Capítulo 22.

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Esperar un poco más.

Joanne no cabía de felicidad.

Una de las grandes ventajas de que Eleazar no estuviese pisándoles los talones, era que podían hacer visitas familiares sin que nadie dijese nada. Aunque de todos modos no estaban prohibidas, por la guerra era algo difícil. Pero el casi matrimonio se había vuelto experto en romper reglas.

Un fin de semana, a finales de septiembre, la pareja tuvo la aprobación de Snape para salir del castillo un viernes en la noche y volver un lunes en la noche. Sólo esperaban que él no le contara a Eleazar que estaban saliendo del castillo y más si era a ver a la familia de la pelirroja.

Los dos hicieron sus maletas en la tarde y abordaron el tren justo después de la cena. Todos los estudiantes estaban tristes porque sus dos profesores favoritos se irían y el lunes tendrían una clase con otros profesores que claramente no eran ellos. En su lugar, los hermanos de la pareja pensaban que era una locura salir del castillo. Por esa misma razón, Ginny no había querido ir con su familia.

El tren estaba completamente vacío, lo que hacía que estuviese algo frío. El viaje duraría toda la noche y se estimaba que llegarían temprano al día siguiente a Londres, por lo tanto, debían intentar dormir allí.

Thomas se acostó a lo largo del asiento, teniendo que flexionar un poco las piernas para más comodidad, aunque cómodo no estaba. Joanne por su parte, se acostó en el otro asiento echa una bolita. Tenía muchísimo frío y sabía que no podría dormir así.

Cuando finalmente el pelinegro había logrado quedarse algo dormido–porque debía que admitir que sin su tocadiscos era algo difícil–, sintió una mano en su pierna, y luego como un peso se deslizó hasta quedar encima suyo, claramente era Joanne. Sintió como ponía la cabeza en su pecho y le rodeaba el cuello con los brazos. Él de inmediato la abrazó por la cintura y le besó el cabello.

–Descansa, Anne.

La mayor parte del viaje, ambos estaban dormidos, pero no fue hasta que faltaban unas dos horas para llegar que Thomas se despertó. No se movió por miedo de despertar a la pelirroja. Se veía tan cómoda encima de él que ni siquiera quería respirar para no molestarla.

Cuando finalmente llegaron, el sonido repentino de la bocina del tren hizo que la pelirroja diese un respingo.

–Hijo de puta.–maldijo al conductor

Thomas la miró con una sonrisa que parecía que estuviese viendo a la cosa más preciosa del mundo.

–Buenos días.–le dijo

–Serán buenos días cuando tú y yo estemos durmiendo en mi cama, no en esta mierda de tren.–bufó molesta y se levantó

Thomas se levantó también y tomó sus maletas.

–Vamos.–le ofreció su mano

Ella la tomó y salieron del tren.
El andén estaba completamente vacío, no había ni un alma y el reloj marcaba las seis de la mañana.

–¿Nos vamos a aparecer?–le preguntó el pelinegro a su prometida una vez empezaron a caminar por la estación. En esta si había gente, pero no demasiada. La mayoría eran personas que iban rumbo a sus trabajos

–Mhm.–eso fue lo único que la escuchó decir

Se volteó y la miró, la pelirroja estaba tratando de mantener sus ojitos abiertos.
A Thomas esto le dio muchísima ternura y lástima a la vez.

Amor Arreglado~Tom Riddle FanFictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora