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La maquinaria y la fragua hacían eco por todo el lugar, pero eso no era todo lo que ahí se escuchaba.

El metal chocaba y los motores del nuevo proyecto de Heisenberg empezaron a andar en el taller pero no de la mejor manera.

—¡Puta madre! Chatarra estúpida.

Los ánimos no eran los mejores en esos momentos, ver que tu creación se corte los brazos por si solo si que era algo bastante jodido.

—A la mierda contigo...¡Joder!.

Aventó sus herramientas dejando a Sturms en su laboratorio.

—Todo el maldito arreglo que tuve que hacer...

Hablaba entre dientes mientras encendía su habano para darle una fuerte calada para calmarse pero...

—¡Callate de una jodida vez!.

El motor de esa hélice llegaba a ser demasiado ruidoso. Como si aquella criatura se quejara, aún así cumplió la orden de su creador parando de hacer escandalo.

A paso firme Heisenberg regreso a su taller a revisar sus planos, no había fallas, todo había sido tratado meticulosamente, a pesar de eso, seguía maldiciendo a su creación y su actuar tan estúpido. Dejándose caer en la silla empezó a "meditar" lo sucedido ocultando su rostro en con su sombrero.

—Agh...ahora tendré que desmontarlo, tanto trabajo a la puta basura...

Soltó la calada que le había dado a su habano, el humo y ese olor tan amargo provocó en cierta persona un estornudo que lo hizo descubrirse el rostro para ver de quien se trataba.

—Te he dicho que no te quedes parada en silencio mocosa...

—Me iba a acercar pero sabes que el humo de esas cosas me pica la nariz.

La chica apartó con la mano un poco el humo hasta llegar junto a su guardián.

—Ya llegue...~.

Aviso pero sin recibir respuesta de Heisenberg.

—Veo que alguien está de mal humor...¿Por qué huele tanto a aceite y sangre echada a perder?.

Carina guiada por el olor dio con aquella criatura con cabeza de hélice de la cual corría sangre negra por sus extremidades recién cortadas.

—Sturms...wow...asi que si lo hizo.

Lo veía de pies a cabeza llevando su mano a querer tocar una de las hélices.

—Quita tus manos de ahí, a menos que quieras perder los dedos.

Camino quedando tras de ella viendo con una mueca su fallida invención.

—Entonces con eso fue que se corto los brazos...~ pobre tonto.

—Ahora es completamente inútil.

—Hum...pero sigue funcionando a pesar de eso, quizás te sirva para...mmm~ cuidar la fábrica.

—¿Pará qué querría yo una cosa sin brazos? piensa Carina, eres más útil tu a comparación de él...

Esas palabras hicieron que la chica recordará algo.

"Podrías ser más que un perro guardián..."

Hizo una mueca ante eso. No quería pesar que Heisenberg solo la veía de esa forma. Y mucho menos pensar que quizás Madre Miranda tenía razón sobre él.

—B-bueno pero...yo no estoy siempre en la fábrica, un refuerzo nunca está de más ¿no?.

Giro a buscarle la cara recibiendo de su parte una expresión fría que hizo que bajara la mirada.

—Qué tanto estuviste haciendo, estas llegando más tarde...ya no eres una niña para andar perdiendo el tiempo en juegos.

—...No estaba jugando, estaba con los lycans y...fui a ver a las hermanas.

—Con el trío de locas...deja de estarte metiendo al castillo de mierda.

—No las llames así, son buenas y me tratan bien.

—¡Ja! entonces cualquiera que te trate bien le darás la patita, que fácil eres...pensé que tenías más carácter.

Carina solo mordió el interior de su mejilla, esas palabras que venían de él hacían que su pecho doliera.

—Eso ni va al caso Karl...solo lo dices porque estas molesto con esto que paso de Sturms...

Él solo quedó viéndola, recorriendola con la mirada dando con las marcas en sus mejillas.

—En tu rostro...¿Qué te hizo eso?.

—Nadie, no es de importancia, yo...iré a mi habitación.

Paso a al lado suyo pero detuvo su paso sosteniendola de su brazo pasándola al frente de él viendo más de cerca su rostro.

—Pregunté qué no quién, habla.

Tenía un tono más severo al hablar.

—Karl en serio no es nada ya sueltame...

Carina desvío su rostro pero él lo tomó en su mano quedando frente a frente chocando sus miradas incluso a través de sus lentes oscuros.

—Sueltame por favor...me estas apretando mucho...

—Son recientes, incluso si hago esto sale un poco de sangre.

Apretó su agarre en el rostro de la chica haciendo que soltara un leve quejido de dolor.

—Karl...por favor ya...

Trataba de safarse de su agarre pero eso solo hacía que él lo apretara más.

—Te he dicho muchas veces que te andes con cuidado.

—Y-ya lo se pero no puede e-evitarlo esta vez.

—¿Por qué...?.

Carina queria evitar tocar ese tema, eso solo lo haría enfurecer más pero el guardar silencio solo desató su mal humor.

—¡Si te pregunto algo me respondes!.

—Solo no pude...¡No pude! ¿Feliz? Y-ya sueltame.

Empezó a gruñir pero parecía más un quejido de dolor.

—Si recuerdas con quien estas ¿no? Detesto que mis cosas dejen de funcionar...lo sabes.

—Lo sé de verdad lo sé.

La miraba directo pero por un momento sus ojos se fijaron en los labios de la chica.

—Entonces no...eches a perder mis cosas...

Sus labios ya rozaban con los de ella pero se apartó de golpe dejando en libertad su rostro en el cual se veían unas pequeñas lágrimas.

—Vete a tu habitación.

—Karl...

—¡A tu habitación!.

Ante su grito Carina atendio la orden y se fue dejándolo solo. Ella no entendía que había sido eso de hace unos segundos, su cabeza estaba confundida.

Se terminó tirando en su cama acariciando sus mejillas adoloridas y con esas dudas rondando su mente...al igual que Heisenberg que se quedó viendo fijo a Sturms pero sin prestarle atención realmente.

—Mierda...

Apretó su mano en puño, tampoco entendía que era lo que cruzó su mente al tenerla así de frente.

El sentir su respiración combinarse con la suya, el ver esos pequeños rasguños en su rostro que sabrá Dios quien se los había hecho pero quería saberlo, quería saber quién se había atrevido a tocar asi a su Carina.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora