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Los témpanos de hielo se empezaban a derretir y la nieve poco a poco empezaba a desaparecer en aquel lugar.

El calor del sol que se asomaba entre las espesas nubes llevaba consigo el anuncio de la próxima primavera.

Aquella mañana Heisenberg se encontraba más serio por no decir fastidiado de lo normal.

Un llamado que Madre Miranda había hecho hacía los jerarcas lo había obligado a salir de su fábrica. Pero esta vez no iba solo.

—No arrastres los pies y camina bien...si te quedas atrás no va a ser mi culpa si no entras.

—No, ya voy~.

Carina corrió hacia él agarrándose del borde de su chaqueta.

—¿Vamos al castillo?.

—Otra vez...que si Carina ¿Recuerdas lo que te dije?.

—No te acerques a el...Besu..go?...no juegues con Angie y no hables con...con...con quien?.

—La zorra chupasangre.

—Ah...

Repaso aquellas reglas en su mente de camino al castillo quedando boquiabierta al ver lo grande que era de cerca.

—Anda, camina.

—Y-ya voy.

Dio unos pasitos rápidos cruzando por la gran entrada de aquel lugar tan lúgubre.

No perdía detalle de por donde caminaban terminando por parar en seco cuando Heisenberg detuvo su paso.

—Heisenberg...

—...Madre.

Carina asomo su cabeza estando detrás de él viendo aquella sala, donde una mujer de vestido blanco y sombrero, otra vestida completamente de negro y con una muñeca en brazos y una extraña criatura jorobada los veían.

—Tarde como siempre.

Se quejo aquella mujer pálida pero de aspecto elegante.

—¿Te dijeron que hablaras? No, entonces cierra el pico.

Carina solo quedó viendo como Heisenberg le respondía a la mujer que a simple vista se veía de un tamaño mayor a los presentes.

—Veo que trajiste a alguien...

Miranda a través de su mascara vio a la pequeña que se escondía tras Heisenberg.

—Impresionante...hasta podría decir que salió a ti Heisenberg.

Después de todo él también era uno de los mejores sujetós de Miranda...pero claro que a ojos de ella, no había sido un recipiente adecuado para Eva.

—Pasa al frente Carina...

La pequeña apretó entre sus manos la chaqueta de Heisenberg para después soltarse despacio.

A paso lento es como quedó al frentre jugando con sus manitas nerviosa ante las miradas de los demás jerarcas.

Claro que la curiosidad no se hizo esperar de parte de alguno de los presentes. Como si levitara, la muñeca se acercó quedando frente a ella.

—¡¿Y está que?! Oh...tiene ojos lindos.

Acerco su mano hacia Carina quien dio unos pasos hacia atrás temerosa ante el aspecto de la muñeca Angie.

—Es una niña ¿por qué traes una niña?...ugh...no es común...

Carina dio un brinquito al escuchar al apodado Besugo cerca suya...¿En que momento se le había acercado tanto?

Claro que Angie fue quien detuvo el paso de aquella horrenda criatura.

—Agh ¡No ves le das asco feo!.

Le regaño.

—¡PARÁ ATRÁS!.

El grito de Heisenberg fue lo suficientemente fuerte para hacer que Angie volviera corriendo a brazos de Donna y el Besugo retrocediera.

Carina volvió a apretar su chaqueta y lo siguió hasta el lugar que les correspondía.

—Mira nada más~ adoptaste un perro.

Las burlas de Alcina Dimitrescu o como le decía Heisenberg, "Zorra chupasangre" tampoco se hicieron esperar.

—Por qué no mejor te vas a alimentar a las moscas que tienes en tu castillo y dejas de joder por un puto rato.

—Si, quizás les dé como bocadillo a tu mascota.

—Ponle un dedo encima y juro que...-.

—Ni siquiera se porque ella está aquí, los perros se deben quedar en el patio~.

—¡¡Silencio!!.

Aquel grito de parte de Madre Miranda fue lo que puso el orden en el lugar.

Carina no había soltado el brazo de Heisenberg en ningún momento, sientiendo algo de miédo ante la situación, pero se mantenía atenta frente a todos los presentes. Siendo su primera visita, verlos a todos le daba cierta curiosidad.

Ahora más que nunca comprendía porque Heisenberg regresaba tan fastidiado tras sus visitas allí. Palabras por aquí insultos por allá. Vaya ambiente el que se manejaba ahí.

La voz de Miranda fue lo que la sacó de sus pensamientos.

—Respondiendo a sus dudas...si ella está aquí es porque yo lo permití...es lo mismo que he hecho con ustedes ¿entienden eso?.

En el rostro de Alcina se veía claramente una mueca al comprender las palabras de Miranda, Angie sólo reía por lo bajo y Moreu murmuraba cosas sin sentido.

—Dejando esto de lado...pasemos a temas más...importantes.

Aquella reunión parecía no terminar nunca, Carina permanecía sentada en su lugar al lado de Heisenberg escuchando todo. A medias, pero escuchando.

Algo que se le quedó grabado en la mente fue la palabra "recipiente" al ser algo que Madre Miranda repetía y repetía hasta el cansancio y hasta que termino la reunión.

—Vamos Carina...

—S-si.

Se bajó rápido de su lugar siguiendo a Heisenberg hacia la salida, sientiendo un escalofrío en su nuca, las miradas de todos permanecían en ella provocándole esa sensación hasta que salieron del castillo.

—¿Satisfecha de haber venido?.

—Creo que prefiero quedarme en la fábrica...

—Ahora no será posible.

—¡¿Eh?! ¿P-pero por qué?.

—Porque lo que se hable aquí ahora te compete niña.

Ante eso Carina hizo un puchero de molestia.

—No me agradan...

—A mi tampoco pero aquí estamos.

—Hum...¿Qué es eso del recipiente?.

Heisenberg apretó su martillo dejando salir el humo de su habano para después darle otra calada.

—Es lo que nos hizo terminar en este lugar de mierda.

Carina no entendió del todo esas palabras en el momento, para su corta edad y su poco entendimiento aquello sólo había sido una larga charla aburrida.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora