Las antorchas eran lo único que iluminaba aquel fuerte de piedra donde los numerosos lycans habitaban, viéndolos desde arriba se encontraba Carina, su pelea con el varcolac le había dejado parte de su pantalón rasgado, además de una gran cicatriz en su pierna.
Pará fortuna de ella, el trabajo ya estaba hecho, el cuerpo de la bestia ya había sido destazado, la piel curtida, garras y el cráneo limpios, órganos puestos en frascos, un proceso tortuoso pero necesario. Al menos sus lycans no desperdiciaban la carne que había quedado.
—Hum...mañana se lo llevaré...
Se recostó sobre la piedra viendo el cielo oscurecerse poco a poco hasta que la llegada del alfa del grupo puso a todo quietos y a ella bajandola de su nube.
Con sonidos guturales él llamado Urias se dirigió a la manada y a la joven que giro los ojos con fastidio al escuchar su aviso.
—Una reunión...agh ahora qué quiere la zorra.
Se quejo pero sus palabras tuvieron un regaño de parte de Urias que rugio hacia ella.
—Ya, ya, ya no dije nada, calma grandote, sabes que no me refiero a ella de esa forma cuando estoy ahí...
Fuera de que Urias era el ejecutor de Madre Miranda en un rincón de su perturbada mente veía a Carina como una hija a la que debía cuidar, después de todo él había estado con ella desde que Heisenberg la dejó a su cargo, aprendiendo a convivir con los de su especie.
—Bien, vamonos entonces.
Urias junto a ella se movilizaron en dirección a la iglesia del castillo donde se realizaba cada reunión.
Las aves volaban asustadas al paso de la manada por el territorio y el silencio del pueblo se rompió ante los gruñidos y aullidos.
Desde un tejado de esas chozas cubiertas de nieve, Carina veía aquel castillo, una estructura negra gigantesca, que fácilmente se confundiria con la montaña de no ser por las luces que venian de su interior.
Quedando frente a la entrada la manada se separó. Dando un suspiro entró a la iglesia junto a los demás lycans, tomando su lugar en la parte supierior teniendo vista de toda la sala. Y de sus presentes.
La "Zorra chupasangre" siendo como siempre la primera en llegar, se encontraba fumando su cigarrillo prestando cero atención a la chica, al poco rato llegó Donna Beneviento junto con Angie, la mujer de negro al verla hizo una inclinación con la cabeza y la muñeca no tardó en dirigir su vista hacia ella.
—¡Chica lycan! Ya no te he visto por la hacienda...¡Mala! Ya no vas a jugar.
—Pero si hace dos días que fui...
—¡Ve!
El oírla quejarse era como tratar con una niña mimada.
En el pasado, la curiosidad la había llevado a los territorios Beneviento, una visita poco inusual y algo tétrica que terminó en una charla con té y pastelillos que después se convirtió en un juego de escodidillas que Carina terminó ganando, cosa que Angie le fastidiaba pero a su vez la entretenía.
—Iré pero espero que Donna haga de las tartaletas que me gustan~.
Sonrió un momento hacia ellas hasta que un olor a humedad la hizo borrar ese gesto y apartarse un poco más al igual que el resto de lycans.
—Si si si...¡ag! Ya empezó a apesta.
Las jerarcas apartaban la mirada o cubrían su nariz disimuladamente por la presencia del recién llegado. Siendo el Besugo quien entraba a aquella iglesia, balbuceando cosas hasta que alzó su vista a la chica.
—¡Tu! Tu eres...mala, muy mala.
—Agg callate feo! Solo llegas a apestar el lugar.
—No estaba hablando...contigo muñeca de trapo viejo...
Como siempre aquella cosa terminó por vomitar en su lugar haciendo que Angie se quejara aún más.
—Maldita sea si que eres asqueroso...¡Asqueroso!.
Carina solo desvío la mirada sintiendo náuseas de el jerarca.
—Hasta a ella le das asco.
—Ella...ella solo es una maldita perra...una perra.
—Por que no te callas de una vez Besugo.
—Lo que hiciste...¡Se lo diré a madre!.
—Ni puta idea de lo que hablas como siempre...
Angie se reía y lady Dimitrescu solo hacia más evidente su mueca de molestia al tener que convivir con el resto de sus hermanos.
Salvatore siguió con sus quejas a las cuales Carina no prestaba atención pero de un momento a otro se produjo el silencio cuando una parvada de cuervos entró por aquel hueco del techo rozando el rostro de la chica al pasar y entre un remolino de plumas negras la figura de Mirando se hizo presente en medio de la sala.
Carina la miró quitando de su ropa una de las plumas negras que la mujer había dejado a su llegada, quedando viendo por un momento el color negro de esta y sintiendo su suavidad hasta dejarla caer.
—Aún no estamos completos...¿Carina?.
—No estaba con él, llegue por mi lado Madre Miranda.
—Ya veo...
Su atención pasó hacia Lady Dimitrescu que aclarando su garganta tomó la palabra.
—Madre Miranda si el perro de Heisenberg está aqui porque no empezar de una vez, no creo que no pueda pasar un simple mensaje.
—No me llames perro...
—Ah cierto~ me corrijo, la...perra de Heisenberg.
Hizo una mueca ante el insulto de la mujer llegando incluso a gruñirle en respuesta.
—Ja, alguien necesita un bozal.
—Si, pero que sea elegante para que no desentone con tu atuendo...Alcina.
—Eres una...-
—Suficiente...quiero silencio hasta que estemos completos ¿he sido clara?.
Ambas mujeres tomaron nuevamente sus lugares a la espera del último jerarca pero la impuntualidad de Heisenberg ya era costumbre en cada reunión.
Esta vez rompiendo récord llegando una hora más tarde de la acordada, las puertas se abrieron estrepitosamente a su llegada provocando que algunos de los presentes se sobresaltaran.
—Este silencio está para morirse, tan agradable como siempre.
Dio una leve reverencia más a modo de burla que de respeto hacia los demás.
—Por favor, todavía que nos haces esperar tenemos que tolerar tus estupideces.
—Ni en toda la extensión de tu cuerpo puede haber un rastro de sentido del humor, si que das pena.
—Tu ni siquiera tienes respeto por esto, no se que tienes que hacer aquí...
—Lo mismo que tu hermanita, así que cierra el pico ¿puedo tomar mi lugar en paz? O también me vas a reclamar eso.
La discusión se habría extendido más de no ser porque Miranda detuvo todo al hablar.
—Dejando su...teatrito de lado, hay un asunto más importante, Eva...
Carina maldijo en silencio, ya esperaba la misma platica de todas las reuniones, uno que otro sermón después pero no fue así.
—He encontrado un recipiente perfecto después de tantos años de intentos...por fin.
Los presentes se vieron sorprendidos al escuchar sus palabras, los lycans gruñeron a la par de la noticia, como si con esas palabras presintieran algo, de ese mismo modo se sintió Carina que llevó todos sus sentidos a estar atentos hacia Miranda.
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El Caballo Y El Lobo
Fanfiction"Veamos de que estas hecha..." Se podría pensar que para el jerarca más egocéntrico de aquellas tierras, amar a alguien o prestar su atención a otra cosa que no fueran sus máquinas sería algo imposible. Pero ¿Qué pasaría...si algo más fuera de lo...