Capítulo 11.

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Algo en común.

Si había una frase que Joanne había dicho mucho a lo largo de su vida, era la siguiente:

–Ya no vuelvo a tomar.

Tonterías.

Aquel licor escocés que Octavia llevó para "el rato" era la cosa más fuerte que Joanne había tomado nunca. Y si así era el trago, la resaca era peor.

Se levantó de la cama y fue directamente al baño, sintiendo como su cabeza iba a explotar en cualquier momento. Se lavó la cara y tomó un trago de agua, sintiendo un poco de alivio en su garganta tan reseca.

Cuando salió, se encontró a Thomas con un vaso en la mano, aparentemente esperándola.

–¿Tú no estabas durmiendo?–le preguntó con los ojos entrecerrados por la luz del día que llegaba desde la ventana

–Desperté hace una hora, como las personas normales.–dijo él–Bebe esto, báñate y bajaremos a desayunar.–le extendió el vaso

Joanne lo tomó y lo miró con algo de desconfianza.

Tenía dos hermanos bromistas a los que no se les podía recibir ni un vaso de agua. Tenía traumas.

–No tiene nada.

La pelirroja lo bebió sin decir nada más. El sabor era amargo, pero de inmediato, el dolor de cabeza y la molestia por el sol se habían ido.

–Gracias.–sonrió enormemente al darse cuenta que ya no tenía resaca

Thomas solo asintió y fue a sentarse a su sofá.

–¿Amaneciste con dolor de cuello?– preguntó

–No.–dijo, pero cuando se movió un poco hizo una mueca de dolor

Joanne rodó los ojos.

–No puedo tronarte el cuello todos los días.–dijo ella–Te podría causar una lesión más grave.

–Nadie te está diciendo que lo hagas.–respondió con frialdad

Joanne rodó los ojos de nuevo y fue al baño a bañarse.
Cuando salió, se lo encontró leyendo. Era realmente impresionante como alguien podía leer tanto sin aburrirse. Joanne no era fan de la lectura, pero si debía admitir que el romance cursi y cliché le gustaba un poco. Mucho.

Ya una vez lista, ambos bajaron.

–¿Qué hora es?–preguntó ella

–Las once de la mañana.–respondió Thomas

La casa se escuchaba en absoluto silencio, y a decir verdad, era algo inusual en la Mansión Riddle por esos días.

–Mi madre está en el Callejón Diagon con Lara y Theo, y mi padre en el ministerio.–dijo el pelinegro

Joanne agradeció la respuesta pero resopló.

–¿Sabes quién me puede enseñar oclumancia?–casi lloriqueó

–Yo.

–Pero no vas a enseñarme ¿Cierto?–preguntó mirándolo

–No.

–¿Por qué?–lloriqueó de nuevo

–Es más fácil comunicarme contigo así, no me quites ese privilegio.–le dijo él

Amor Arreglado~Tom Riddle FanFictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora