Capítulo 5

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Me tiré a la cama y comencé a sollozar más fuerte. Me había arruinado la vida. Veintiún y embarazada. Mi vida trazada.

—Lo siento tanto.— murmuró Madelin abrazándome.— Verás que todo saldrá bien, ¿sí? No te atormentes.

—¡Sabes que no es así Madelin!— espete.— Conoces mi pensar. Ni siquiera voy a mitad de mi carrera. Estos no son mis planes. Mis papás me van a matar. Me he arruinado la vida sin querer. Todo por tu insistencia de ir a esa maldita fiesta.

Negué con la cabeza.

—Nada de esto hubiera pasado si me hubieras dejado desde un principio en paz con mis series y mi comida. Es tu culpa Madelin.— la acusé mientras me aferraba a ella.

Sabía que no estaba bien acusar. Pero las dos llevábamos culpa. Ella por insistir tanto y yo por no saber medirme.

Estaba pasando por un momento de desesperación.

—Lo lamento Madison.— comenzó a disculparse repetitivamente mientras me abrazaba más fuerte aún.

—No es el fin de todo. Míralo con otros ojos. Creo que si hablas las cosas bien, tal vez tus padres te entiendan.

Sí claro. Estaba totalmente jodida.

—Y bueno, si no lo hacen, ten por seguro que no estarás sola. Nos tienes a Jake a mí. No estarás sola en esto.

Mi corazón se encogió al escuchar aquellas palabras.

Ni los tres juntos podríamos costear la manutención de un bebé. Es demasiado.

—No sé qué haría sin ti teñida.

—Por esta vez te la paso.— soltó una pequeña carcajada.— Para eso estamos las hermanas, para apoyarnos incondicionalmente. Vamos, fuerzas. Todo saldrá bien, ya verás.— asentí, aunque en el fondo sabía que no estaba segura de ello.

Duramos unos minutos más abrazadas en los que me quede totalmente sumergida en mis pensamientos. Pensaba en lo que podría ser mi vida en estos nueves meses. En todo lo que podría ocurrir y en lo que no.

El pensamiento llego por si solo. El papá.

—¿Va a crecer sin su papá?

Ni siquiera le conocía el rostro.

Ella se quedó en silencio unos segundos.

—No voy a mentir Madison.— comenzó a decir.— Que crezca sin su papá es algo casi seguro. Digo, fue algo de una sola noche y ni siquiera le viste la cara. No sabes su nombre, no sabes nada sobre él, por lo que creo que encontrarle será algo totalmente imposible.

Lo que está hecho, está hecho.

Tenía que intentarlo.

—No crecerá sin papá.— hable segura.

A pesar de todos los inconvenientes que he tenido con mi papá a lo largo de mi vida por su misma forma de ser y criar. Sé lo lindo que se siente tenerlo a él y su amor. Es algo que cualquier ser humano quiere tener.

—¿Cómo pretendes hacer eso?

Madelin me miraba confundida.

Es una locura.

—No lo sé.

Admití sincera.

Por algo se comienza.

No quería privarlo de ese vínculo por mi egoísmo.

—Eres demasiado terca. Ni me molestare.

Soltó un suspiro y tomo su celular para seguido comenzar a teclear en el.

—Descríbeme lo poco que viste de su físico.

A mi mente llegaron aquellos ojos color miel. Todos aquellos tatuajes.

—Sus ojos eran color miel. Su pelo podría decir que era rubio, no tan largo. Muchos tatuajes alrededor de sus brazos.

Ella asintió.

—¿Ningún tatuaje en especial?— asentí rápidamente.

—Los de su cuello.— hable segura.— En la parte posterior tenía dos grandes alas con unas palabras en árabes, las cuales significan volar. Y en la parte derecha otro con las palabras Patience.

—Perfecto. Con suerte esta poca información tal vez funcione. El mundo está avanzado.

—Eso espero.

Suspire pesadamente.

—¡Créeme! Unos chicos informáticos por ahí me deben unos cuantos favores, es hora de que los cobre.

—¡Oh vamos Madelin! ¿No puedes guardarte esos comentarios una vez?— me queje y ella soltó una carcajada.

—Lo superaremos juntas, ya verás.

(*)

—Te sugiero que llames a Jake ahora antes de que se haga más tarde y se vaya a hacer una de las suyas.— me dijo Madelin mientras se metía unas papas fritas a la boca.

—¿De las suyas?— pregunte confundida.

—Como que no conoces a Jake alías cerdo.

—Ustedes se parecen más de lo que piensan.

—¡Oye! ¡Me ofendes!— tome mi celular y marque el número de Jake.

—¿Jake?— hable cuando contestaron.

—Pequeña, estaba por llamarte. ¿Cómo sigues?

—Estoy mejor, gracias por preguntar.

—Y dígame preciosa dama. ¿A qué se debe el honor de su llamada?— dijo con un poco de humor en su voz.

Solté una pequeña carcajada.

—Bueno pues resulta que necesito un pequeño favorcito tuyo, hermanito hermoso.

—¿Hermanito hermoso? Parece que es algo grande.

—Digamos que sí.

—Que conste que esta vez no golpeare a nadie por ustedes. La última vez me he metido en un gran lío

—¿Qué?— pregunte confundida.

¿De qué hablaba?

—¡Madelin! ¡Siempre lo hace! ¡Ya me escuchara esa arpía!

—¿De qué me he perdido?

Soltó un suspiro.

—Ya te contare después. ¿Qué querías pequeña?

—¿Puedes acompañarme mañana al médico?

Madelin mañana tenía un examen de química y no quería ir sola.

—¿Qué hiciste ahora Madison?— acusó y solté una risita nerviosa.— Me extraña que tu mamá no te quiera acompañar. Más si se trata de ti.

—¿Por qué siempre piensas que hago algo?

—Vamos. Soy Jake.

—No lo discutiré. Te explico mañana. ¿Sí? ¿Lo harás?

—Eres mi debilidad, lo sabes. ¿A qué hora paso por ti?— una sonrisa apareció en mi rostro, era de esperar.

Mi relación con Jake siempre había sido muy cercana, él era el hermano que siempre quise. Me apoyaba en todo y siempre estaba ahí para mi sin esperar nada a cambio.

—La misma hora de la universidad, a las ocho.

—Bueno pequeña, nos hablamos luego.

—Te quiero, cuídate.

—Yo más.— y con eso colgué.

Mañana iba a ser un día largo y pesado. Lo podía sentir.

Pregnant ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora