Capítulo 8

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Habían pasado dos días desde aquel encuentro entre Ben y Rey, luego de eso no se vieron por diferentes cuestiones.

Ese día, Rey salió rumbo al lago a despejar su mente un rato, luego de un día algo ajetreado. Estaba tranquila descansando con los pies en el agua y mirando el cielo, amaba hacer eso ya que la tranquilizaba. En aquellos días, sus clases fueron muy estresantes porque al menos dos de sus clases habían sido cambiadas a política y de cierto modo estaba algo aliviada ya que una de esas clases intercambiadas fue danza, pero a la vez estaba molesta porque la otra fue la de pelea y realmente amaba esa clase, estaba molesta con su abuelo porque sabía que él había decidido cuáles quitar. Soltó un largo suspiró y siguió moviendo sus pies de un lado al otro mientras veía como se movía el agua en ondas. Recordó la charla que tuvo con su prometido y su abuelo, esperaba que aquel matrimonio no fuera un error completamente y que Geralt no estuviera fingiendo su forma de ser y que al final cuando se casarán mostrará una forma de ser totalmente diferente. Odiaba esto, pero al menos en ningún momento hablaron sobre la consumación, lo que la tenía muy aliviada, no estaba lista y no quería estarlo. El sólo hecho de tener que entregarse a aquel hombre le revolvía el estómago, apenas lo conocía y en un mes se casarían, ¿cómo podría hacer eso con él? Un extraño ante sus ojos con quien apenas si había hablado dos veces en este tiempo de conocerse y se podría decir que conocía más a Ben que a Geralt.

Estuvo así al menos media hora más hasta que decidió volver al castillo. Tomó sus cosas y cuando iba de regresó, le llamaron la atención unas flores que se veían muy bonitas, se acercó y las olió. Aquel aroma era embriagador, era realmente refrescante y le gustaba, estuvo un rato más así y agarró unas cuantas. Se sentó en una banca que había cerca y se sentó a admirar aquel lugar, había flores ya florecidas y otras cuantas qué apenas iban floreciendo, nunca se había dado cuenta de ese lugar, o tal vez sí pero nunca le dio importancia. Miraba las flores que tenía entre sus manos, hasta que escuchó unos pasos acercarse a ella. Giró su cuello hacia el lado izquierdo donde estaba el camino hacia el castillo y vio a Ben acercándose a ella, él se detuvo al darse cuenta que ella lo había visto y le sonrió.

- Hola, Ben. ¿Qué haces por aquí?

- Bueno - se rascó la nuca - Estos días días no te vi para nada y supuse que podrías estar en el lago, así que desde hace dos días vine a ver si te encontraba y hasta hoy tuve suerte.

Rey sonrió ante el comentario de Ben y se le hizo muy dulce de su parte, cada vez más iba enamorándose de aquel príncipe sin darse cuenta.

- No sé qué decir. Nunca nadie había hecho eso por mí, bueno, además de mis damas - ambos rieron. - Gracias. Y bueno, he estado ocupada en varias cosas, estoy estresada y necesitaba librarme de todo eso...

- Así que ya que terminarte con tus deberes, fuiste al lago donde te sientes tranquila. - terminó de decir por Rey.

- Exacto - se sorprendió - vaya, parece como si me entendieras completamente.

- Veo a las personas y las analizo. No me suele funcionar pero por primera vez lo hizo.

- De nada - dijo Rey con una sonrisa y puso su mano en el espacio que había en la banca - ven, siéntate.

Él se dirigió a ella y se sentó donde le indicó Rey, ambos estaban muy cerca del otro y se dieron cuenta de ello. Rey miró sus flores, nerviosa; y Ben, miraba hacia el frente admirando el paisaje.

- Y dime, ¿qué has hecho en estos días? No conoces a nadie ¿o sí? - cuestionó ella.

- Claro que sí conozco a alguien - posó su mano en su pecho e hizo una cara de ofendido.

- Lo siento - contestó ella riendo.

- A quien conozco en este lugar es a mi tío, el rey Calrissian de Bespin. No es mi tío de sangre pero ya que es muy amigo de mi padre, es como de la familia.

En otra vida te encontraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora