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—Eso es. Corre por tu vida.

La voz de Heisenberg hacía eco por los altoparlantes que se encontraban en aquellas viejas minas.

Los lycans salían de todos los lados posibles tratando de alcanzar a su presa. Un par habrían logrado su objetivo de no ser porque Carina se interpuso en su camino gruñendo y mostrando los dientes en señal de advertencia.

Las bestias retrocedieron molestas por su intromisión.

<<Es demasiado lento...>>

Carina no perdía de vista al hombre que se abria paso rompiendo las viejas maderas de la mina, siguiendo el camino hacia un puente de piedra que podría haber sido su salida a la libertad de no ser por la gran bestia que de un salto quedó frente a él.

—¡Urías!.

El alfa alzando su martillo estuvo a solo centímetros de golpear a Ethan de no ser nuevamente por la intervención de Carina, que rápidamente corrió empujando a Ethan haciéndolo caer por uno de los túneles.

Urías gruño molesto hacía la joven, pues el golpe de su martillo podría haber acertado en ella.

—Vamos, no me mires así... Si ya se que lo querías terminar pero-.

El estruendo de las maquinarias de Heisenberg la hicieron callar.

—¿Aun con vida~?.

El tono de Heisenberg le demostraba lo mucho que se estaba divirtiendo con aquel espectáculo. Carina dejo atrás a su molesto superior siguiendo el camino de las minas, manteniéndose lejos de la vista de Ethan.

—Vaya, vaya. Eres tan fuerte como dices. Pero no pensaras que te dejaría ir...tengo que entretener a Donna y a Moreau. Así que es la hora del grandioso ¡Y sangriento gran final!.

—¿Final?.

Carina corrió quedando a orillas presenciando como un gran trocó de metal con picos iba avanzando hacia Ethan quién gritaba desesperado.

—¡Nada como la ternera fresca americana!.

Aquel tronco llego hasta su límite de aquella cueva. Carina permanecía a la expectativa olfateando el aire de aquel espacio. Esperando que en el se encontrará el ya conocido olor a sangre.

Pero no había nada.

En cambio Carina pudo ver cómo aquel hombre se escabullia por entre el metal.

—Igual que gusano... Uno con mucha suerte.

Antes de que Ethan pudiera verla ella se apartó ocultándose en las sombras de la cueva.

Por otro lado en la sala de la iglesia, la muñeca Angie no paraba de reír al igual que Moreau.

—¡Te luciste Heisenberg!. De seguro no quedó nada del pobre diablo.

—Yo..hubiera jugado más c-con él.

—Agh cállate feo, a ti de seguro se te hubiera escapado.

El par paso de las risas a discutir. Heisenberg no les daba la atención. Permanecía parado dando caladas a su habano hasta que entre los escombros pudo ver cómo Carina aparecía llamando la atención de Angie.

—¡Ja!. La chica lycan tuvo la suerte de estar en primera fila para ver el show.

Carina regalo una leve sonrisa a la muñeca y a su dueña que daban por terminada la discusión con el Besugo yéndose de la sala dejandola a ella sola con Heisenberg.

—¿Y bien?.

—Sigue vivo.

—Ja, admito que estoy impresionado.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora