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Tras su regreso a la fábrica, Carina había permanecido recargada en el marco de la entrada principal viendo a lo lejos el humo de los incendios que ocurrían en el pueblo, escuchando los rugidos de los lycans sabiendo que a esas horas estarían dándose un festín con la  carne de los pobladores.

—¿Cuánto tiempo piensas estar ahí parada?.

La voz de Heisenberg se escuchó a sus espaldas haciéndola llevar la vista por encima de su hombro pero solo por un breve momento antes de regresar su atención al exterior.

—Ahora si se ve como el infierno.

—Ja. ¿Alguna vez se vio de otra forma?.

Carina acaricio las manos que poco a poco rodearon su cintura hasta tenerla completamente sujeta. La barba de Heisenberg provocó un escalofrío al sentirla pegada a su cuello teniendo la respiración del hombre erizando su piel logrando un efecto relajante en ella. Pero ese momento se vio interrumpido cuando las campanadas de la iglesia se hicieron escuchar.

—¿Pero que mierda?.

—Si no hace mucho que salimos de ahí. Ya tuve que soportar a la zorra chupa sangre...

—Y ni siquiera conseguí golpearla con mi martillo.

Una suave risa salió de los labios de Carina quién llevo una de sus manos a acariciar la mejilla de Heisenberg.

—Tendremos que ir...

Soltó con pesadez mientras apartaba suavemente las manos de Heisenberg de su cintura.

—Tu adelantate, me quiero tomar un tiempo antes de volver a ese lugar de mierda.

—Bien, pero por favor no te tomes tanto, no quiero aguantar a Alcina más de la cuenta.

—Como si no supieras lidear con ella.

Heisenberg tomo entre sus manos el rostro de Carina dando un beso en su frente y terminando en sus labios.

—Te veo allá.

—...Si.

Carina mantuvo su vista en su pareja hasta el momento en que dio media vuelta para salir de los terrenos de la fábrica. El viento traía consigo el olor a sangre y ceniza siendo demasiado para su sensible nariz, llegando a provocarle una serie de estornudos.

Estando más acostumbrada a ese olor su paso por el pueblo dejo de ser tortuoso, su vista iba de allá para acá notando la ausencia de pobladores en la zona solo teniendo frente a ella un pueblo fantasma. Si contar algunos cadáveres que se veía por el camino.

—Esos bastardos no me dejaron nada...agh.

Una vez llego a los pies de la vieja iglesia pudo aún llegar a oír como a lo lejos una vieja choza ardía al punto de que la estructura se colapsaba. Carina dio un último vistazo a sus espaldas confirmando lo que sus oídos escucharon teniendo ante ella una gran nube negra que se elevaba a lo lejos.

Todo ese olor a muerte quedó atrás al entrar a la iglesia donde todo parecía ser ajeno a la situación de afuera. Los jerarcas como siempre fueron llegando mientras Carina permanecía en su sitio en las alturas con el resto de lycans a espera del "Por qué" de su llamado.

Los aleteos y graznidos  la hicieron poner su atención en la recién llegada. Aquello solo la hizo maldecir para sus adentros el hecho de que Heisenberg aún no hubiera llegado.

—Carina...

—Vine sola Madre Miranda.

Sintió la mirada fría de la encapuchada incluso a través de su máscara.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora