Después de aquella complicada mañana, Heisenberg permanecia en su taller, dando largas caladas y soltando grandes cantidades de humo, yendo de allá para acá sin darle mucha atención a sus máquinas que trabajaban por todo el sitio pero tras lo ocurrido su mente permanecia en una sola cosa.
<<Como mierda se me ocurre hacer eso, carajo>>
No dejaba de regañar y maldecir en su cabeza todo lo acontecido.
<<Ella no es nada...nada>>
Se repetía una y otra vez hasta el cansancio cosa que le ponía de mal humor. Pará su suerte, la visita de quien menos era de su agrado no se hizo esperar, anunciandose con esa voz para algunos agradable pero para él un fastidio.
—¡Oh! Lord Heisenberg, buen día.
—¿Ahora tu qué haces aquí? mejor dicho ¿como es que entraste?.
—Pará alguien que gusta de los negocios no hay imposible mi lord~.
Solto su risa sosa de siempre, Heisenberg solo paso de él, lo que menos quería era a ese gordo rondando por su fábrica y escuchando su tonito tan irritante al hablar.
—¿Qué tal estuvo su mañana~?.
—Una mierda...
—Entonces tengo justo lo que necesita mi señor, ah~ mejor tabaco que este no hay y la cerveza ja! Solo lo mejor.
Sus palabras surtieron efecto en Heisenberg que no tardó que ir hacia el arrebatado la caja de habanos y destapando una de las botellas, dejando su habano de lado para poder dar un gran trago a lo que él vendedor solo sonrió al ver como sus clientes quedaban complacidos con su mercancía.
—Conozco a mi clientela.
—Me conoces una mierda...pero esto, esto me viene bien ¿ahora qué vas a querer por ellos?.
—¡Ja! Justo como ella sin duda sacó el carácter de usted.
—¿De qué hablas?.
—La señorita Carina, se expresa casi igual a usted~.
Eso solo hizo la mueca de Heisenberg volviera a aparecer pero la tapó dándole otro trago a la botella.
—Pero bueno, no es nada mi señor, ya están pagados.
—Pero si no te he dado nada por ell...
Sus palabras se vieron interrumpidas cuando el teléfono, el único teléfono de esa fábrica empezó a sonar.
—El deber llama y mejor no hacerlo esperar.
—Callate y largate de mi fábrica o haré que te abran esa barriga de lado a lado.
Soltando su amenaza lo dejó atrás para ir hacia su "oficina" donde el teléfono no dejaba de sonar. Estando ahí se dejó caer en su silla prendiendo su habano nuevo sin quitar la vista del insistente teléfono que tomó después de un rato pero sin decir nada.
—Heisenberg tomandote tu tiempo como siempre.
—Soy un hombre ocupado...¿Ahora qué?.
—En la iglesia al anochecer, hay algo importante que quiero tratar contigo y mis...otros hijos.
<<Tus fallas querrás decir maldita zorra>>
—Vale.
Dicho esto la llamada se corto y Heisenberg dejó el teléfono de lado llevando su vista a aquella pared donde tenía fotos de sus "hermanos" y de Miranda. Las navajas no tardaron en volar atravezando la foto de ella haciendo crujir la pared donde se encontraban. Odiaba a Miranda, se escondía detras de esa fachada de "madre" cuando sabía que tanto él como los demás no eran otra cosa que experimentos fallidos, que al final sólo servían de peones en aquella aldea olvidada.
Pero pareciera que sólo Heisenberg se daba cuenta de eso, los demás se comportaban como ovejas siguiendo a su pastor, eran despreciable, Miranda era despreciable, todos ahí lo eran.
—Veamos con qué mierda sales ahora...
Tomando su martillo empezó a caminar por la fábrica, tomándose su tiempo de admirar su trabajo que empezaba a tomar forma, su preciado ejército. Años y años de trabajo para darle forma, zombies, lycans, incluso de esas extrañas cosas que habitaban en el castillo Dimitrescu.
El ver de lo que era capaz era lo único que lo ponía de buenas, saber que el solo había armado todo eso para el gran momento que tanto esperaba. Matar a Miranda.
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El Caballo Y El Lobo
Fanfiction"Veamos de que estas hecha..." Se podría pensar que para el jerarca más egocéntrico de aquellas tierras, amar a alguien o prestar su atención a otra cosa que no fueran sus máquinas sería algo imposible. Pero ¿Qué pasaría...si algo más fuera de lo...