Capítulo 9.

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Primera noche.

Cuando la noche llegó, Joanne ya estaba preparada mentalmente para irse por fin de la Mansión Malfoy e ir a su nueva casa: la Mansión Riddle.

Barty era quien había tenido el maravilloso trabajo de transportar a la pelirroja. Para el resto de mortífagos, convivir con ella era un martirio, pero para el castaño, era genial. Joanne y él habían formado un vínculo decente, es decir, no querían matarse cuando estaban juntos. Eso ya era algo.

Ambos aparecieron en las afueras de la residencia y avanzaron a la entrada. Quién los recibió fue un elfo, tenía algunas heridas frescas en sus brazos y tenía los ojos apagados. A Joanne le dio mucha pena verlo y quiso decir algo, pero el elfo no respondió a nada.

Los llevo a una sala de estar, donde estaban sentados los cinco miembros familiares importantes. Eleazar fue el primero en levantarse al ver a la pelirroja.

Joanne aún no terminaba de acostumbrarse a esos besos en el dorso de su mano, pero suponía que no podía negarse.

–Bienvenida a tu nueva casa, cielo.–Larissa la abrazó y la hizo mirar a su alrededor

Ella asumió que el negro era un color importante en la familia. Todos lo vestían, y sus muebles eran de ese mismo color.

Thomas se levantó y depositó un beso obligado en su mejilla. Joanne forzó una sonrisa cuando esto pasó.

–Ven, cielo, te enseñaré la casa.–le dijo Larissa a la pelirroja y la arrastró fuera de la sala

Al salir de allí, el siguiente lugar a donde llegaron fue a la cocina y al comedor. Según Larissa, usar la cocina era posible, a veces ella cocinaba, pero eran muy escasas las veces que lo hacía. Por eso, la presencia de los elfos era necesaria, y por eso, cada miembro de la familia tenía un elfo personal también.

Habían puertas que llevaban a los inmensos jardines de la mansión, pero esas fueron omitidas.
Aún en el primer piso, algo más alejado del comedor, estaba la biblioteca y la oficina de Eleazar. El último lugar no lo miraron a detalle.
Ya en el segundo piso, las cuatro habitaciones estaban seguidas pero también habían unas cuántas más.

–Blaise, Draco y Theodore vienen muy seguido.–comentó la mujer

Cuando dieron por finalizado el recorrido, Larissa abrió la puerta de la habitación de su hijo y se la mostró a la pelirroja. La habían expandido, al igual que la cama, y había un armario extra dónde la ropa de Joanne estaba acomodada.

En una esquina había un largo sofá y una pequeña estantería con libros. Supuso que eran de Thomas, y luego se dio cuenta que no supuso mal.

Larissa salió de la habitación dejando a su nuera adentro, y minutos después llegó Thomas.

A él no le hacía mucha gracia el cambio de su cuarto. Su ambiente acogedor y frío se había ido un poco, pero enojarse no era una opción.

El pelinegro no dijo nada cuando entró, solo se sentó en el sofá y tomó un libro. Joanne no dijo nada sobre esto. A pesar de no estar acostumbrada, el silencio era algo que gozaba cada vez que tenía la dicha de tenerlo.

Se sentó en la cama y se quedó mirando por la ventana de la habitación de Thomas. 

Hacía una linda noche.

No podía evitar recordar cuando jugaba con sus hermanitos a esa hora y su madre siempre los obligaba a entrar.

La imagen de su familia la invadió otra vez.

Amor Arreglado~Tom Riddle FanFictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora