Capítulo 34.

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Todo es posible.

El fin de semana había llegado, otra vez, luego de una semana bastante ocupada con sus alumnos. Thomas y Joanne estaban cada vez más orgullosos de sus estudiantes, pues todos aprendían bien, incluso ya se defendían, lo cuál levantaba algunas sospechas, pero no demasiadas.

También, los prejuicios entre casas estaban desapareciendo un poco, gracias a que el profesor más amado por todas las chicas era un Slytherin y la profesora más amada (por todos) una Gryffindor, y ambos eran pareja. Ya era algo común ver a serpientes hablando con leones y con las demás casas, eso era lindo. Incluso, Joanne se había percatado que cierta serpiente de dieciséis años, quien era nadie más y nadie menos que la hermanita de su prometido, andaba muy cerca de un león de diecisiete, mismo que le llevó chocolates cuando estaba en la enfermería. Le causaba curiosidad y estaba dudando en preguntarle a su cuñada de que se trataba, pero debía asegurarse que su futuro marido y su otro cuñado no estuviesen cerca. Sabía que preguntarle a Lara sobre Neville iba a ser algo difícil, pues ese fin de semana irían a la Mansión Riddle y Thomas no solía despegarse de ella nunca, lo cual amaba, pero en esa ocasión no lo deseaba tanto, era mejor saber el chisme.

Larissa los recibió en la Mansión Riddle con una gran sonrisa y un gran abrazo. Según ella, solo estaría ahí los mismos días que ellos y luego se iría, de nuevo.

–Cissa vendrá en unos minutos, cielo.–le dijo a Draco, quien solo asintió con una sonrisa–Apenas venga, subiremos un momento a hablar de la boda, hay algunas cosas que quiero decirles.–les dijo a Thomas y a ella

–De hecho, nosotros también queríamos decir algo.–dijo Joanne amablemente

Larissa la miró y asintió de igual manera.

–Hablaremos hasta que Cissa y Via vengan, por ahora vayan a descansar y a cambiarse. Yo los llamaré para cenar.

–¿¡Cocinarás tú!?–preguntaron sus tres hijos al unísono

La mujer soltó una risa al ver los ojitos brillosos de los tres y afirmó que sí.

–¿Puedo ayudar?–le preguntó Joanne con una sonrisa

Larissa sonrió enormemente.

–¡Claro!–chilló–Ve a cambiarte, cielo y baja.

Joanne asintió y luego subieron todos a las habitaciones.

Al llegar a la habitación, Thomas se acostó en la cama y cerró sus ojos unos segundos. Los abrió de repente cuando sintió un peso de golpe en su estómago y luego escuchó risas, sin embargo, el no podía reírse, Joanne lo había dejado sin aire.

–Lo siento, guapo.–dijo ella entre risas, sentándose a horcajadas sobre sus caderas para liberar su pecho y estómago y que pudiese recuperar el aire.

–Eres una brusca.–se quejó él cuando finalmente tuvo aire

Joanne rio levemente, tomó el rostro del pelinegro entre sus manos y se acercó a besarlo.

–Perdón.–lo besó de nuevo

–No basta, pídeme perdón otra vez.–bromeó el pelinegro y ella lo besó–Otra vez.

Joanne rio antes de besarlo de nuevo.

–Te voy a cobrar.

–Eso no es justo, yo a tí todo te lo doy gratis.–dijo él arrugando el entrecejo en una falsa molestia

–Si te doy muchos besos ya no tendrán el mismo efecto.–se justificó ella

–Tus malditos besos siempre tendrán el mismo efecto.–dijo él sentándose para tomar el rostro de la pelirroja y besarla

Amor Arreglado~Tom Riddle FanFictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora