Pregnant ➳ j.b

Capítulo 26

Ya habíamos dejado a los niños en su colegio por lo que caminamos hacía mi universidad que estaba a unas cuantas cuadras de allí. Una vez que entramos todas las miradas se posaron en nosotros, más bien en Justin y como no, Justin era un tipo guapísimo. La mayoría de las chicas literalmente se lo comían con la mirada, cosa que por algún motivo me molesto.

¿El por qué? No lo sabía.

Una vez dentro de la oficina fuimos hacia donde estaba la secretaría, Emely.

—Buenos días, vengo hablar con el director.— dijo Justin.

—Lo siento, pero el director no...— se quedó en silencio cuando subió la mirada y vio a Justin.— Digo, si, solo deje ver si está ocupado y le paso con él.— le regalo una sonrisa y Justin asintió. ¿Esto era en serio? Emely tomo el teléfono y llamo al director.— Don Alberto, aquí hay un señor el cual quiere hablar con usted. ¿Es posible? Bien. ¿Cómo te llamas?— le preguntó a Justin.

—Justin, Justin Bieber.

—Justin Bieber. ¿Para qué vienes?

—Necesito hablar con él, es sobre la señorita Madison Brooks.

—Viene por Madison Brooks. Está bien, ya le digo.— y colgó.— Puedes pasar guapo.— señalo una puerta de madera. Alce una de mis cejas sorprendida. Que descaro de hablarle con tanta confianza— Es esa oficina de allí.

—Gracias. Y tú no te muevas de aquí, ya vengo.— me advirtió Justin y asentí mientras veía como el caminaba hacia la oficina del director.

—Por los mismos dioses, tremendo hombre este.— murmuró Emely.— ¿Son familia?— me preguntó curiosa. Negué.— ¿Entonces? ¿Cómo te has sacado la lotería?

—Es amigo de mi padre. Creo.— murmure lo último.

—Yo con un bombón así, créeme que sería la mujer más feliz de la bolita del mundo.— la mire raro y me fui a sentar en una de las sillas.

Escuchar todas esas barbaridades con Justin en una misma oración no me ponía de buen humor que digamos.

Quince minutos después Justin salió de la oficina.

—Finalmente.— murmure. Ya estaba cansada de escuchar todo ese parloteo de Emely.

—Vámonos.— tomo mi mano para comenzar caminar hacía la puerta. No me rehusé y me deje guiar.

—¡Vuelva pronto!— se escuchó el grito de Emely. ¿Tan necesitada estaba la mujer está?

—Mira que ya he perdido mucho tiempo en estas cosas, solo espero que no se repita...

—¿Qué hablaron?— pregunte curiosa ignorando su comentario anterior.

—Vas a terminar el semestre. Ya he saldado tu deuda. Y creo que tendré que pagar un profesor particular.

Mis ojos casi se salieron de órbita.

—¿Qué?

—El director dijo que podías asistir durante los primeros meses del embarazo, pero después cuando se haga más notorio lamentablemente no podrá aceptar tu entrada, ya que según él, eso es un mal ejemplo para otras compañeras y las desubica.— explicó.

Vaya. Como si estuviéramos en la secundaria.

—Veintiún y embarazada...— dije más para mí que para él un tanto decepcionada. No podría llevar una vida como quería y todo gracias a esto.

—Igual no le tomes mucha importancia, te pagare un profesor particular, no tendrás que asistir más si no quieres, no es necesario.

Lo pensaba y a veces me arrepentía de todo esto, yo quería llevar una vida como para según yo fuera normal, una vida de esas en la que solo te quejas porque no quieres levantarte temprano, pero bueno, lo hecho ya está hecho, no queda más que asumirlo.