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Las risas no dejaban de escucharse en aquel cuarto de baño entorno a la joven sirvienta que de forma nerviosa seguía el masaje sobre los hombros de Carina.

—¿Te está gustando el trato cachorro?.

—No está mal...pero me esta abriendo el apetito...

Giro su rostro hacia Daniela que la miró con una sonrisa.

—Tienes razón. También me está dando hambre...

—También a mi~.

—Y a mi.

Las tres hermanas se movieron entre la sangre rodeando a la sirvienta y a Carina que se giro viendo también a la chica que ahora se encontraba rodeada.

—Y-Yo...mis ladys por favor. No...

—Sh~. No tengas miedo querida.

—Solo se buena...y sacia nuestra hambre...

—No...¡No!. ¡Ayuda!. ¡Ayu-mgh!.

Su grito se vio silenciado por un beso proveniente de Cassandra. Los dientes de Daniela fueron a morder el hombro de la chica abrazando su cintura para mantenerla cerca a ella. Bela tomó su brazo lamiendo el rastro de sangre hasta su muñeca que fue donde mordió y empezó a beber.

—Pensé que las damas de alta sociedad tenían prohibido jugar con su comida.

Carina hizo su pequeña burla antes de llevar su lengua a lamer todo el cuello de la joven, bajando por su clavícula hasta llegar a su pecho y mordisquear suavemente el pezon.

—Ah~. Su cuerpo se siente cada vez más caliente~.

—Podemos mejorarlo...

Las manos de Daniela fueron hacia la intimidad de la sirvienta que al sentir el roce al rededor de esa zona soltó un gemido que le costó una pequeña parte del labio tras separarse del beso de Cassandra.

—P-por...favor. Ah~...n-no.

—Que linda.

Cassandra chupo la herida del labio esta vez dejando que la sirvienta soltara sus gemidos y gritos, así teniendo la libertar de bajar a chupar el pecho que quedaba libre de la joven.

Las cuatro mujeres disfrutaban del sabor de la servienta que dejó salir un fuerte grito al sentir los dientes de Carina clavandose en su seno y los dedos de Daniela entrando en su intimidad empezando a embestirla.

—Esta llorando~. Me encanta cuando lloran~.

Bela lamio el rostro de la joven bebiendo sus lágrimas que recorrieron hasta su cuello donde empezó a beber.

El cuerpo de la sirvienta comenzaba a dar pequeños espasmos y los gemidos entre cortados eran provocados por la atención que ahora Cassandra le propinaba a su clitoris mientras Daniela solo abría más y más su interior con sus dedos.

—N-no, no puedo. ¡Ah!. Siento q-que~ voy...a-ah morir.

Una risa proveniente de las chicas se hizo escuchar.

—Eso es probable~.

—Sintiendo el dolor y el placer al mismo tiempo.

La joven se retorcía y su intimidad cada vez empezaba a palpitar más al rededor de los dedos de Daniela estando cerca del orgasmo. Su rostro fue tomado entre las manos de Carina haciendo que la viera directo a los ojos.

—Vaya forma de morir.

Su grito tras llegar al climax se vio ahogado en cuanto Carina llevo sus fauces a arrancar la carótida de la joven.

El Caballo Y El Lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora