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En el aire de esa casa se podía persibir el olor a té de hierbas y tartaletas a medio hacer en el horno.

Algo típico durante las visitas de Carina a la casa Beneviento.

—Vamos, encerrarme esta bien pero los cuchillos fueron exagerados.

Una gotita de sangre corría por su rostro pero sin rastro de una herida abierta.

La risa de Angie y las demás muñecas se hicieron escuchar desde varios lados conforme Carina caminaba por los pasillos de aquella casa. Sus juegos podían llegar a ser algo peligrosos pero tanto a Angie como a ella les encantaba.

El juego de la rosa era uno de sus favoritos. Las reglas impuestas por Angie consistían en esconder la rosa en algún lugar de la casa mientras Carina tenía que buscarla en un límite de tiempo. Claro que teniendo que soportar las travesuras que los muñecos pudieran hacerle para impedirselo.

—Hum veamos...lamento decirles pero...¡voy a ganar!.

Tomando la rosa en sus manos, Carina salió corriendo de unos de los cuartos justo antes de que se cerrará la puerta en su cara. Sin importarle mucho salto del segundo piso terminando en la primera plata para hechar carrera hasta dar con el frente de una mesita donde puso de golpe la rosa dando por terminado el juego y obteniendo su victoria.

El llanto de las muñecas se hizo escuchar y claro, los reclamos de Angie.

—¡No! Maldita lycan, ¿como te atreves a ganar en mi propia casa?.

—No veo donde dice que este prohibido hacerlo~.

—¡Aaagh!! ¡Trampa!.

Angie seguida de los muñecos levito hasta quedar frente a la chica que mostraba una amplia sonrisa presumiendo de su victoria.

—¡Quiero la revancha!.

—Ya gane más de diez veces. No cuenta como revancha.

—Mmm...¡dos de tres!.

—No, quiero mis tartaletas.

Carina le dio la espalda a Angie siendo seguida por varias muñecas que se colgaban de su ropa para llegar a la cocina donde Donna ya las esperaba con el té caliente y las tartaletas recién hechas.

—Ah~ hiciste mis favoritas, eres tan linda Donna.

—¡Donna! No me quiere dar la revancha.

—No existe esa revancha Angie ya superalo y dejame comer.

Antes de que la muñeca siguiera alegando, Donna la tomo en brazos sentandola sobre sus piernas como de costumbre para acompañar a su invitada con una taza de té antes de hablar con ese tono tan suave.

—Le has ganado más veces estos últimos días...

—He mejorado en el juego.

—¡Ja!. Que Madre Miranda te haya dado su favor no es mejorar en el juego. ¡Tramposa!.

—Agh...no niego que me ayudo pero el resto lo hice yo.

—Si que fue un gran cambio.

El aspecto de Carina había mejorado considerablemente, su piel había dejado de ser de tono pálido, llegando a tener un leve rubor, un cuerpo femenino ágil y esbelto, cabellera oscura y espesa que ahora le llegaba por la cintura haciéndola tener que amarrarla en una coleta.

—A pesar de ser una lycan...antes pareciera que el viento soplaria y te llevaría con el.

—Donna exageras, solo estaba más pequeña.

—¡Y débil!, pero Madre Miranda te alivio.

Angie reía mientras se entretenía jugando con los cubiertos de plata de la mesa.

—Si...lo hizo

Ya habían sido semanas desde que Carina dejo la fábrica y había permanecido al lado de Miranda.  Con la diferencia de que esa mujer no se quedaba mucho tiempo últimamente. Ahora tenía otra cosa en mente.

Los Winters.

Mientras tanto Carina se había dedicado a estar con las hermanas ahora aventurandose a pasar noches en las que las cuatro disfrutaban de la carne y sangre de alguna de las sirvientas restantes del castillo.

O con Donna, teniendo largas pláticas con té o jugando con Angie.

—Me sorprende que mi hermano no haya mencionado nada...

Aquel comentario provocó un largo silencio, solo dejando oír el repiqueteo de los cubiertos con los que Angie había empezado a jugar. Siendo ella quien corto con ese ambiente.

—Tal parece que te dejaron la correa floja~, o más bien te la soltaron.

—Callate...

Carina le soltó cortante antes de darle un trago a su taza de té. Le molestaba el hecho de que Angie no estaba equivocada. En todo ese tiempo no había tenido noticias de Heisenberg así como tampoco se había acercado a su territorio.

—Hum...asi que...paso otra vez.

La mirada perdida de Carina fue hacia Donna al escucharla eso.

—¿Eso que significa, Donna?

—Distanciarse... Es típico de él.

—¿Por qué no me sorprende?.

Donna soltó una leve risa ante su comentario y de forma delicada llevó su mano a tomar la de la chica, notando su cambio de animos por mensionar a Heisenberg.

—No lo culpes...después de todo...no es bueno con las relaciones.

—No es mas que un bruto que no le importa nada más que él.

—Quizás pero...también tiene un lado compasivo.

—Lo dices porque él te cuido ¿cierto?. Antes.

Donna asintió despacio en respuesta.

Antes de recibir el cadou, Donna le había contado que Heisenberg y ella habían tenido una buena relación de amigos, eso hasta que Donna decidió prepararse para seguir a Miranda y recibir el cadou. Tras recibir dicho "regalo" el proceso había sido tortuoso para ella hasta el punto en que se produjo aquella mutación en su ojo.

Mas Donna nunca culpo de nada a Miranda y la siguió a pesar de todo, convirtiéndose en una de sus jerarcas al igual que el resto de sus hermanos.

Cosa que Heisenberg nunca entendió de ella y siempre le recriminaba que por "esa zorra", como él la llama, solo le había provocado más dolor.

Donna con sus ideas y él con las suyas dieron razón suficiente para cortar lazos, solo teniendo las reuniones como única ocasión para verse, mas no hablar.

—Pude ver algo parecido contigo.

—Solo que antes de cortar lazos él casi me mata...

—No creo que esa haya sido su intención. Nunca lo había visto tan interesado en algo como contigo.

—Por favor Donna...¿Interés?. No me hagas reír.

Hablaba cabizbaja viendo el fondo de su taza.

—Perdón. Es solo que siento lástima por él...mi pobre y tonto hermano.

—Tonto...

Soltó cortante.

—Ahora no hace más que estar en su fábrica de seguro...

—Si, ya no lo he visto merodear por el pueblo.

Eso dejo pensado un poco a Carina. En el pasado el exceso de trabajo lo llevaba a tener colapsos.

No podía negarlo. Una parte de ella aún se preocupaba por él.

<<Quizás...una última visita no este mal, será entrada por salida.>>

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora