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El aire era pesado. Los jadeos y gemidos inundaban la oficina a cada embestida que Heisenberg le daba a Carina. Había dejado de guiar su cuerpo siendo ella ahora la que que tenía el control sobre él, brincando sobre su miembro haciendo que esos ruidos húmedos y eroticos se hicieran escuchar cada que sus pieles chocaban.

—Mierda...Carina me estas...ah~ apretando...

—¡E-estoy...cerca! M-me quiero correr...~ ¡ah!. Karl~...correte conmigo...¡Mgh!. ¡Por favor..!

Heisenberg rodeo la cadera de Carina con sus brazos apegandola a él subiendo la velocidad de sus embestidas, miró de reojo a Carina que no dejaba de llamarlo por su nombre. Sintió sus húmedas paredes lo apretaban y palpitaba al rededor de el.

—Karl...no pares, no pares ¡A-AHH!.

—Mierda...

Sus dientes se clavaron en el hombro de la chica haciendo de ese un gemido de placer y dolor al momento de llegar ambos al clímax. Carina no tenía control de los espasmos que su cuerpo liberaba, sus uñas habían terminado clavadas en hombros de Heisenberg y en su interior podía sentir la calidez de su esencia llegar hasta lo más profundo de ella.

Heisenberg mantenía su frente pegada al pecho de Carina tratando de controlar su respiración, riendo ronco de placer al sentir la intimidad de Carina apretandolo.

—K-karl...ey e-espera..¡Ah...!

Ahora su cuerpo se hayaba dándole la espalda a Heisenberg teniendo frente a ella el brazo del sofá donde débilmente se apoyo para incorporarse y ver hacia a tras. Heisenberg ya estaba posicionado tras de ella dando golpecitos en su trasero con su verga.

—Karl...

Gimió su nombre. Aún podía sentir como algo de él corría por entre sus muslos.

—Recuestate y alza este trasero para mi.

Soltó una nalgada que dejó marca seguida de ese delicioso ardor, ella en respuesta se movió frotándose contra él mientras bajaba su pecho dejándolo apoyado en el sofá teniendo su trasero alzado.

—Tan obediente...¿Lo quieres?.

—S-si...follame más...¡Ah¡.

Una segunda nalgada fue hecha por Heisenberg provocando que ambas mejillas se pusieran rojas. Su miembro no había tardado en ponerse erecto nuevamente y está vez sin previo aviso embistió a Carina quién apenas y pudo soltar un gemido por tan repentina acción. Sosteniendo firmemente su cintura empezó a embestir fuertemente su intimidad haciendo que su trasero se volviera cada vez más rojo por el choque de ambos cuerpos.

—¡Ah~! Joder Karl...s-si, así, más...duro. ¡AHH!.

Un segundo orgasmo invadió el sensible cuerpo de Carina dejándola con las piernas temblorosas y con la visión borrosa por un momento.

—K-karl...me estas g-golpeando ¡ah..! Muy...profundo~.

—Te corriste sin mi...

El trasero de Carina volvió a sentir el ardor de las nalgadas que Heisenberg le proporcionaba en castigo a la vez que seguía siendo follada duro.

—N-no...no lo volveré hacer...¡Ah!. No..lo volveré hacer ¡Aah!.

—Ja...me aprietas cada vez que golpeó tu trasero.

—¡Ah!...Karl..por favor. D-duele~.

—Muy bien...solo porque lo pides así~.

Dejo de castigarla no sin antes soltar una última y fuerte nalgada. Sus manos pasaron de su cintura a tomar ambos brazos de Carina y elevarla, jalandola hacia él.

—Dime...¿A quien...putas le perteneces?.

Gruñó en su oído. Carina tomó todo el aire que le quedaba para poder articular bien las palabras.

—...A-ah...a ti ¡Mgh!. S-solo a ti~. ¡Ah! ¡Karl~!.

—Buena chica...

El golpeteo llegó a dar con el punto G de Carina haciendo que los gemidos fueran lo único que dejaba salir de su boca, su vista se nublaba por la exitacion.

Al sentir uno de sus brazos liberado lo llevó a sostenerse de la nuca de Heisenberg quien teniendo su mano libre bajo a dar caricias al hinchado clitoris de la joven que permanecia gimiendo cerca de su oído exitidandolo aún más.

—Carina...¿Lo puedes sentir...?. Justo aquí.

Dejó su clitoris por un momento para hacer presión en su vientre sintiendo como su miembro se movía en su interior.

—Me voy a correr...hazlo conmigo.

—S-si...¡Ah!.

El cuerpo de Carina comenzó a temblar sintiéndose caer de no ser por el agarre que Heisenberg tenia en ella. Las últimas embestidas fueron fuertes y precisas logrando que ambos se bañaran en el extasis del momento, con respiraciones agitadas y cuerpos cubiertos en sudor ambos se dejaron caer sobre aquel sofá sin separarse.

Los brazos de Heisenberg abrazaban el cuerpo tembloroso de Carina, ella correspondió acariciando los brazos que la rodeaban.

—¿Estas bien...?.

—Yo soy él que debería preguntar eso.

—...Si pero..yo no fui la que estuvo inconsciente por casi una semana...

Heisenberg rio antes de dejar un beso en la nuca de Carina.

—Lo estoy...ahora.

Carina sintió un leve apretón en su cintura de parte de él. Le era difícil creer lo que había pasado, pero eso no opacaba la felicidad que sentía en ese momento de estar así con Heisenberg, abrazados tras el intenso encuentro.

—No vuelvas a tomar...te vuelves  más imbecil cuando estás borracho.

—Cuidado con esa lengua.

—Habló en serio.

Lo miró de reojo sobre su hombro.

—No lo hagas...

Ambos se quedaron viendo por un buen rato sin decir nada, solo a la espera de una respuesta de parte él. Durando así unos segundos antes de que Heisenberg soltara una largo suspiro de resignación.

—Tu ganas mocosa...

Escuchar eso dejo tranquilo el corazón de Carina quien sonrió cálida hacia él llevando su mano a acariciar su mejilla antes de acomodarse dándole la espalda a Heisenberg.

—¿Cuanto tiempo piensas tenerme sujeta así...?. ¿Karl?. Karl...debe ser una broma...

Cuando volvió a mirar a sus espaldas solo fue para llevarse la sorpresa de que ahora su acompañante se encontraba completamente dormido.

—Joder...

No había más que hacer y tratar de sacar su verga por si sola era imposible y más al estar abrazada de la cintura. A ese paso lo despertaría y terminaría en otra ronda, y no estaba segura de aguantar algo así.

No quedaba más que resignarse igual. Carina pego más su espalda al pecho de Heisenberg sintiendo su respiración calmada, eso la relajaba y comenzaba a arrullar.

—Buenas noches Karl.

Soltó casi en un susurro al tener ya los ojos cerrados y el sueño venciendola por el cansancio.

Todo lo contrario al jerarca. Entre abriendo sus ojos se asomo por encima del hombro de Carina asegurándose de que estuviera dormida. Una suave sonrisa se dibujo en su rostro al verla a ella dormida junto a él.

—Buenas noches Carina...

Después de tanto tiempo podía estar tranquilo de tenerla ahí, en su hogar.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora