El agua fría en sus pies había logrado calmar sus múltiples estados de animo. Tras haber dejado la hacienda Beneviento, Carina no había visto otro lugar a dónde ir que no fuera el sitio donde caía la cascada.
El silencio en ese lugar le era tranquilizante, pero había algo en el aire que le empezaba a inquietar.
Las aves volaban asustadas sobre su cabeza y no tardó mucho en darse cuenta del porque. A pesar de la neblina pudo distinguir como varios lycans se movían entre la maleza y los arbustos de aquel lugar solo deteniendo su paso al verla a ella.
Se les veía nerviosos, rascaban la tierra y gimoteaban si parar.
—¿Qué pasa...?.
Las bestias solo se movían pidiendo que los siguiera. Ese comportamiento poco habitual hizo que Carina se pusiera rápidamente las botas para después salir junto a la manada. El aire cambio su aroma al estar fuera de los territorios Beneviento, en el pueblo era pesado y prevalencia un fuerte aroma a pólvora y sangre.
Pero todos esos olores venían desde su territorio. En la fortaleza lycan.
—¿Sera qué..?
Apresurando el pasó trataba de no imaginar algo peor. Después de todo el olor podría venir desde el territorio de Heisenberg atravesando el suyo. Muchos más lycans se unieron a ella en la carrera hacia la fortaleza. Al instante sus oídos captaron el sonido de armas siendo disparadas.
—No es él...son más. Agh.
Desde las afueras de aquella vieja estructura se apreciaban cadáveres tanto de lycans como de hombres del grupo de Redfield. Y dentro aún se desarrollaba una pelea entre ambas facciones.
—¡Eliminelos a todos!.
Escucho gritar a uno de esos hombres, por el olor supo que no era un grupo mayor de diez hombres pero por el sonido hacia parecer que venían armados hasta los dientes.
—...Desde arriba. Que no los vean.
Carina hablo dirigiéndose a los lycans y guiando a parte del grupo por entre los muros. Los soldados estaba inmerso en disparar abajo que nunca esperaron un ataque desde arriba. Las bestias se abalanzaron sobre sus cabezas, Carina no perdió la oportunidad de aplastar la cabeza de uno al caer. Su presencia entre los lycans llamo la atención de más de uno de ellos.
—T-tu no eres...
—No, soy peor.
Sus distracciones les costaba la vida, las balas salían disparadas por doquier al igual que los gritos. Pero había algo más que se escuchaba entre todo.
—Urias... ¡Acaben con todos!.
Dio la orden a la manada antes de adentrarse en la fortaleza, el escenario no era diferente del de afuera, cadáveres de soldados y lycans pero en el fondo se escuchaba el eco de un arma aún mayor siendo disparada.
—¡Urías!.
Lo llamo. Su grito hizo eco en aquel gran lugar donde el alfa se encontraba herido de gravedad. El último disparo hizo doler los oídos de Carina. Para cuando sus sentidos volvieron sus ojos se toparon con aquel escenario.
Urías, tendido de rodillas sangrando por la boca mientras su cuerpo se iba cristalizando poco a poco.
—¡Ja, ja! Por fin mate al bastardo.
El soldado festejaba su victoria. Solo hasta que la temblorosa voz de Carina llamo su atención.
—N-no...Urías...
—¿Eh?... Oh, otra mutante, hum eres linda como para matarte pero, órdenes son órdenes.
Carina era ajena a las palabras de aquel hombre, su cuerpo no respondía y su pecho solo se comprimia a cada segundo haciendo que le diera difícil respirar.
ESTÁS LEYENDO
El Caballo Y El Lobo
Fanfiction"Veamos de que estas hecha..." Se podría pensar que para el jerarca más egocéntrico de aquellas tierras, amar a alguien o prestar su atención a otra cosa que no fueran sus máquinas sería algo imposible. Pero ¿Qué pasaría...si algo más fuera de lo...