el pueblo, donde ya no podría verlo. Limpió sus lágrimas mientras bajaba por las grandes escaleras, se dirigió a sus aposentos y se acostó en su cama, durmiendo al fin, aunque con las mejillas rojas y aún húmedas por sus lágrimas.
*
Varios días después, Ben llegó a Alderaan y frente a la entrada del castillo lo recibieron Leia, Han, Luke, Brendol Hux y algunos sirvientes, quienes se encargarían de llevar sus cosas de nuevo a sus aposentos. Bajó del caballo y se trotó para abrazar a su madre, quien lo recibió con los brazos abiertos y una gran sonrisa.
- Te extrañé tanto, mi querido Ben. En la cena debes contarnos como te fue en Naboo, ¿entendido? - lo miró con una ceja levantada y él asintió, intentando sonreír.
Cuando llegó la hora de la cena, se puso nervioso, puesto que tendría que contarles lo sucedido, pero también tendría que mentir y era algo que no le gustaba hacer, menos a su familia, a menos que se tratara de una broma de la cual tenia que fingir no saber nada, como lo hacia desde niño.
- ¿Y bien? - preguntó Leia, sentándose en su asiento de siempre para comer.
- Fue una gran aventura - sonrió, aunque parecía más una mueca y se sentó al lado derecho de la mesa- logré hacer alianzas y una de las más importantes fue con Taris - suspiró con nostalgia - además, hice algunas amistades, una de ellas, con la princesa Palpatine. Ella es tan diferente a su abuelo, ella sólo quería ser libre y el emperador nunca la dejó. - sonrió con tristeza - Es una gran chica. - Susurró eso último.
- Me alegra que te hayas acercado a ella, supongo que en ese momento necesitaba a un amigo y gracias a ti lo tuvo.
- Sí - sonrió - un amigo - susurró y bajó su mirada hacia su plato aún vacío para que no notaran su rostro sonrojado.
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En otra vida te encontraré
FanfictionEsta es una historia sobre una díada condenada a encontrarse en cada vida hasta por fin estar junta como siempre debió ser, teniendo varios obstáculos en el camino, volviendo casi imposible su unión. ¿Será que el amor es más fuerte que una alianza o...