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Heisenberg se encontraba viendo sus monitores teniendo una espesa nube de humo sobre su cabeza que hacía imposible distinguir si figura en aquel cuarto.

—Y ahí va...

Sonrió amplio dejando salir el humo de su boca eso hasta que una tos lo hizo apagar las pantallas. Apartando el humo con su mano camino hacia Carina que no dejaba de toser.

—Si ya sabes lo que te pasa para qué entras.

—Solo...venía a...verte.

Heisenberg la guió lejos de aquel cuarto para que la tos pudiera calmarse.

—Ya te estabas tardando. Y creo que ya se el motivo....

Su pulgar paso a limpiar la comisura del labio de Carina donde aún se apreciaba un pequeño rastro de sangre aprovechando la oportunidad para besar estos aún sintiendo algo del sabor metálico.

—Pensé que ya no había nadie en el pueblo.

—Y es verdad. Pero antes de eso... Ta-dan~.

Carina saco de entre su chaqueta el par de llaves que había conseguido dejándolas en manos de Heisenberg.

—¿Y esto?.

—Las llaves de nuestro pase de salida. Las conseguí de uno de los forasteros que llegaron.

—¿Forasteros...?.

El rostro calmado de Heisenberg se quebró dando paso a una mueca que dejaba ver su molestia.

—¿Venían armados o con alguno uniforme raro?.

—Si pero...¿eso como lo sabes?.

Siguiendo el paso apresurado de Heisenberg llegaron hasta su escritorio donde se encontraban todas las notas que anteriormente ella le había llevado.

—¿Recuerdas si alguno de ellos llevaba consigo un escudo así?.

Carina siguió con su vista las notas que Heisenberg le señalaba dando con las palabras de aquel escudo. "Hound Wolf".

—Si...algo así.

—Agh...y yo que tenía mi día tan tranquilo.

Dejando que Heisenberg siguiera con sus maldiciones al aire, Carina permanecía leyendo todas las hojas dando con el nombre de quién era el líder de aquel grupo.

—Chris Redfield. Asi que es ese tipo...

—Y será una molestia en el culo si llega aquí. Suficiente tengo con tener que guiar a ese Winters para ahora tener a ese bastardo jodiendo.

—¿Guiar?. No fuiste tu quién dijo que el seguiría solo. ¿Karl?.

Carina buscaba la mirada de Heisenberg pero él solo la evadia. Luego su mirada pasó a el cuarto de monitores donde antes lo había encontrado. Dejando los papeles y a Heisenberg solo en el escritorio camino rápido a dicho cuarto a pesar de los gritos de Heisenberg que le pedían que esperará.

Haciendo oído sordo a su llamado, cerró la puerta tras de ella llevando su mano a encender las pantallas que mostraron al instante imágenes del pueblo, luego pasaron a ser imágenes del castillo Dimitrescu.

<<¿Cómo es que tiene esto?>>

—¡Carina!.

Siguió viendo las imágenes reconociendo cada pasillo hasta escuchar el ruido de cristales rompiéndose seguidos de una voz.

—¡Agh, estupido mortal!.

—¿Bela?. ¡Bela!.

Carina dejo el monitor dispuesta a salir en dirección al castillo pero la figura de Heisenberg no tardó en interponerse en su camino sujetandola con firmeza para que no pudiera salir de la fábrica.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora