¶¶ dónde T/n está embarazada de nadie más y nadie menos que Hugh Ransom Drysdale.
Hugh Ransom Drysdale y T/n Cabrera tienen un pequeño encuentro.
De ese pequeño encuentro T/n se entera que esta embarazada, algo que no creía capaz, pero al enterarse...
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3:06 a.m.
Marcaba dolorosamente el reloj puesto en la pequeña mesa de noche a lado de la lujosa cama de Ransom.
Si fuera un solo bebé llorón sería fácil, pero en cambio eran dos y parecían no tener botón de apagado. Camille fue la primera en despertar, primero fueron suspiros cortados para después esos lindos pero asesinos pucheros formados en sus pequeños labios.
Como si estuvieran sincronizados, Mateo comenzó después, y realmente era un tortura que ninguno de los dos quisieran detenerse. Cómo fuiste la primera en despertar, cargaste a Camille un pequeño rato, antes de que el otro mellizo empezará, siendo el turno de Ransom.
No sabías si Ransom estaba durmiendo al bebé o el bebé a Ransom.
Cuando lo viste te dió esa sonrisa sarcástica y cansada, y eso que era el primer mes, la primera semana de tenerlos juraste ver cómo compartía una mirada de terror cada que se despertaban. Era como él, tercos y llorones.
De un momento a otro Camille se calmo, comenzando a cerrar sus pequeños ojos, hasta que por fin, siendo una bendición, se quedó profundamente dormida. Sus suaves respiraciones se escuchaban en el gran silencio de la habitación. Mateo no tenía ni una vil intención de dormir, abriendo sus pequeños ojos cada que podía.
—Uh....creo que están sucios —dijiste mientras ahuecabas la pequeña cabeza de Camille, para revisarla suavemente sobre la cama, dónde claramente se acomodo a pesar de no tener tanta fuerza.
—¿Crees? —murmuro Ransom sin abrir los ojos .
—Yo que se, mi instinto me lo dice —aclaraste con orgullo mientras el abrió los ojos, interrogandote con su mirada cansada.
—pero...—dijo en corto, siendo interrumpido por ti. Claro que sabía que ibas a decir, y era una de las peores cosas que había pensado, definitivamente no se vería cambiando un pañal.
—Oh no, yo no voy a cambiar a los dos, uno y uno, así de fácil para los dos, quieres dormir rápido, ¿No? —cuestionaste posando tus manos sobre tus caderas, sin motivo alguno Ransom solo te escaneo con la mirada mientras una sonrisa tonta aparecía en sus labios.
El idiota pensó que bromeabas.
Una vez que le hiciste señas de dejar a Mateo en la cama para cambiarlos, su sonrisa se borró.
—no me estás haciendo esto —nego con incredulidad mientras sentía un puñado en el corazón ante tu ingenua traición.
Negaste rápidamente mientras le volviste a hacer señales, esa mirada de enojo que tenías, sin duda ya dominaste el papel de mamá enojada.
—Ransom, ya en serio —tu queja salió al aire una vez que viste que sus intenciones no eran acercarse. Podías sentir como renegaba como un niño en su mente, y lo confirmaste cuando inclino su cabeza para atrás y formó una mueca de enojo.
