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—Shh~.

La pequeña Carina cubría su boca para evitar reír y ser escuchada por la señora del castillo que estaba a pocos metros de ellas.

—Por aquí.

Daniela guió al grupo hasta otra de las tantas salas escapando así de su madre.

—Si la mantenemos así la podríamos conservar~.

Bela fue a abrazar a la niña.

—Si si si, quedate con nosotras cachorro.

Daniela también fue a abrazarla, la niña solo sonreia ante esto, les agradaba. Pero ese no era su sitio.

—Hum podríamos...

—Eh pero...pero no puedo, no quiero dejar a Karl solo...

Replico la niña.

—Pero aquí estarías mas cómoda que en su fábrica~.

—Me gusta la fábrica...

—Comerias lo mejor.

—Karl no cocina tan mal.

Las chicas se miraron y miraron a la niña con ternura. Defendía muy bien a Karl. Muy a su manera claro.

—¿Lo quieres?.

Cassandra acercó su rostro a hacerle la pregunta apreciando el brillo en los ojos de la pequeña.

Carina la miró con algo de confusión, después de todo nunca había usado esa palabra para referirse a él. Y tampoco era como que Karl la usará con ella.

—¿Querer?.

—Hum...no me digas que no sabes.

—Dejala~ esta pequeña para saber que es eso.

Aquella conversación se vio interrumpida cuando las puertas del salón se abrieron de par en par dando paso al guardián de la pequeña.

—Con un demonio Carina te vengo buscando desde hace rato, vámonos de este lugar.

Heisenberg miró a las hermanas que mantenían abrazada a Carina.

—No es un juguete así que suelten...

—Ow vamos, deja que se quede con nosotras~.

—No.

Bela solo hizo un puchero ante la negativa de su tío.

Después de eso,no tardó mucho para el grito de Alcina llamando a sus hijas se hiciera escuchar en cada rincón del castillo, ante eso Cassandra, Bela y Daniela solo se quejaron en silencio.

—Mejor si vete tío o mamá te cortara...

—La verga si me ve aquí bla bla bla...gracias por el recordatorio.

Carina paso entre las tres hermanas yendose, no sin antes darles una última mirada.

—Gracias por jugar conmigo~.

Les sonrió risueña a lo que las hermanas soltaron ese típico "aww" al unísono que pasaron a ser risas que se escucharon en los moscardones.

—Vamos...

Heisenberg le dio una palmadita para que empezará a caminar.

—¡Ven a jugar con nosotras más seguido!.

Las tres chicas dejaron aquella sala entre las moscas para acudir al llamado insistente de su madre.

Los dos intrusos se retiraron volviendo por donde habían llegado, bajando hacia el sótano que daba a la salida que Heisenberg se había inventado, pero la pequeña iba en su mundo, pensando en la pregunta que Cassandra le había hecho.

"¿Lo quieres?"

La pregunta se repetía una y otra vez manteniéndola distraída de su entorno, llegando a topar de frente con uno de esos zombies que no dudo en llevar sus brazos hacia ella.

Carina se apartó rápido corriendo hacia Heisenberg pescandose de su chaqueta.

—Estas muy distraída...si te comen no es mi culpa...

—Karl...¡Karl!.

Dio un tirón al ver que no había atención del mayor hacia ella.

—Maldición ¡¿qué?!...

Carina se apartó de él pero sólo para bajar la mirada.

—Solo me haces perder el tiempo.

Empezó a caminar de nuevo dejándola ahí parada.

—¿T-Tu...tu me quieres?.

Alzó su voz hacia él haciendo que se detuviera un momento al escuchar aquella pregunta pero no dio respuesta. Solo volvió a caminar.

Carina se quedó mirándolo, regañandose internamente por haber hecho una pregunta tan estúpida como esa.

Ya fuera del castillo, la pequeña caminaba más lento y bostezaba a cada rato.

—Camina...

—Estoy cansada.

Tallaba sus ojitos, tras lo anterior dejo de pensar en el tema y siguió a Heisenberg como si nada. Ahora solo prestaba atención al sueño que no la dejaba.

—No lo estarías si me hubieras hecho caso...¿Qué tanto hiciste?.

—Nos escondimos...fue divertido~...mm...cargame.

Le pidió deteniendo su paso y el de él.

—No me jodas niña, no eres una bebé, camina que me quiero alejar de este lugar.

Carina ante esto apretó su agarre y mostró ese puchero de molestia.

—Si no lo haces...menos rápido llegaremos...

—¿Me estas amenazando mocosa?.

Ambos intercambiaron miradas por un buen rato tratando de hacer ceder al otro.

—Niña del demonio...

A regaña dientes la tomó en brazos, no tardó mucho en ser aprisionado por los brazos de la niña en su cuello.

—Si empiezas a babear te suelto.

—No...

Se abrazo bien a él.

—¿Puedo venir con ellas otro día...?.

Hablaba medio dormida.

—Si la zorra te descubre no meteré las manos.

—No lo hará..~.

Sonrió pues había tomado aquella respuesta como un si, miró el castillo una última vez antes de cerrar sus ojos.

Una vez se durmió ahora el pensativo era él, de cierto modo aquella pregunta le resonaba en la cabeza, casi taladrandosela.

Hace mucho que no tenía que demostrar esos sentimientos hacia nada ni nadie.

Si quiera ¿entendía eso?

—No eres más que un instrumento...solo eso...

Hablo por lo bajo cargando bien a una dormida Carina.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora