Capítulo 42

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Una sola pregunta rondaba por mi cabeza. ¿A caso esto finalmente terminaba aquí?

Suspire y me pare de la cama para buscar mi ropa y colocármela.

—¿A dónde vas?— preguntó Justin. Podía sentir su respiración en mi nuca.

—Me visto para irme. ¿Qué no es obvio? Tú mismo lo dijiste, solo una noche, eso mismo te di. Ahora cada quien por su camino.— murmure colocándome los zapatos.

Él solamente se quedo en silencio. Respire hondo tratando de que el nudo que comenzaba a formarse en mi garganta desapareciera.

—Tienes razón.— soltó fríamente.— Eso fuiste, una noche, otra más.— esta vez fui yo quien se quedo en silencio mirándolo fijamente.— ¿Qué? ¿Pensabas que algo más iba a ocurrir aquí? Por Dios niña, no seas tan ingenua. Todo lo dije fue para llevarte hasta aquí, y adivina, lo logré, así que cuando salgas cierra la puerta. Fue un placer.

Sus palabras me destruyeron por completo. ¿Cómo era qué podía decir todo eso así sin más? ¿Todas sus palabras fueron puras mentiras? ¿Por qué jugaba conmigo de esta forma? Esas y más preguntas pasaban por mi cabeza. Sin duda era la estúpida más grande que podía existir en todo el planeta tierra. ¿A caso él no había sentido algo?

Mi corazón se había encogido al escuchar aquellas crudas palabras. Mentía si decía que no tenía la más mínima esperanza de que él dijera que todo fue un truco, que realmente me quería, que solo estaba cegado. Pero aquí entre nosotros sabemos más que bien que eso es algo imposible, algo que solo pasa en cuentos felices y películas ficticias. Había caído y dolía jodidamente mal. Me había enamorado de alguien que carecía de sentimientos, de un hombre impulsivo, egoísta, frío y calculador. Me había enamorado de Justin Bieber y ya no tenía escapatoria alguna. Tenía que haberme alejado cuando pude, maldición. Me sentía tan estúpida, desde un principio lo supe. Sabía que la única que iba a salir lastimada era yo, pero aun así me arriesgue y miren ahora como termine. Sufriendo por un imbécil.

Trague fuertemente y sentí como mis ojos se empañaban de lágrimas.

—Que le vaya bien señor Bieber.— fue lo único que salió de mi boca, seguido literalmente corrí hacia afuera.

Comencé a caminar por el pasillo y las lágrimas no tardaron en bajar. Llegue al final de la escalera y allí estaba Chaz con una expresión neutra en su rostro que cambio rápidamente al verme. Todo era una mierda, lo iba a lastimar.

—¿Madison que ocurrió?— preguntó preocupado viendo las lágrimas que salían de mis ojos. Respire hondo y trate de controlarlas.— ¿Estás bien?— abrí mis brazos y lo abrace fuertemente. Era justo lo que necesitaba en estos momentos. El gustoso respondió mi abrazo.— Vamos cariño responde. ¿Qué anda mal?— dejo un suave beso en mi rubia cabellera.

—Solamente quiero salir de aquí.— dije entre hipidos.

—Pero es tu fiesta amor, no has disfrutado nada. ¿En serio quieres irte?— asentí rápidamente. No aguantaría ni un minuto más aquí.

—Por favor.— suplique y el asintió.

Abrió la puerta de su casa y me dejo pasar. Realmente no me sorprendió, era la típica casa de alguien adinerado. Era inmensa. No entendía cómo se las hacía para vivir aquí solo, yo sinceramente no podría.

—Siéntete como en casa.— me dijo mientras dejaba su chaqueta en la mesa. Asentí y me senté en uno de los muebles cafés que estaban en el medio de la sala. Me quite los zapatos y me recosté allí.— ¿Quieres algo de beber?— negué y fije mi mirada en el techo.— Creo que tenemos que hablar.

¿Se supone que debía decirle? Quería, pero no, lo iba a lastimar y él realmente no merecía eso.

—Chaz yo...— comencé a decir, pero él me interrumpió.

—Lo sé Madison.— soltó.

¿Qué? Lo miré confundido y me reincorporé en el mueble.

Él se sentó a mi lado y tomo mis manos.

—¿Qué?— pregunte confundida.

—Los vi Madison, no es necesario que me lo digas. Realmente no me gustaría escucharlo de tu boca.— admitió y negué aún confundida.

—¿Cómo?— susurre sin entender.

—Después que te fuiste a tomar agua, fui por ti, pero no te encontré. Les pregunte a tus amigos y me dijeron que habías subido. Subí y comencé a buscarte por todas las habitaciones. Me detuve en la de Justin al escuchar unos claros gemidos, le iba a dar una buena reprendida a los que estuvieran allí, pero para mi sorpresa eran ustedes. Abrí la puerta, pero estaban tan ocupados que ni se percataron de mi presencia.

Confirmado, era la persona más estúpida de todo el planeta tierra.

—Lo lamento tanto Chaz.— mordí mi labio inferior levemente conteniendo las lágrimas que querían salir.— Sé que esto que no repara nada, pero no sé qué más decir. Tú no mereces nada de esto, mereces algo mejor.

El bajo la mirada y negó.

—Está bien Madison, estuve claro desde un principio cuales podrían ser las consecuencias de esto y aun así decidí tomar el riesgo.

—Eso no justifica mis actos Chaz. Entiendo si no quieres volver a verme...— él rápidamente me interrumpió.

—No es eso Madison. Te dije que lo íbamos a intentar y así será si aún lo quieres. Tú estás confundida. Yo te puedo dar una segunda oportunidad. No te lo niego, realmente me duele, pero podemos intentarlo otra vez.

No podía creer que él hablaba en serio.

—¿Hablas en serio Chaz?

Sin duda yo no merecía a alguien como Chaz después de esto.

—Sí, solo estás confundida. Tal vez piensas que te gusta Justin cuando de seguro solo te aferras a esa idea inconscientemente por la idea de que tu hijo nazca sin su papá biológico. Todos merecemos una segunda oportunidad, todos cometemos errores.

Pero el detalle era que era él realmente no sabía que estaba jodida. Estaba enamorada de aquella víbora y que a pesar de todo, para mí eso no se sintió como un error. Fue más que eso, lo pude sentir.

—Te fui infiel. ¿Por qué lo haces?— él soltó suspiro.

—Madison creí que había sido claro respecto a esto. Te quiero demasiado, soy capaz de lo que sea por ti.

—Chaz...

—No, déjame terminar. Me tienes loco Madison y no lo sé, nunca me había sentido de esa forma con alguien. Tú haces que mi mundo se revuelva con tan solo verte y no quiero perderte. No creo poder soportar esa idea. Así que te ofrezco otra oportunidad, depende de ti aceptarla.

¿Qué se suponía que debía de hacer?

—Yo...— me quede en silencio tratando de pensar, pero eso me era imposible.

—¿Tú?— en su voz se podía escuchar esperanza.

Vamos Madison, si no aceptas lo lastimaras. Otra vez.

—Acepto.— susurre mas por lástima que por otra cosa. Sabía que estaba mal, pero él no merecía más sufrimiento por mi culpa. El sonrió y me abrazo fuertemente.

—Solo algo...— se separó de mí.

—¿Qué?

—Te vendrás a vivir conmigo, esto va de en serio otra vez. No creo que viéndolo todos los días ayude en mucho.

Tenía razón, la mayoría de veces siempre la tenía.

Asentí sin muchos ánimos, ya había sido suficiente por hoy.

—Te amo Madison.— susurró y dejo un beso en mi frente.

Ojalá pudiera decir lo mismo.

Pregnant ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora