¶¶ dónde T/n está embarazada de nadie más y nadie menos que Hugh Ransom Drysdale.
Hugh Ransom Drysdale y T/n Cabrera tienen un pequeño encuentro.
De ese pequeño encuentro T/n se entera que esta embarazada, algo que no creía capaz, pero al enterarse...
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—gracias por su compra— agradeció la mujer frente a Ransom.
Era alrededor de unos 40 años de edad, pero estaba en buen forma.
Ransom asintió antes de tomar la bolsa en sus manos y caminar a la salida de la plaza.
Decidió comprar aquel pequeño suéter que por alguna extraña razón llamó demasiado su atención.
Jamás se imagino estar comprando pequeña ropa.
Camino hacia su auto con la mirada al frente. Fue cuando observo una silueta recargada en su auto. Entre cerró sus ojos para ver más de cerca pero fue en vano, lo poco que alcanzó a ver fue que parecía ser una silueta femenina.
Con su entrecejo fruncido y notable confusión, se acercó a su auto para matar su curiosidad.
Una vez que se acercó soltó un bufido al reconocer la silueta.
—¿Que haces aquí Meg?— pregunto abriendo su auto sin prestarle atención.
Esta al escuchar su voz con rapidez aventó su cigarrillo al suelo, dando vuelta con sorpresa, para después cambiar su postura.
—mmm..... Lo mismo me pregunto— dijo cruzando sus brazos sobre su pecho.
—¿te felicito?— pregunto Ransom sarcástico metiendo la bolsa de su compra en el auto.
—jódete— dijo ella con notable enojo.
—no aguanta la bebita— dijo Ransom haciendo un puchero en sus labios mientras se quitaba su abrigo negro.
Meg rodó los ojos, su vista callo en el asiento delantero del auto, donde la bolsa de compra estaba. Sonrió con maldad.
—hum..... ¿Es niña o niño?— pregunto con una sonrisa socarrona.
Ransom la observo con una sonrisa sarcástica.
—no te importa drogadicta— dijo el con una sonrisa inocente.
—idiota— murmuró ella rodando sus ojos.
—no soy tu— respondió sonriente más Meg ignoro el comentario.
—mmm que raro ver al cretino de la familia comprando ropa para bebé— comentó fingiendo pensar, ransom poso sus ojos azulados sobre ella.
—te diría "que raro ver a la drogadicta de la familia fumando" pero ya es costumbre— se encogió de hombros fingiendo no saber.
—hum....entonces ¿si tienes un bebé?— pregunto con evidente interés.
—ya te dije, no te importa— contesto recargando sus brazos en el techo del auto.
