03

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Capítulo 03

"¿que carajos?"

—Bien, que te parece si tu solo acomodas estos trastes, mientras yo y fran acomodamos la sala— hablo marta

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—Bien, que te parece si tu solo acomodas estos trastes, mientras yo y fran acomodamos la sala— hablo marta.

Entrecerraste los ojos observando la pila de trastes limpios esperando ser guardados, para después ver a Marta.

—Bien..... Pero esto cuesta un paquete de galletas— te quejaste tendiendo tu mano hacia ella en espera de ser tomada.

—hecho—.

—Bien señorita acendosa— te paraste de tu lugar mientras caminabas hacia la pila de trastes.

—Bien, en caso de que llegue algún familia solo mantente aquí, odian vernos— hablo ella.

—pues mal por ellos—.

—solo llegan ellos y nosotras nos vamos... Recuerda que mañana tienes consulta— hablo acercándose hacia ti.

—tranquila cachetes, tu ve ayudar a Fran— sonreíste con calma.

—Bien... De hecho iré con Harlan, se escondió en su estudio por que la familia llegara o por que le daré su medicamento— hablo burlona.

Marta te sonrió antes de salir de la cocina.

Tu por tu parte te pusiste a guardar los diversos platos. Cada que tocabas una se escuchaba rechinar por lo bien limpios que estaban, algo que te molesto.

Eran demasiados, pero al menos te entretenias en eso, estabas tan distraída, pero no lo suficiente para escuchar las llantas de un auto patinar.

Sólo asómate tu cabeza en visita al pasillo, para después escuchar la voz chillona de fran quejándose como nunca.

No le tomaste importancia y volviste a tu tarea mientras tarareabas una canción.

Escuchaste la puerta ser cerrada de golpe, seguido de fuertes pisotadas, seguiste con tu tarea.

—Quiero un vaso de leche fría— dijo una voz masculina desde la otra habitación.

Lo siguiente que visite fue a Fran pasar hechan o humo por las orejas camino a donde sea que estuviera el recién llegado. Se detuvo y sonrió con maldad, dio vuelta y camino a otro lugar.

—frany!!!— escuchaste nuevamente la voz masculina.

Dejaste de guardar al escuchar su voz, por alguna razón se te hacia conocida. De alguna parte la había escuchado.

Pero no sabías.

Negaste con la cabeza y seguiste. Estabas de espaldas, pues el estante estaba pegado a la pared frente a la entrada de la cocina.

Podías agacharte, pues tu vientre te lo permitía... Pero muy poco, a pesar de tener muy pocos meses estaba un poco abultado.

Escuchaste varias quejas para después pisotadas por todo el pasillo, decidiste ignorarlas.

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