Capítulo 25.

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El sexo puede con todo.

–Buenas noches.–se despidió Joanne primero mientras empezaba a subir las escaleras con Thomas detrás

–Buenas noches a todos.–se despidió el pelinegro con la decencia que solía caracterizarlo

–¡Buenas noches, niños!–se despidió Molly en medio del coro de saludos de todos los demás

Percy y Oliver ya no estaban, Remus, Bill, Dora y Fleur también se habían ido, y ya solo quedaban los dos señores Weasley y los aprovechados de los gemelos junto a Lee, quienes por ser fin de semana se iban a la madriguera solo para no cocinar.

–¡No hagan nada que yo no haría!–les gritó desde abajo Fred

La pareja rio levemente mientras subían.

–Dime por favor que tú hermano si follaría.–dijo Thomas cuando ya estaban apunto de llegar

Joanne se carcajeó.

–¿Fred? Es lo primero que haría.

Thomas sonrió y la tomó de la cintura una vez estuvieron en la puerta. Ella cerró los ojos al sentir sentir sus caricias, su toque era delicado. Toda una maravilla.

La pelirroja se volteó y rodeó el cuello del pelinegro con sus brazos.

–Ahora sí, Señor Riddle.–dijo ella–A lo que vinimos.

Thomas alzó una ceja.

–¿Solo vinimos a eso?

–Claramente no, cielo.–dijo ella–Pero, quiero follar, ahora.

El pelinegro sonrió satisfecho con esas palabras y la tomó de la parte trasera de los muslos para cargarla. Joanne rodeó la espalda del chico con sus piernas y se lanzó a besarlo mientras él avanzaba a la cama. La dejó caer con suavidad y sacó la varita de la parte trasera de su short para separarse de la chica y lanzar un hechizo silenciador junto a uno para bloquear la puerta. Cuando terminó de hacerlo, la miró y atacó sus labios de nuevo.

–Tommy.–jadeó ella durante el beso

Thomas sabía exactamente a qué se refería, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a dejar los labios del otro. Finalmente él lo hizo, y se deshizo de la vieja camiseta que llevaba la pelirroja para dejar besos en su cuello. Bajó las manos a la espalda de la pelirroja y la hizo arquearse, dándole pase libre a deshacerse del sostén que llevaba.

Con esos dos pechos libres frente a su cara no tuvo de otra que ir hacia ellos, realmente le habían encantado desde el primer momento en que los vio. Repasando los chupetones que ya había hecho antes, empezó a estimularla en esa zona, sacándole algunos jadeos a la chica. Joanne aprovechó aquel ángulo para intentar arrancarle esa maldita camiseta de tirantes al pelinegro, y lo logró. Cuando lo hizo, Thomas dejó sus pechos y la miró.

Esa imagen sin duda era algo que Joanne quería conservar en su memoria toda la vida.

Sin camisa, dejando lucir su cuerpo marcado. El cabello despeinado gracias a Joanne y su respiración agitada. Era un maldito dios en todas sus formas.

Thomas sonrió y la llevó hasta el respaldar de la cama, donde ella se sentó y abrió un poco sus piernas dándole acceso al pelinegro de que pudiese acomodarse allí. La besó de nuevo y bajó sus manos hasta el short de la chica, lanzándolo al otro lado de la habitación cuando finalmente la despojó de él.

Joanne sintió como la rodilla de Thomas se acercaba peligrosamente a su intimidad y no pudo reaccionar hasta que la tuvo ya muy cerca. Jadeó de sorpresa en medio del beso cuando sintió aquel primer movimiento y luego se permitió disfrutar de los siguientes. Cada vez los jadeos interrumpían más seguido el beso, y eso le encantaba a Thomas.

Amor Arreglado~Tom Riddle FanFictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora