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Tras haber dejado el frasco de Heisenberg en el pedestal de la plaza el camino siguió en un silencio incómodo hasta que Ethan hablo desde el interior del capullo de metal en el que Heisenberg lo traía.

—¿En qué momento piensas matarme?

—Oh, por favor Ethan, estoy ofreciéndote mi ayuda. Claro que...a cambio de algo.

—¿Qué cosa...?

—Me es un fastidio hablar así, en la fábrica hablaremos más a detalle.

Al escuchar eso Carina miro por encima de su hombro topandose con la mirada de Heisenberg, empezando una guerra silenciosa de la cual él se retiró para devolver su atención a su acompañante cautivo.

—Sabes, me sorprendió que pudieras contra Donna y Moreau... Pero creo que hay peores en América.

Carina solo gruño apretando el pasó hasta la entrada de la fábrica, no quería tener que escuchar a esos dos hablar como "amigos".

Al igual que un animal enjaulado empezó a caminar de un lado a otro una vez entraron en la fábrica pensando a cada momento que aquello era una mala idea.

Los metales volaron dejando a Ethan en libertad. Aturdido miro a su alrededor, dando unos pasos hacia atrás al ver a Carina.

—Descuida...no tenemos que ponernos violentos aquí.

Hablo Heisenberg interponiendose entre esos dos.

—No, no tenemos, quiero hacerlo, mejor dicho.

Ella no se molestaba en ocultar su molestia ante el invitado. Heisenberg le dirigió la mirada pidiendo con esta que se calmara, Carina solo puso los ojos en blanco tomando distancia de ellos.

—Ahora...Ethan. ¿Qué tal si hablamos de temas más importantes?.

A sus pies se escuchaba el sonido de la hélice de Sturms, que parecía encenderse y apagarse a ratos.

—Que mierda...

—Espera...¿Qué...es esto?.

Al escucharlo, Heisenberg siguió a Ethan con la mirada, el hombre llevo su mano a descubrir el escritorio donde se hayaban todas las fotos y notas.

—¡¿Mía?!.

—...La verdad duele. ¿No?.

Ethan tomo lo primero a su alcance para tratar de defenderse, acto que provocó una leve risa tanto en Carina como en Heisenberg.

—Esta me la se... Pretendes matarme para después ir a recuperar a Rose. ¿Verdad?

—Si es listo, será mejor que lo piense dos veces.

Carina hablo seguida del estruendo de Sturms haciendo imposible que Heisenberg pudiera hablar con fluides.

—Mira...cre..creo que. ¡Joder estoy hablando!.

Su enojo provocó la risa de la joven y la confusión de Ethan ante tan extraños ruidos.

—¡He dicho silencio!...perdona. Siéntate.

Heisenberg acercó la primera silla que vio dejandola cerca de la trampilla que daba a los pisos inferiores. Carina permanecía en silencio estando atenta a las acciones de ambos.

—Mira Ethan, te estan mareando...

—¿Acaso crees que esto es un juego?.

El sonido metálico de el cuchillo chocando contra la madera provocó un pequeño sobresalto en Ethan, aprovechando esto, Heisenberg lo sento de golpe en aquella silla.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora